Sobre este blog

Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí  a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.

LOS PATRIOTAS. Shock SuspenStories# 2 (1952)

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Según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), realizada por la Organización Mundial de la Salud, los trastornos de ideas delirantes (recogidos en la categoría F22.0 de la CIE-10) se consideran un grupo de trastornos en los que aparece una idea o un grupo de ideas delirantes en torno a un mismo tema que tienen carácter persistente. El tema de estas ideas fijas -pero no particularmente extrañas o extravagantes- puede ser muy diverso.Se encuentran “paranoias” que aluden a persecución, a celos, a síntomas somáticos, al enamoramiento de otras personas (erotomanía) o delirios de grandeza, entre otros.

Las ideas delirantes (paranoias) pueden permanecer en la mente del individuo durante toda la vida, y lo más habitual es que se inicien durante la adultez avanzada o la madurez. Estos pensamientos pueden estar relacionados con situaciones de la vida cotidiana, por lo que no resultan extraños. 1

Tales síntomas definen a la perfección los modos y las maneras de buena parte de los líderes políticos y militares que manejaron el mundo de una forma totalmente delirante durante aquellos años, un comportamiento que desembocó en la todavía recordada y, casi me atrevería a decir que, añorada por muchos, “Guerra Fría”.

Piensen, si no, en la forma de actuar que conformó el mandato de un sátrapa sanguinario como Joseph Stalin. Tal y como comenta S.J. Ball, en su libro The Cold War. An International History, 1947-1991, la injustificada pero palpable paranoia del líder soviético para con las potencias occidentales convirtió al bloque soviético en una potencia agresiva y en perpetua desconfianza de cualquiera de las motivaciones del bloque capitalista. 2

En el extremo contrario, las cosas no fueron mucho mejor y el afán de la administración americana del presidente Harry S. Truman por demostrarle al líder soviético el poder del bloque occidental, principalmente a través del poder atómico de los Estados Unidos de América, sólo ayudó a la bipolarización del mundo civilizado en dos bloques antagónicos.

Mushroom cloud with ships below during Operation Crossroads nuclear weapons test on Bikini Atoll (1946). Library of Congress Prints and Photographs Division Washington, D.C. 20540 USA

Y mientras los científicos trabajaban a destajo para desarrollar nuevas y más poderosas armas atómicas y/o nucleares, los servicios de inteligencia de cada bloque se esforzaban por ensamblar todo un entramado de agentes, chivatos y canales de comunicación, a la caza de cualquier secreto que les ayudara a conocer las actividades del bando contrario.

Cada cual se sentía observado y acosado, y ese afán de querer controlarlo todo llevó al mundo a tener que volver a pasar por los trastornos de ideas delirantes de los que hiciera buena y extensa gala el régimen nacionalsocialista alemán, dentro y fuera de sus fronteras.

En un mundo tan extremo y radicalizado como el resultante de la Segunda Guerra Mundial, los contendientes se olvidaron de cualquier consideración ética y se embarcaron en una peligrosa deriva ideológica que les hizo borrar, de un plumazo, las mismas leyes y los mismos principios éticos y morales que inspiraron el fundamento de la contienda desatada en contra del régimen de Adolf Hitler y las restantes fuerzas del Eje fascista, el «Bloque Berlín-Roma-Tokio»

Como resultado de aquella política, quedaron postergados al olvido los días en lo que los derechos de las personas y su salvaguarda primaban sobre las ideologías y los intereses partidistas, razones, éstas últimas, por la que se había declarado la contienda. Sólo así se entiende que en 1947, un año después de finalizado el proceso de Nuremberg, -en el que se juzgo a los principales líderes supervivientes del tercer Reich alemán- el servicio de Contra-Inteligencia norteamericano (C.I.C) reclutara a un genocida como lo fue Nikolaus “Klaus” Barbie Altmann, apodado el “carnicero de Lyon” por sus actividades durante la guerra.

