El periodista, antaño una de las voces más conocidas de la radio tinerfeña, es probablemente de esos que arrastra la presión de cada día en su ejercicio de la profesión. Sin embargo, de esos que también ha tenido que callar por las odiosas instrucciones de políticos y abusos del poder ático, habituales en la prensa de la isla picuda. Hace un par de años le hincó el diente a la sección de información municipal de Santa Cruz de Tenerife, hasta que fue desterrado por Don Pepito a la sección de Sucesos después de liderar durante un buen tiempo todo el escándalo en ciernes que ha acabado, por obra y gracia de la fiscal María Farnés Martínez, en la querella que instruye Instrucción 1. Aún así, Martín se curró los sucesos, de Anaga hasta Los Gigantes. Móvil en mano mañana, tarde y noche, el periodista se movía a sus anchas en busca de esa otra información que las grandes líneas editoriales rechazan. Suerte al periodista libre y censurado. Pero nos hacemos una pregunta. ¿Su silencio tendrá límite? Porque nos dicen quienes bien lo conocen en Tenerife que Óscar Martín vale más por lo que calla que por lo cuenta...