Un poco más tarde y en sede jurisdiccional, el fiscal jefe de Canarias, Vicente Garrido, pronunciaba su preceptivo discurso en la apertura del año judicial en las islas. Además de los datos correspondientes a la memoria de actividad de ese órgano, Garrido dedicó la parte final de su discurso a arremeter contra la prensa “sectaria” y “difamatoria” por haber censurado la actuación del Ministerio Fiscal informando “sin rigor, sin coherencia, criticando una cosa y su contraria, confundiendo deliberadamente opinión con información, y sin contrastar las noticias con la propia Fiscalía”. La contundencia del discurso sorprendió a los presentes, que esperaron sólo unos minutos para saber exactamente a qué se refería el fiscal jefe regional con sus palabras. La respuesta llegó enseguida: [Si se hubiera contrastado] “hubiéramos podido explicar sobradamente las diferencias entre los distintos órganos que componen nuestra institución, o las normas sobre abstención de los fiscales -que afirmamos haber respetado en todo momento-, o nuestros criterios de actuación o de no actuación en un asunto determinado, o la simple diferencia entre un delito flagrante y otro que no lo es”. Es decir, que en el Ministerio Fiscal no han gustado nada en absoluto -y de hecho se rechazan por falsas y difamatorias- las duras críticas a la actuación de algunos de sus componentes en la tramitación de diligencias penales en las que se ha visto incursa la esposa del fiscal jefe provincial, Guillermo García-Panasco. Por eso y para para evitar malos entendidos, la Fiscalía Anticorrupción mandó a dos fiscales de Madrid en el último asunto actualmente en instrucción.