Barbie era un nazi hasta la médula, leal, brutal, pero no particularmente inteligente. Era el prototipo de hombre fuerte de la SS y un verdadero sádico nazi. En su rol de jefe de la contra-inteligencia en Lyon desde 1942 a 1944 participó de forma activa en 4342 asesinatos y fue el responsable de enviar a casi 8000 personas a los campos de exterminio. 3

Klaus Barbie como otros tantos antiguos integrantes la Geheime Staatspolizei (Gestapo) y la Schutzstaffel (SS) alemanas fue reclutado por sus amplios y contrastados conocimientos en la lucha contra la disidencia y la subversión interna, sin reparar en ningún tipo de “gasto”. En el caso del primero, además de las deportaciones, torturas y fusilamientos, su mayor logro fue atrapar y luego ejecutar al líder y motor de la resistencia francesa, Jean Moulin, en 1943, uno de los héroes frente a la ocupación alemana y el régimen colaboracionista del mariscal Philippe Pétain.

Por dicha razón, Klaus Barbie fue condenado por un tribunal de Lyon a muerte “in absentia” dos veces. Lo curioso del caso es que quienes lograron atraparle tras la guerra fueron los miembros del servicio de contraespionaje norteamericano, empeñados en contar con los servicios del antiguo oficial alemán para descubrir a los comunistas infiltrados en Alemania tras el final de la guerra.

Robert S. Taylor, uno de los máximos responsable del C.I.C. dijo de Klaus Barbie; Es un hombre honrado, tanto a nivel intelectual como en lo personal, sin nervios ni miedos. Un anticomunista declarado y un idealista del nazismo que cree que sus ideas fueron traicionadas por los nazis que estaban en el poder. 3

El argumento, hoy en día, nos podrá resultar del todo disparato, por lo menos, mientras nuestra sociedad actual no se deje arrastrar más por el populismo imperante como resultado de la crisis económica de esta última década. No obstante, los excesos del bloque soviético, muchos y de muy variado cuño, terminaron por convertirse en el manual de excusas perfectos para justificar lo que, sólo unos años antes, hubiera resultado del todo inaceptable dentro del organigrama de cualquier sistema democrático.

Un argumento similar al esgrimido por los miembros del contraespionaje americano para reclutar a Klaus Barbie fue lo que motivó al senador republicano Joseph McCarthy a emprender una nueva e infame “caza de brujas” que sacudió a los Estados Unidos de América durante casi una década.

Senator Joseph McCarthy (left) with Roy Cohn during a Washington, DC, hearing in April 1954. © 2018 AP Photo.

McCarthy transformó la Comisión de Actividades Antiamericanas, creada en 1934 para investigar la participación y/o colaboración de ciudadanos y/ o empresas norteamericanas con el tercer Reich Alemán, en una versión contemporánea de los de los no menos infames juicios de Salem (Provincia de la bahía de Massachusetts). Para el senador republicano y todos aquellos que le acompañaron, entre ellos, su temido asistente personal, Roy Cohn, y los miembros de la no menos extremista Legión Americana, sólo por citar a varios de los jugadores de esta esperpéntica tragedia, era una prioridad de Seguridad Nacional detener la amenaza comunista y la lacra de la homosexualidad 4 -dos conceptos íntimamente ligados en aquellos momentos- y, por lo tanto, cualquier medida estaba justificada.

The Crucible. Martin Beck Theatre, New York, NY. 1953

Por ello, y al igual que sucedió en los juicios celebrados en el pueblo de Salem 5 y sus alrededores, entre 1692-1693, poco importó que a los acusados se les privara de sus más elementales derechos, entre ellos, la presunción de inocencia y que, para articular sus discursos, los miembros de la comisión se valieran de toda una suerte argumentos trufados de mentiras, chismes malintencionados e insinuaciones sin fundamento.

No obstante, el momento álgido de toda la farsa orquestada por McCarthy y sus seguidores llegó cuando en junio de 1950, Corea del Norte invadió Corea del Sur, ésta última, aliada de los Estados Unidos. Durante los meses siguiente y a lo largo del siguiente año, las sesiones de la Comisión volcaron todos sus esfuerzos no solamente en desenmascarar la infiltración de agente soviéticos en los organismos de poder norteamericano, sino en atacar a los sectores más progresistas de la sociedad americana, en especial al mundo de la cultura.

