Ya les hemos adelantado aquí que al panal de rica miel que suponen las indemnizaciones por el accidente aéreo acuden las primeras moscas. Nada que objetar a que el personal se mueva por los estímulos que desee. Lo que empieza a resultar penoso es que los padres biológicos hasta ahora ajenos a sus hijos y, por supuesto, a su ex, peguen unos codazos tan descarados como inhumanos. Uno de esos aprovechados de última hora se ha permitido incluso amenazar a quienes han osado pararle las patas. “Usted no sabe con quien se ha metido”, dijo a un familiar dolido y cabreado el amigo de un deudo de San Mateo metido ahora a cobrador furioso de indemnizaciones familiares. La cosa puede acabar en los tribunales porque, de nada que pase el dolor más intenso, los verdaderos familiares tratarán de espantar a las golosas moscas del panal.