Efectivamente, al discreto almuerzo de los adelantados acudió lo mejor de cada casa, empezando por el secretario general del PSOE de Tenerife, José Miguel Rodríguez Fraga, ya autoamortizado. Su influencia puede considerarse prácticamente nula si se tiene en cuenta que ya hace seis meses que anunció que no se presentaría a la reelección, ni falta que le importa, que se dice ahora. Fue una de las sonadas ausencias registradas en la última reunión de la Comisión Ejecutiva Regional, donde faltaron desde Jerónimo Saavedra a Blas Trujillo, pasando por Juan Carlos Alemán y todos a los que en estos momentos se les relaciona con un movimiento opositor a Juan Fernando López Aguilar. Alegaron que estaban de vacaciones, cosa verede, pero incompatible con lo demás. El caso de Rodríguez Fraga, dicho sea sin desprecio alguno, no tiene parangón porque, además de incoloro e insípido, sus presencias en la Ejecutiva Regional se cuentan con una sola mano. La última a la que acudió fue aquella en la que se debatió, ya a toro pasado, el pacto por el que resultó elegido vicepresidente de CajaCanarias. Y olé.