Vivir con el clima del Sáhara en 2070: “Las migraciones son otra respuesta humana al calentamiento global”
Más de tres mil millones de personas tendrán que marcharse de sus regiones en los próximos 50 años por el cambio climático. El estudio El futuro de los nichos climáticos humanos, elaborado por investigadores internacionales, concluye que un tercio de la población mundial tendrá el clima del Sáhara en 2070, con una temperatura media anual superior a 29ºC, unas condiciones que actualmente se concentran solo en un 0,8% del planeta, en su mayoría en el desierto saharaui. La supervivencia en este caso también está condicionada por el nivel de vida. Esta investigación subraya que los lugares potencialmente más afectados serán los más pobres del mundo, donde la capacidad de adaptación ante la emergencia climática es más baja. “La mitigación debería ser una prioridad en estas áreas”, aconseja el documento, que añade que el número de desplazamientos podría reducirse a la mitad si los Estados consiguen preparar sus territorios.
La velocidad a la que se prevé que cambien las condiciones climáticas de la Tierra en el próximo medio siglo supera, según la investigación, la tendencia del último milenio, dejando a los seres humanos dos opciones: adaptarse o migrar. ¿Por qué los humanos se han concentrado siempre en la misma pequeña parte del espacio terrestre?, cuestiona el estudio. Uno de los motivos principales es la temperatura. Las poblaciones, históricamente, han establecido sus asentamientos en lugares caracterizados por temperaturas medias anuales de entre 11 y 15 grados.
“El calentamiento global afecta a ecosistemas, a la salud humana, a la seguridad alimentaria, al abastecimiento de agua y al crecimiento económico de muchas formas”, avanza el estudio. Por ello, la mortalidad por olas de calor intensas aumentará, así como también los problemas de salud mental, la afección de los efectos cognitivos, el cansancio y disminuirá la capacidad física de trabajo. Por ello, a pesar de las “barreras psicológicas, sociales y políticas que existen para la inmigración”, el cambio en la distribución geográfica de las personas es “otra respuesta humana al cambio climático”.
Canarias ya experimenta un incremento de las temperaturas y un desplazamiento de las estaciones. Su proximidad al norte del continente africano hace que comparta muchas características climáticas con él. Además, su posición geográfica convierte al Archipiélago en un nexo entre África, Europa y América Latina. De esta forma, frente a los desplazamientos internacionales previstos para los próximos años, las Islas conservarán el papel de punto de paso que ha jugado históricamente en el escenario mundial.
Las ventajas para la agricultura y la ganadería también han sido un condicionante fundamental para levantar comunidades. En este caso, ya son muchos los países de África Occidental que han visto transformada su actividad económica, sostenida en el sector primario, a causa de la sequía. En el caso de Mauritania, los pastores llevan años adelantando su trashumancia por el desplazamiento de las estaciones. También al norte de Senegal, en Saint Louis, 54 familias instaladas en la zona costera de Langue de Barbarie tuvieron que desplazarse a una zona de interior, en la comunidad de Khar Yalla (esperando por dios, en wolof) a 13 kilómetros de su hogar, por la subida del nivel del mar, que destruyó sus hogares y acabó con sus animales y sus equipos de pesca.
En la actualidad, también algunas regiones del sur de China y del Mediterráneo están experimentando cambios en la vida que acostumbraban como consecuencia de las transformaciones en el entorno natural. Uno de los motivos de estas modificaciones, según la investigación, es la permanencia de la población durante siglos en los mismos espacios.
El estudio insiste en que el condicionante medioambiental no debe ser el único factor a tener en cuenta al predecir los flujos poblacionales, ya que muchas otras realidades determinan las decisiones de migrar. El caso de los países que atraviesan un conflicto armado o de las personas que deben abandonar sus hogares por cuestiones de religión, género, orientación o identidad sexual, o por razones políticas. A este perfil, que puede solicitar protección internacional en el lugar de destino, se suman los migrantes que tienen proyectos económicos o sociales en otro punto del mundo.
Según Acnur, la cifra de desplazados climáticos se ha multiplicado desde 1970. Solo en 2018, “17,2 millones de personas se vieron obligadas a huir dentro de sus propios países debido a desastres y peligros relacionados con el clima como tormentas, ciclones, inundaciones, sequías, incendios forestales y deslizamientos de tierra”. En el sur de Somalia, se produjo “la peor sequía” de los últimos 60 años. Acnur también advierte de que a largo plazo “en el caso de la pérdida de un territorio completo de un Estado también puede surgir el riesgo de apatridia”.
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