En su afán por controlar “los corazones y las mentes” de los norteamericanos, a imagen y semejanza del ministro de la Ilustración Pública y Propaganda del Reich Alemán (1933-1945), Paul Joseph Goebbels, McCarthy persiguió, extorsionó y arruinó la vida y la carrera profesional de todos aquellos profesionales que se negaron a delatar a quienes podrían tener alguna que otra simpatía hacia una ideología liberal, que no necesariamente comunista.

Sus métodos, cercanos, por no decir, calcados a los utilizados por la Gestapo germana durante casi dos décadas, llegaron dar sus frutos, y de ahí la redacción de las listas negras en las que se incluyó a todas aquellas personas sospechosas de ser simpatizantes con la ideología comunista. Se llegó, incluso, a redactar y aprobar, sin demasiada controversia por parte de los dos partidos mayoritarios del espectro político estadounidenses, the Communist Control Act.

The Communist Control Act (68 Stat. 775, 50 U.S.C. 841-844) es una legislación federal de los Estados Unidos de América, ratificada por el Presidente Dwight Eisenhower el 24 de Agosto de 1954, que declara ilegal el Partido Comunista de los Estados Unidos de América, penaliza la adhesión de sus miembros o mostrar apoyo al Partido o a organizaciones de “acción comunista” y define las pruebas admisibles que un jurado debe considerar a la hora de determinar la participación y planificación de actividades, acciones, objetivos o propósitos de tales organizaciones. El periódico New York Post lo denominó “una monstruosidad”, “un despreciable rechazo de los principios democráticos”, mientras que por su parte The Nation acusó a los liberales del Partido Democrático de “una neurótica decisión, de año de elecciones, para escapar del cargo de ser ”blandos con el Comunismo“ a expensas de sacrificar derechos constitucionales.” 6

La histeria derivada de la guerra de Corea, la “caza de brujas” y el senador Joseph McCarthy, todos juntos y en la versión cinematográfica de 1962, dirigida por John Frankenheimer. © 2018 M.C. Productions.

Hoy día, y tras los diversos estudios académicos publicados sobre aquella época de la historia contemporánea norteamericana, resulta digno de reseñar que, del total de las personas acusadas, fueron bien pocas las que realmente eran seguidores y/ o simpatizantes del partido comunista, circunstancia que dejó muy clara Edward R. Murrow una vez que decidió poner en solfa los métodos del desmedido político de Wisconsin y sus correligionarios. 7

Entre las muchas víctimas que dejó este oscuro periodo histórico figura el nombre de una editorial, Entertaining Comics –EC Comics- la cual ocupa un lugar de honor, a pesar de su abrupta desaparición dentro del noveno arte. Sus máximos responsables William Gaines, Al Feldstein y Harvey Kurtzman fueron víctimas de las manipulaciones y las tergiversaciones orquestadas por quienes pretendieron acusar a los comic-book de todos los males que, por entonces, azotaban a la juventud americana.

Apoyados en un nefasto panfleto escrito por el Doctor Fredic Wertham y titulado “La seducción del inocente”, el cual hacía especial hincapié en la relación entre la delincuencia y los cómics –con unos datos empíricos que hoy en día harían sonrojar a un alumno desmotivado de primero de Medicina- se desató un nuevo episodio inquisitorial, centrado, esta vez, en el noveno arte.

La historia cuenta que lo que en realidad molestaba de las colecciones publicadas por EC, además de sus altos niveles de ventas, era que éstas tocaban temas sociales que no eran del agrado de quienes seguían apoyando las tesis de Joseph McCarthy y de aquéllos que se negaban a digerir que el mundo hasta entonces conocido estaba cambiando y ya poco podían hacer para evitarlo.

Está claro que fueron las series bélicas, Frontline Combat y Two-Fisted Tales las que más críticas cosecharon, dado que en sus páginas se desnudaba la realidad de una contienda, la coreana, enarbolada como una especie de cruzada de liberación, pero que, en realidad, era un laboratorio de pruebas para demostrarle a los soviéticos el poder los Estados Unidos de América. En ambas colecciones, el patriotismo rancio y las promesas de un mundo mejor se topaban con la realidad de las trincheras, las víctimas civiles y el traumático regreso de las tropas tras los terribles combates desarrollados en el país asiático.

