Canarias sigue sin definir las infraestructuras necesarias para su transición ecológica

Parque eólico terrestre Chimiche II, con una potencia de 18,3 megavatios y ubicado Tenerife.

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Canarias “no ha hecho la tarea y el tiempo apremia”. A la falta de planificación y la escasa voluntad política se unen un complejo entramado legal y un sistema burocrático que ocasionan inseguridad jurídica y hacen dudar sobre la capacidad del Archipiélago para cumplir con los plazos para la descarbonización previstos por Europa. Son algunas de las conclusiones que se pueden extraer de la primera mesa redonda del Ciclo Movilidad, Transporte y Descarbonización, organizado por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, en colaboración con la Fundación Cultural Canaria de Ingeniería y Arquitectura Betancourt y Molina.

Los participantes, Jesús Matilla, ingeniero Industrial especializado en energías renovables y eficiencia energética, Enrique Rodríguez de Azero, presidente de la Asociación Canaria de Energías Renovables (ACER) y Emilio Grande, decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Santa Cruz de Tenerife, coincidieron en este diagnóstico y, además, advirtieron que, sin crear sistemas de almacenamiento, las Islas no se podrán abastecer solo de energías renovables en 2050, tal y como exige la Unión Europea. En el caso de Tenerife aún no hay un proyecto definido.

Cambio de modelo

La transición energética obliga a cambios en la generación, el transporte y el consumo de la energía. Para Jesús Matilla, los ciudadanos deben posicionarse ante “este cambio de modelo, que viene dictado desde organizaciones multinacionales debido al cambio climático” y una posibilidad es sumarse a esa “revolución” con el autoconsumo, que no depende de cuestiones como el gran almacenamiento o la gran generación, explicó.

Sin embargo, admitió que es necesario que “nos pongamos las pilas las administraciones pequeñitas, los ciudadanos y las empresas para lograr ese cambio en la forma de producir la energía”. En el caso de la fotovoltaica, resaltó que “la tecnología está, es competitiva y puede ayudar al gran objetivo de contrarrestar el cambio climático”, aunque no es la solución única, “pero es que ya no habrá soluciones únicas”, porque será “necesaria una mezcla de soluciones para la generación, el almacenamiento y la eficiencia energética”.

Por su parte, Rodríguez de Azero, que calificó el autoconsumo como complementario con otras tecnologías, recordó que “la seguridad del suministro es básica en cualquier sistema eléctrico y que con un sistema descentralizado de autoconsumo no se lograría el nivel de calidad y servicio que requiere nuestra sociedad”. Desde su punto de vista, es necesario un “mix energético con tecnologías varias”, porque “por fin, hay soluciones sobre la mesa que nos pueden llevar a tener un planeta mejor, a ser responsables con el medioambiente, a reducir costes”.

Para el presidente de ACER, la renovable no puede considerarse un gasto, sino una inversión, puesto que, desde que se amortiza, ofrece la energía más barata del mercado. Según afirmó, “la renovable representa una oportunidad; es más que evidente. Canarias parte de una situación muy mala y tiene muchísimo trabajo por hacer, pese a que hemos mejorado mucho en los últimos años”.

De hecho, explicó que, de enero a agosto, el sistema eléctrico canario ha logrado tener de media “un 21% de cobertura de demanda con renovables, pero, si este dato lo llevamos a energía final, incorporando transporte, industria, agricultura y toda la tarta económica, estamos escasamente en un 5%”.

La directiva europea marcaba ya para 2020 un 20% de energía final en España con renovables, para 2030 se está negociando en el entorno del 40% y que en 2050 esté puesta la meta de la descarbonización total de la energía.

De otro lado, Emilio Grande resaltó que “la necesaria transformación de modelo cojea de una pata claramente, porque chocamos con una planificación en infraestructuras que siempre va por detrás de lo que necesita la sociedad”. 

El decano resaltó el constante incumplimiento de todos los documentos de planificación, lo que, según aseguró, “está impidiendo la ejecución, planificación y el desarrollo de las infraestructuras, porque, además, en la administración cada vez hay menos técnicos y se está burocratizando más”. 

En definitiva, se están poniendo “cortapisas al desarrollo” y lo cierto es que “hemos pasado del todo lo planificamos a ir haciendo parches para resolver los problemas”. Por eso defendió que el objetivo de esta transformación es “tener una planificación que esté acorde con lo que se necesita”.

La necesidad del gas

Los tres expertos también coinciden en la necesidad de un combustible de transición. Sobre este asunto, Matilla explicó que “con renovables es imposible a corto plazo satisfacer las necesidades energéticas del Archipiélago, entre otras cosas, porque la mayoría de las renovables no son gestionables”. De hecho, solo una lo es, la energía geotérmica, pero está por desarrollar en Canarias, indicó. Por esta razón, defendió la necesidad de “dar cobertura y seguridad al suministro, al mismo tiempo que se tienen unos objetivos de descarbonización; el gas es la solución menos mala para surcar este tránsito”. Además, señaló que “el gas permitiría una ayuda a la inclusión del hidrógeno”. En su opinión, “no queda más remedio que utilizar el gas como medida transitoria”.

