Tenemos que reconocer que Angulo da mucho juego, pero no sabemos si tanto como para ser objeto de una campaña mediática del tipo de la que él cree ser blanco. Cada cual debe creerse lo que tenga a su alcance, por supuesto. El caso es que Angulo es presa de sus propias actuaciones, lo que nos retrotrae, por ejemplo, al histórico 21 de junio pasado, a eso del mediodía, cuando todavía el consejero de Deportes no había terminado de componer el nuevo consejo de administración y recibía un mensaje de García Navarro. El ex presidente quería estar, o en el peor de los casos, tener garantías suficientes de que se iban a respetar esos derechos históricos de los que habla. Angulo lo llamó y le dijo que no podía ser, que tenía “mala imagen” y que, a cambio, le proponía que fuera su hijo el que accediera al consejo. La respuesta de Manuel Simplicio fue bastante gráfica y nos la ahorramos. Ya puestos a hablar de mala imagen, dicen que dijo, qué tal la de Gonzalo Angulo. Por no hablar de la que están dando algunos de los nuevos regidores amarillos.