Sin embargo, en las cabeceras de ciencia ficción, Weird Science, Weird Fantasy y Weird Science-fantasy o en las de suspense criminal, Crime Suspenstories y Shock-Suspenstories también se tocaron temas de trasfondo social y se denunció el clima de histeria e irracionalidad que se destilaba por toda la nación.

Un rasgo de originalidad que más que hacer destacar a las dos últimas cabeceras ha acentuado el que terminen pasando desapercibidas frente a otras series de la editorial es el alto grado de cotidianeidad por reflejar, éstas, un mundo y una sociedad fácilmente reconocibles. En general son historias ambientadas en los Estados Unidos de principios de la década de los años cincuenta del pasado siglo XX, lo cual aumenta la capacidad crítica de los relatos. Este sentido crítico de Shock SuspenStories y de Crime SuspenStories, es paralelo al que aparece en las series de ciencia ficción. Si en las segundas, Weird Science, Weird Fantasy y Weird Science-fantasy, la crítica va envuelta en una metáfora, en las primeras se muestra directamente, pero el trasfondo, esto es, la crítica a una sociedad enormemente conservadora e hipócrita es el mismo y el efecto de las críticas, también. 8

El escritor, periodista, crítico, cineasta experimental y fan “profesional” Robert Marion “Bhob” Stewart definía, con estas palabras, el trabajo de William Gaines y Al Feldstein y la importancia de su trabajo en la más famosa de las dos cabeceras dedicadas al suspense criminal, Shock SuspenStories:

Estaba claro, desde la portada del número 2, que Gaines había pensado esta colección para tratar temas mucho más serios. Con “The Patriots” nació una forma de contar una historia, la “Shock SuspenStory” que, lejos de ser una colección más, le otorgó a Gaines y a Feldstein la arena para expresar sus puntos de vista acerca de la condición humana, al igual que Two-Fisted Tales y Frontline Combat le proporcionaron lo mismo a Harvey Kurtzman. Las Shock SuspenStory se caracterizaban por la violencia de turba, un tema recurrente, y un estilo de dibujo que se podría describir como Realismo Agudizado. 9

Shock SuspenStories# 2 (1952) Portada: Wally Wood. © 2018 William M. Gaines Agent, Inc

Y es precisamente de esa historia en particular, The Patriots (Los patriotas) Shock SuspenStories# 2 (abril- mayo 1952) de la que hablaremos, a partir de ahora. Escrita por el tandem Gaines y Feldstein y dibujada en seis magníficas planchas por el gran -y denostado en aquellos momentos- Jack Davis, su claro, directo y demoledor desarrollo no permiten concesiones a la galería ni dobles sentidos.

Shock SuspenStories# 2 (1952) Bill Gaines, Al Feldstein y Jack Davis. © 2018 William M. Gaines Agent, Inc

La narración se sustenta en un suceso muy reconocible para cualquier ciudadano medio de los Estados Unidos de América; es decir, un desfile militar para recibir a los combatientes que regresan de un escenario bélico, en este caso concreto, el coreano. En medio de toda aquella muchedumbre agolpada para ver a las tropas desfilando, una joven se despide de su marido y éste se queda solo, en primera fila, esperando el paso de los soldados. Junto a él, un grupo de hombres comienzan a murmurar y a criticar el rostro amargado que muestra el hombre que está a su lado. A medida que van desfilando los distintos batallones, la expresión en la cara del hombre se torna más burlona, casi se diría que desafiante y, como resultado, los ánimos se van caldeando.

No obstante, lo peor llegó cuando pasó la bandera “el hombre del gesto burlón contempló la bandera tricolor…” “Pero no hizo ademán de quitarse el sombrero…” “Se quedó allí, mofándose, mientras pasaba la bandera…”

Aquella afrenta a la enseña patria terminó por desatar el patriotismo de los allí congregados y al grito de ¡Comunista! ¡Sí! ¡Es un rojo! se precipitaron sobre él, atacándole, primero, con los puños y luego con las piernas, con una cachiporra y con todo lo que les cayó en las manos. Se trataba de hacerle pagar por la afrenta que había sufrido la bandera del país de la libertad y nadie escatimo esfuerzos, ni empeño en hacérselo entender.

