No vayan a creer que el alcalde de Santa Cruz sólo compartió mesa y mantel con la flor y nata chicharrera, con periodistas, médicos y otras gentes de buen yantar y mejor libar. También tuvo sus raptos de populismo, uno de ellos el día 5 de noviembre de 2008, cuando invitó a cenar a la junta directiva del barrio de María Jiménez, un núcleo de pescadores en Anaga bastante dejado de la mano de Dios y abandonado por el Ayuntamiento. A aquella cena acudieron nueve personas, según la factura, que se elevó a 549,41 euros, y sirvió para que los presentes degustaran el tren de vida que llevaba su alcalde. Se celebró el agasajo vecinal en El Coto de Antonio, uno de los más selectos restaurantes de la ciudad, cuyos camareros sirvieron a los invitados cuatro wiskies Etiqueta Negra, dos botellas de Cráter barrica, dos Contiempo, cinco licores y varias cañas. El resto hasta 549 euros fueron exquisitos manjares profusamente celebrados por los presentes.