Nada como recurrir al manual. Lo hicieron históricamente dictaduras como la argentina, cuando tiró del rancio patriotismo para reclamar las Malvinas y declarar la guerra a la pérfida Albión, de modo que quedara soterrada la gravísima crisis interna, se acallaran las revueltas populares, se olvidaran los horrores del régimen asesino. Sin llegar a tan gruesos califitativos ni a tantas desgracias humanas, el Gobierno de Canarias acaba de encontrar un filón del quince en la cárcel de Juan Grande que le permite enfrentarse al Estado y abrigarse en el sentimiento parcial de rechazo al nuevo e imprescindible recinto. El verdadero motivo no es otro que tapar los escándalos, las vergüenzas, los incumplimientos, la ineptitud...