Shock SuspenStories# 2 (1952) Bill Gaines, Al Feldstein y Jack Davis. © 2018 William M. Gaines Agent, Inc

Tras media docena de aterradoras viñetas, los “patriotas” sonrieron al ver que, el hasta entonces traidor, reposaba inerte sobre el frío pavimento de la calle. Y la sensación de éxtasis hubiera sido sublime, de no ser por la irrupción de la mujer que había dejado al hombre esperando la llegada del desfile, tal y como se ve en las primeras viñetas de la historia.

Ésta, al ver el cadáver de su esposo, se derrumbará llorando sobre su cuerpo mientras los allí congregados, los patriotas orgullosos de haber cumplido con el deber cívico de todo “buen americano” -perseguir a cualquier sospechoso de simpatizar con el partido comunista, eslogan voceado hasta la saciedad por el senador republicano Joseph McCarthy- le increpan como antes hicieran con el hombre fallecido. ¡No desperdicie sus lágrimas, señora! ¡No las vale! le dirán antes de que la desconsolada viuda les encare y les grite ¿Por qué?... ¿Por qué?... ¿Por qué lo han hecho?...

¡Era un sucio rojo, señora! ¡Se estaba burlando de nuestros chicos (los soldados que estaban desfilando)! ¡Insultó a la bandera: no se quitó el sombrero!... le responderán ante sus preguntas.

Shock SuspenStories# 2 (1952) Bill Gaines, Al Feldstein y Jack Davis. © 2018 William M. Gaines Agent, Inc

Entonces, la desolada joven empieza a temblar, llorando y riendo a la misma vez y continúa con su relato: ¡Quiso… quiso venir… para saludar a sus antiguos compañeros… (sollozos) ¡Hicieron lo que pudieron por recomponerle la cara después de que el obús se la destrozara!... (sollozos) ¡Pero cuando sonreía… parecía que se estaba burlando!

¿Sus antiguos compañeros? ¿Quiere decir que… luchó en Corea?... ¿Entonces por qué no se quitó el sombrero cuando pasó la bandera? responderán atónitos los “patriotas”

Y entre más sollozos, la desolada joven responderá; ¡No… no lo sabía! ¡No podía verla! ¡Estaba… ciego! clavando con sus palabras los últimos clavos en el ataúd de la insensatez, la irracionalidad y el fanatismo de los allí congregados. 10

The Patriots es, por derecho propio una de las historias más duras, claras, directas y sin concesiones a la galería de cuantas Bill Gaines y Al Feldstein escribieron para EC Comics. Su mensaje está claro y, sobre todo, el clima de histeria colectiva que dominaba la forma de pensar y de actuar de la sociedad estadounidense. Bien es cierto que un nivel de crítica muy similar se puede encontrar en la historia Odio, publicada tres números después, en la quinta entrega de la cabecera Shock SuspenStories (octubre-noviembre 1952).

¡Odio! (Hate!) demuestra, también, a las claras, que los esfuerzos de las democracias occidentales por corregir el antisemitismo que motivó el comportamiento del régimen nacionalsocialista alemán y el de alguno de los líderes que se involucraron en el extermino sistemático orquestado el tercer Reich alemán, estaba lejos de desaparecer.

Ni siquiera las sentencias dictadas durante el proceso de celebrado en Nuremberg, finalizada la contienda, sirvieron para acallar la barbarie de todos aquellos analfabetos funcionales que tachaban a los judíos como los causantes de todas las pandemias que azotaban a la sociedad contemporánea.

Las palabras escritas en las viñetas dibujadas por Wally Wood, autor de la portada del número en el que se publicó la historia patriótica con la sacrosanta bandera, no pueden ser más elocuentes.

