La muestra más representativa de esa mezcla entre la política y la empresa la encontramos en los viajes a lo largo y ancho de este mundo, que dirían Locomotoro y el Capitán Tan, entrañables personajes de TVE cuya popularidad ha quedado eclipsada por la de Urdaci. Pues bien, hemos tenido en las últimas calendas, memorables viajes al extranjero, como el realizado por José Carlos Mauricio a Nueva York invitado por los dueños del barranco de Veneguera (Santander-Central-Hispano) para interesarse por la urbanización turística allí pretendida. Mauricio también ha viajado a México lindo, sede de la central de Cemex, propietaria de la cementera de Arguineguín, donde se proyecta una linda urbanización de lujo posterior al traslado de aquella industria a un lugar muy estratégico. También ha viajado Soria, faltaría más. Lo ha hecho, por ejemplo, en jet privado a París para conocer de cerca las bondades del tren ligero y el de alta velocidad, además de otras altas prestaciones (por aquí y por allá). Su especialidad es Alstom, cuyo representante en España es un amigo suyo de él.