El juicio tuvo sus coñas, además de las aportadas tan inesperadamente por el fiscal. Por ejemplo, falló el sistema de grabación en DVD, lo que imposibilitaba poder retratar un acta del modo más fiel a lo que había ocurrido en la vista. Hubo un receso en el que la Sala y los abogados trataron de ponerse de acuerdo, hasta que se celebró una sesión, a caballo entre la suspensión y la repetición, que deparó algunas cosas curiosas. Por ejemplo, fue muy llamativo contemplar a una magistrada hecha y derecha haciendo señas a uno de los testigos del demandado para que, en lugar de echar el tres de bastos, echara la perica, de modo que pudiera reservarse mejores cartas para la siguiente mano. Ya se sabe que en el envite hasta el final hay señas.