Los que pudieron conocer este martes en la Cotmac lo que dice ese informe de Agricultura sobre el nuevo Plan General de Ordenación de La Laguna se echaban las manos a la cabeza. Pocas veces se ha escrito un dictamen tan catastrófico que concluye informando desfavorablemente su aprobación por no adaptarse a la legislación vigente y “por generar problemas que afectarían a la actividad agropecuaria en el municipio de San Cristóbal de La Laguna”. Según los cálculos que han hecho los técnicos de la consejería, el Plan General destruiría en su actual redacción casi el 35% del suelo agrícola útil, ese que es considerado como intocable esté o no esté en producción por una simple razón de supervivencia. A lo largo de 23 páginas, el informe explica que el planeamiento que pretende sacar adelante el Ayuntamiento, gobernado por CC y el PSOE, deja sin protección 1.051 hectáreas de superficie agraria útil, procedentes de declarar urbanas 206 hectáreas de suelo agrícola, de declarar otras 341 urbanizables, y de dejar más de 504 fuera de cualquier rango de protección. Para colmo, los datos que se van conociendo de presunta participación ciudadana en la elaboración del nuevo PGO dejan en evidencia a las autoridades que lo ponían como ejemplo. Sólo cuatro personas votaron a favor del sistema viario que se pretende implantar en Geneto, donde a las dos carreteras existentes (San Bartolomé y San Miguel de Geneto) se piensan añadir otras cuatro. Una fórmula muy consumista del entorno en Bajamar, votada en contra por el 97% de los vecinos, es adoptada por los redactores del plan alegando “idoneidad urbanística”. Tan apoteósico ejemplo lagunero condujo a su concejal de Urbanismo, Juan Manuel Bethencourt, a acudir a Colombia a participar en un congreso ante cuyos asistentes explicó el proceso participativo que conoció ya muy avanzado y que ahora se le viene encima al Ayuntamiento. Sin embargo, nadie podrá explicar nunca en ningún foro cómo es que se consigue la censura informativa sobre el asunto en una isla que ya había superado con nota aquellos pasados de la oligarquía del silencio. Y menos, siendo concejal de Urbanismo un magnífico periodista.