¿Cuándo aprendiste a odiar, John (personaje principal del relato)? ¿Te enseñó tu madre o tu vecino? ¿Acaso te lo dijo tu padre, un médico de pueblo? ¿Te explicó las diferencias genéticas entre vosotros y ellos? ¿Te dijo que su sangre y sus huesos y su corazón eran distintos? ¡Era médico, John! Debía saberlo…

Al final, el comportamiento de todos aquellos personajes está calcado del que hicieron gala muchos ciudadanos alemanes una vez que el tercer Reich redactó y aprobó, en 1935, las llamadas Leyes de Núremberg -Nürnberger Gesetze- y empezó una persecución que terminó en los crematorios de los campos de exterminio de Majdanek, Chełmno o Auschwitz II–Birkenau. 11

Sin embargo, Los patriotas hurga en la herida, siempre abierta, de ese irracional sentimiento patriótico, cercano al nacionalismo más desacerbado, el cual sólo ha servido para empapar los campos de batalla de todo el mundo, desde que nuestra sociedad empezó a comportarse como tal. Conceptos tan manidos como la enseña patria y luego utilizados y retorcidos por los populista descerebrados de siempre terminan por convertirse en un arma “de destrucción masiva” mucho más peligrosa que aquellas que poseía el dictador iraquí Saddam Hussein Abd al-Majid al-Tikriti, aunque luego NO se encontrara ninguna, tras la invasión del país árabe.

La muerte de aquel personaje de The Patriots, indefenso veterano de guerra, quien, tras acudir a la llamada de su país, perdió algo más que el rostro y la visión, son toda una metáfora de las vidas destrozadas por la megalomanía rampante del senador Joseph McCarthy y quienes se embarcaron en su cruzada por reconquistar los “santos lugares” de las esencias norteamericanas. El problema vino cuando, para lograrlo, se dejaron por el camino todas las leyes y preceptos escritos en la Constitución estadounidense, así como cualquier rastro de ética, sentido de la responsabilidad y decencia humana.

E.C. Comics terminó sucumbiendo ante las presiones de una industria cobarde y celosa del éxito de las cabeceras publicadas por William M. Gaines y, tras la redacción del infame Comic Code Authority (C.C.A) en 1954, todas aquellas series debieron colgar los lápices, ante el regocijo de la turba que gustosa hubiera arrasado sus oficinas como ocurriera con la sede del magazine francés Charlie Hebdo en el año 2015.

El tiempo, implacable juez de las carencias humanas, terminó por rehabilitar el trabajo de William M. Gaines y de sus socios “criminales y subversivos” y, hoy en día, su trabajo, lejos de estar pasado de moda -como ocurre con muchos de sus competidores de antaño- está más de actualidad que cuando se publicó originalmente, dada la deriva populista, nacionalista y descerebrada en la que se encuentra sumida nuestra sociedad actual.

Y si no me creen, ¿por qué no miran los titulares de los principales rotativos nacionales, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras?

© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2018.

© 2018 William M. Gaines Agent, Inc.

© 2018 M.C. Productions.

Para más información sobre cualquiera de las series gráficas que se citan en este artículo, por favor consulte el siguiente link: www.leprechaun.es/

Notas:

1- Muñoz, C. (2018, May 20). Los principales síntomas de la paranoia y cuáles son sus causas. Retrieved from https://viviendolasalud.com/psicologia/paranoia-sintomas-causas

1- V.V.A.A. (1992). CIE 10: Trastornos mentales y del comportamiento: descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico (1st ed., Vol. 1). Madrid: Meditor, S.L. Organización Mundial de la Salud

2- Ball, S. J. (1997). The Cold War: An international history, 1947-1991 (1st ed., Vol. 1, Bloomsbury Academic). London: Bloomsbury.

3- Dabringhaus, E. (1984). Klaus Barbie (1st ed., Vol. 1). Washington, DC: Acropolis Books. The shocking story of how the U.S. used this nazi war criminal as an intelligence agent.

3- Serra, A. (2017, January 20). La única vez que el nazi Klaus Altmann-Barbie le confesó a un periodista sus atroces torturas. Retrieved from https://www.infobae.com/tendencias/2017/01/20/la-unica-vez-que-el-nazi-klaus-altmann-barbie-le-confeso-a-un-periodista-sus-atroces-torturas/. Paris Match, 12 de mayo de 1973, página 122.

3- Children's Homes in France During the Holocaust. (n.d.). Retrieved from https://www.yadvashem.org/yv/en/exhibitions/childrens-homes/izieu/index.asp. The World Holocaust Remembrance Center.

