Hay que recordar, ahora que Soria se siente “cazado”, que antes fueron víctimas de su “cacería” personal gentes tan dispares como los jovenes Cardona, Larry, Gago o Montesdeoca, veteranos conmo Guigou, Nardy Barrios, Alejandro Díaz (Lanzarote) y el Marqués (Fuerteventura)... Son tantos y de tantos colores los cazados por Soria -conocidos e ignorados- que ahora que sus cañas se tornan lanzas reclama compasión, misericordia, caridad... Lo de menos es que haya querido multar, inhabilitar, encarcelar a los periodistas como Carlos Sosa que simplemente osaron contar lo que otros por temor o privilegio silenciaban. Tampoco que haya querido amordazar a los medios que como CANARIAS AHORA le eran críticos a sus desmanes. No queremos ponernos más medallas que las de la búsqueda de la verdad, con todas sus dificultades, incomprensiones y errores que hayamos podido cometer. El problema de Soria es que ha sido tan prepotente, arrogante, osado y altanero que se cegó con su poder omnímodo y creyó que todo se podía comprar, silenciar o amenazar.