Agustín Gajate, un escritor al rescate de la lengua guanche: “Tenemos un patrimonio de palabras que puede ser muy útil”
¿Qué queda de la lengua guanche en nuestros días? ¿Es posible poder comunicarnos como lo hacían los antiguos pobladores de Canarias? No hacerse preguntas sobre la historia de las Islas es prácticamente imposible. Así se adentró en la lengua guanche Agustín Gajate, un escritor y periodista que ha hecho del recuerdo y la memoria una riqueza para el presente: una novela con diálogos en guanche.
Gracias a su inquietud, el autor se embarcó hace diez años en una aventura que el pasado 14 de junio compartió con la sociedad en la Biblioteca Insular de Gran Canaria. Gajate cuenta que, por aquel entonces, tenía la idea de escribir una novela en la que quería incluir algún lenguaje antiguo. Tras una investigación puramente periodística, pudo incorporar la lengua guanche en dos de sus obras. “Tenemos un gran patrimonio de palabras que puede ser muy útil”, afirmaba el periodista.
Según un estudio realizado por el filólogo Maximiano Trapero sobre los guanchismos, actualmente “lo poco que ha quedado del guanche no son más que palabras sueltas, aisladas de todo contexto”. El léxico guanche que pervive en la actualidad pertenece casi en su totalidad a toponimia: un 85% frente a un 5% de antropónimos y un 10% de nombres comunes. Como apunta la investigación, los topónimos son los últimos vestigios de una lengua perdida.
A pesar de admitir que se ha encontrado con dificultades para acceder a los estudios, Gajate mencionaba que su trabajo de recopilación ha sido primordialmente a través del Gran Diccionario Guanche de Francisco Soria Acevedo y el Diccionario Ejemplificado de Canarismos de Cristóbal Corrales y Dolores Corbella. A partir de estos recursos, ha podido escribir un poemario y articular diálogos en su novela.
En su ponencia La lengua guanche desde Bartolomé Cairasco de Figueroa hasta nuestros días, Gajate hizo una breve revisión bibliográfica de la lengua guanche en la literatura de Canarias en la historia reciente. El momento clave comienza con el canario Bartolomé Cairasco de Figueroa, una de las figuras más representativas de la poesía insular del Siglo de Oro. Su obra Comedia del recibimiento de 1582 incluye fragmentos en guanche, un idioma que conocía gracias a su madre.
Como comentaba Gajate, desde entonces “otros autores posteriores hablaron sobre este tema, pero con el tiempo la llama se fue apagando”. Más allá del compendio de testimonios orales o la divulgación de topónimos y antropónimos, no se ha empleado el idioma en la bibliografía canaria. Sin embargo, en las últimas décadas el interés por la lengua guanche ha proliferado en el Archipiélago.
A día de hoy, es muy frecuente que se recurra a la actual lengua amazigh para traer al presente el idioma de los antiguos canarios. Pese a su probable origen común, Gajate indicaba que la recuperación de la lengua no debe ir por ese camino: “En 1.000 años de historia no podemos tener la misma lengua que la que tienen en el norte de África. Su realidad actual y la de los guanches por aquel entonces no es la misma”.
Con todo, el escritor ponía el punto de mira en la educación: “No es suficiente. Los chiquillos deben conocer esto. Tenemos una tierra con un pasado diferente y lo que no recordemos, lo perderemos. Hay mucha gente que ha fallecido con mucho que decir y ese conocimiento no ha podido ser compartido”.
Gajate señalaba que la sociedad canaria tiene un gran reto: “conseguir para los guanches el mismo estatus que tienen otros lugares”. Mencionaba el caso de la población maorí, quienes han conservado su lengua y su cultura, además de estudiarla. “Es una decisión social. Si se empieza a trabajar ahora, los resultados serán visibles en cincuenta años”, apuntaba el periodista.
El coloquio concluyó con la lectura de Gajate de uno de sus poemas: “Ynfaca xaxo, ynfaca, Añac aca ererem cah. Ayahirahabi. Ayadahentiren. Ayacaman” (Despierta momia, despierta/ que estás en nuestra tierra bajo el universo oscuro/ bajo las blancas estrellas/ bajo la Luna).
La lengua guanche forma parte de la identidad de la sociedad canaria. Aunque lo poco que se ha podido recopilar sea “una gota en un océano de silencio”, investigar implica dignificar. Hoy Canarias está un pizco y un fisco más cerca de reconstruir su historia.
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