4- Sears, B., Hunter, N. D., & Mallory, C. (2009, September). Documenting Discrimination on the Basis of Sexual Orientation and Gender Identity in State Employment. The Williams Institute on Sexual Orientation and Gender Identity Law and Public Policy at UCLA School of Law., 5-3-5-70.

5- Uno de los primeros intelectuales que denunció las prácticas fascistas y desmedidas del senador republicano fue el escritor y dramaturgo Arthur Miller. Miller, sospechoso de participar en actividades antiamericanas por negarse a ser un delator, estrenó en 1953 la obra The Crucible, dramatización de los juicios celebrados en la villa de Salem en el siglo XVII, pero que era, a todas luces, una clara y lúcida alegoría de los juicios orquestados por McCarthy en ese mismo momento.

5- Aronson, M., & Anderson, S. (2005). Witch-hunt: Mysteries of the Salem witch trials (1st ed., Vol. 1). New York, NY: Atheneum Books for Young Readers.

6- McAuliffe, M. S. (1976, September). Liberals and the Communist Control Act of 1954. The Journal of American History, 63(2), 351-367.

7- Siempre se pone como ejemplo la figura del periodista Edward R. Murrow como una de las pocas voces públicas que se alzó contra las practicas del senador Joseph McCarthy en aquellos instantes. Sin embargo, el presidente Dwight Eisenhower tenía claro, desde que llegó al Despacho Oval, en enero del año 1953, que las acusaciones del senador republicano eran peligrosamente irresponsables, sobre todo porque entorpecían el empeño del gobierno a la hora de desenmascarar a los verdaderos espías que actuaban en los Estados Unidos de América.

No obstante, el recién elegido presidente tenía otros problemas más acuciantes a los que hacer frente -sobre todo, finalizar con la guerra de Corea- y no fue hasta el año siguiente, en 1954, cuando, tras el intento del senador McCarthy de investigar al ejército estadounidense, la Casa Blanca tomó cartas en el asunto. El resultado de todo aquello desembocó en los llamados Army–McCarthy hearings (abril-junio 1954) los cuales demostraron el peligro que rodeaban las acciones del desmedido político de Wisconsin y lo torticero y ruin de muchas de sus afirmaciones en relación con personas y estamentos de todos los grupos sociales de los Estados Unidos, no solamente del ejército.

7- Nichols, D. A. (2018). Ike and McCarthy: Dwight Eisenhowers secret campaign against Joseph McCarthy (1st ed., Vol. 1). New York, NY: Simon & Schuster.

8- Costa, J. (1999). Historia de la E.C. (1st ed., Vol. 1, Colección 1/2 Un medio). Armilla, Granada: Asociación juvenil Ediciones Veleta. IV Salón Internacional del Cómic de Granada.

9- Gaines, B., Feldstein, A., Wood, W., Graig, J., Evans, G., Kamen, J., . . . Ingels, G. (1981). The Complete EC Library: Shock SuspenStories [Cartoon]. In The Complete EC Library: Shock SuspenStories (1st ed., Vol. 1, The Complete EC Library, p. 522). West Plains, Missouri: Russ Cochran Publishing. Hardcover (3 Volumes with Slipcase)

10-Gaines, W. M., Feldstein, A., Davis, J., Wood, W., & García, S. (2004). Clásicos del suspense [Cartoon]. In Clásicos del suspense (1st ed., Vol. 6, Biblioteca grandes del cómic). Barcelona: Planeta DeAgostini. Shock SuspenStories.

11- Las leyes de Núremberg fueron redactadas por el jurista y político Wilhelm Frick en su cargo de Ministro de Interior del Reich (1933-1943), bajo la anuencia de Adolf Hitler y Julius Streicher como coautor. Frick era un reconocido antisemita y redactó estas leyes que impedían que el colectivo judío se relacionara racialmente con el pueblo alemán. Estas leyes raciales fueron el comienzo de la discriminación y persecución del colectivo judío en Alemania

Bradsher, G. (2010, December). The Nuremberg Laws. Retrieved from https://www.archives.gov/publications/prologue/2010/winter/nuremberg.html. Archives Receives Original Nazi Documents That “Legalized” Persecution of Jews

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