En el mismo sentido se pronunció Rodríguez de Azero, que defendió la implantación del gas “porque los sistemas eléctricos están quemando combustibles fósiles mucho más caros y mucho más contaminantes” y recalcó que “la gente tiene que saber que la manera de descarbonizar la energía final pasa por el gas transitoriamente, porque, hoy por hoy, el hidrógeno es inmaduro”.

Para Emilio Grande, lograr los objetivos tan ambiciosos que se ha marcado la transición energética requiere de un almacenamiento a gran escala en 2030 que, con las tecnologías que hay hoy (léase centrales de bombeo reversibles, hidráulicas, baterías, hidrógeno…) se antoja difícil. “En esa transición es necesario el gas”, admitió.

Asimismo, recordó que en 2024 hay que empezar la desconexión de la generación convencional por imperativo legal y hoy no hay “ninguna alternativa a eso”. Por lo tanto, hay que apostar por soluciones móviles desde buques, y los puertos, el de Santa Cruz y sobre todo el de Granadilla, pueden acoger este tipo de buques, explicó. En conclusión, “hay soluciones viables y son necesarias”, sostuvo.

Además, señaló que, cuando se incrementen las renovables y disminuya la demanda de gas, “estos buques pueden abastecer a otros barcos, que para entonces tendrán que navegar con gas o energías renovables”. En este punto, contó que se da la circunstancia de que “para los cruceros turísticos que atracan en Santa Cruz se trae el gas desde Huelva en gabarras”. En su opinión, la sociedad debe conocer estas “contradicciones” porque se está en “una espiral un tanto absurda”.

Almacenar, imprescindible

El almacenamiento es una de las “asignaturas pendientes”. Para Matilla, está claro que el almacenamiento “es el que va a permitir la fuerte introducción de las energías renovables”. Ya están definidos los tres tipos de almacenamiento energético con que se contará en Canarias: de gran escala, de parque y de autoconsumo, que según detalló este ingeniero, “pueden estar relacionados y verter unos a otros”. También citó la prevista generalización del vehículo eléctrico, “que será también un gran almacenamiento distribuido”. Desde su punto de vista, la cuestión no solo es el modelo de almacenamiento centralizado o uno muy distribuido. Incluso se puede hacer grande, pero distribuido en la isla.

En cuanto al doméstico, apuntó que “ahora mismo hay una barrera económica para la introducción” pero también planes que lo incentivan. De hecho, contó que “esta semana está prevista la publicación de nuevas subvenciones para particulares y empresas”. Además, a los parques de energías renovables se les va a exigir que incluyan almacenamiento asociado.

Tenerife, sin proyecto

Respecto a los proyectos de un gran almacenamiento en Tenerife, Matilla recordó que en este mismo ciclo Red Eléctrica de España dio poca información y manifestó estar dolido porque, ante una decisión tan importante, no haya información, no se cuente con los colegios profesionales, que técnicamente pueden aportar mucho a esa solución, porque conocen los problemas, las afecciones y la idiosincrasia que hay en las posibles ubicaciones.

Sobre esta cuestión, Rodríguez de Azero señaló que no ha habido planificación en el almacenamiento y sí ha habido un incremento de renovables. “Esto está motivando que en Canarias tengamos ya incidencias y vertidos a red, un derroche absoluto”, dijo. Según sus cifras, “en Canarias se ha tirado de enero a agosto de 2021una media del 2%, pero, por ejemplo, en el caso del sistema de Fuerteventura y Lanzarote se supera el 5%.

Sobre la singularidad de estas dos islas, indicó que “ese sistema eléctrico ha incorporado parques eólicos e infraestructuras nuevas y los planes de negocio de estos proyectos renovables se están reduciendo”.

También en Tenerife, los vertidos están en el entorno del 2%. “En definitiva, o buscamos una forma para arreglar el problema de almacenamiento o nadie va a invertir en nueva generación, porque sus planes de negocio no van a salir”, sentenció.

Mantilla apostilló que los vertidos se mantendrán “durante un tiempo”, puesto que llegará un momento en que “no se construirán parques” de renovables, porque “nadie se va a meter a hacer algo que no le es rentable económicamente”.

Rodríguez de Azero aclaró que la administración está incentivando a los promotores para que inviertan en almacenamiento en sus propios parques y Red Eléctrica está estudiando en Tenerife alguna solución para incorporar hidrobombeo. Sin embargo, resaltó que, si se tienen en cuenta los problemas de tramitación y burocracia, no llegará antes de 15 o 20 años. “Ya sabemos lo que ha tardado el proyecto de Chira-Soria en Gran Canaria y lo que ha tardado la segunda línea eléctrica en Fuerteventura, que lleva 20 años de tramitación”, alegó. “Algo hay que hacer antes, unas centrales más pequeñas podría ser una solución muy interesante para dar estabilidad a la red o las baterías, que tendrían que estar ya”, dijo.

