Con empeño, desconocimiento o simple falta de ignorancia puede dejarse mate hasta lo más brillante. Lo brillante es la apertura de la temporada en el Teatro Cuyás de Las Palmas y lo mate el régimen que nos toca soportar en esta tierra. Dos damas del teatro como Nuria Espert y Amparo Rivelles en un magnífico mano a mano en La brisa de la vida. El jueves, un día antes de abrir las puertas al público mortal, por rigurosa invitación se ofreció la primera representación de la obra en el teatro de la capital grancanaria. No faltaba nadie. Bueno, no queremos mentirles. Por faltar, faltaba Gonzalo Angulo, tachado de la lista con trazo grueso y no rojo. Buen criterio el seguido, si tenemos en cuenta que fue bajo su gestión, con todas las hinchazones presupuestarias que fueron menester, que de eso sabe un rato el rey de los mares, cuando se puso en pie el actual teatro, hace algo más de cuatro años. Hay más.