Hay cosas del decálogo de Rajoy para la reforma de las administraciones que no nos atrevemos a explicarles en profundidad porque escapan a nuestras vulgares entendederas. Por ejemplo, cuando dice que establecerá por ley “una cartera de servicios públicos básicos comunes para todos los ciudadanos, cartera que incluirá la educación, la sanidad y los servicios sociales”, no explica exactamente a qué se refiere con cartera, si es una alegoría a un mega departamento ministerial o si directamente la cosa va de billetera, de privatizar los servicios esenciales que serán “básicos” y “comunes”, pero no se sabe si gratuitos porque sencillamente no se indica. En fin. Más enigmático es el anuncio de que se va a coordinar con las comunidades autónomas para crear “un sistema de reconocimiento mutuo de autorizaciones y de licencias para que los emprendedores tengan todas las facilidades y aprovechen todas sus oportunidades”. Emprendedores (ahí cabe todo el que tenga una idea y la quiera poner en marcha, desde un molino eólico hasta un hotel en la costa) “facilidades”, “autorizaciones” y “licencias”. Y “oportunidades”. Unan a eso que se propone simplificar la creación de empresas para que puedan crearse en 24 horas, lo que supone eliminar burocracia, sin duda, y también controles previos. ¿No se les ponen los pelos de punta?