Además, defendió que soluciones tecnológicas como los volantes de inercia, los ultracondensadores o la pila de combustible y todo lo que se pueda incorporar es “urgente” porque “la situación se puede poner muy complicada en los próximos años”.

Para Emilio Grande, es cierto que un proyecto de un bombeo reversible o cualquier almacenamiento que tenga cierta repercusión en el territorio lleva un periodo de maduración y tramitación importantes. “Estamos hablando de más de ocho años sin contar el periodo de ejecución, por lo tanto, llegaremos a 2030 y no vamos a cumplir”, explicó.

Sin embargo, defendió que en Tenerife podría ser necesario un proyecto de almacenamiento a gran escala “para acortar los tiempos”, buscando una solución consensuada entre todas las administraciones y la sociedad, porque “si ya cuesta sacar adelante uno, sacar varios va a ser muy difícil”.

El decano apuntó que “se está hablando mucho de los barrancos de Güímar, que tienen un problema ambiental por las extracciones de áridos y puede significar una oportunidad para la regeneración de esa zona, cercana a las redes de distribución, pero tiene el problema judicial que está frenando cualquier proyecto”.

En su opinión, “lo más grave de todo es que no hay proyecto y no hay empuje político para resolver este entuerto” porque se están “perdiendo las armas” para la transición energética“. 

A este respecto, se sumó al comentario de Matilla sobre la escasa concreción de Red Eléctrica de España sobre el proyecto para el gran almacenamiento energético de Tenerife y también resaltó la afirmación de REE de que “hay que duplicar la generación de renovables para cubrir la demanda y alcanzar los objetivos”. Sobre este asunto, preguntó qué va a pasar hasta que no se tenga el almacenamiento: “¿Tendremos un vertido continuo?”, cuestionó.

El autoconsumo y la batería

En relación con la generalización del autoconsumo, Matilla aseguró que la fotovoltaica, la más utilizada, es una tecnología muy contrastada y fiable, que, obviamente, requiere un mantenimiento. “Se trata de una ayuda, que puede ser muy grande porque puede reducir la factura eléctrica entre un 30 y un 40%”, pero aclaró que, aunque hay casos, no está generalizada la desconexión total de la red, “porque siempre da seguridad”.

Para Rodríguez de Azero, la batería química acumula un descenso en sus precios “espectacular”, muy similar al visto con la fotovoltaica, de una reducción en el coste del 89% en pocos años. “Incorporada, tanto a fotovoltaica como a eólica, les permite competir” con la convencional y con todo. Para este empresario, “eso demuestra que las baterías en nuestras viviendas van a ser factible” y recalcó que, de nuevo, “lo que falta son las leyes y las regulaciones, que están yendo por detrás”.

En relación con el autoconsumo, Grande apuntó que el consumo doméstico es “el 30% del problema”, y la mayor parte de este viene más por el transporte, aunque admitió que el desarrollo de estas tecnologías permitiría ser “más autosuficientes”.

La burocracia, un obstáculo

La tramitación de cualquier proyecto es otro de los obstáculos. En el caso de las energías renovables, Matilla afirmó que este problema no está solucionado, aunque se ha avanzado mucho. Este experto señaló que en la administración local hay problemas a la hora de solicitar licencias, porque existe una gran cantidad de normas y los ayuntamientos están dotados con escaso personal, que no está formado ni actualizado. “Habrá que ayudar a los técnicos y nos tendremos que sentar todos para poder tomar decisiones más ágiles”, dijo, para lo que ofreció la ayuda de los colegios profesionales.

También afirmó que el Gobierno de Canarias, concretamente la Consejería de Industria, “está desbordada” y “falta muchísimo personal sobre todo en la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

En relación con la normativa, abogó por reglar más los plazos, “porque muchas veces no se están cumpliendo al no estar claro un periodo temporal concreto”.

Rodríguez de Azero corroboró que la tramitación ha mejorado mucho y se han conseguido cosas como que la licencia de obras en determinados municipios no sea necesaria en la tramitación de un autoconsumo, pero algunas administraciones locales no se atreven a dar el paso. “Nos gustaría usar a la Federación de Municipios como canal y que allí todos decidan, unificar criterios, pero lamentablemente eso no ha sido posible”, aclaró.

Respecto a su experiencia sobre proyectos tanto eólicos como fotovoltaicos, señaló que “la Administración ha tenido un problema gordo de personal”. En definitiva, pidió que las administraciones y, especialmente, los dirigentes, busquen soluciones, “sin peleas” entre cabildo y el Gobiernos.

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