El “híbrido” Fischer, al descubierto
BARCELONA, 13 (EUROPA PRESS)
El Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba) recupera en una exposición el legado del galerista, comisario y artista alemán Konrad Fischer (Düsseldorf, 1939-1996), que desde una pequeña galería casera de apenas 30 metros cuadrados supo convertirse en una de las figuras más influyentes del arte contemporáneo.
La exposición 'Con la probabilidad de ser visto. Dorothee y Konrad Fischer. Archivos de una actitud' reunirá desde el viernes y hasta el 12 de octubre alrededor de 300 piezas de 40 artistas que la pareja atesoró, como galerista, a lo largo de casi medio siglo. Un periplo que empezó en 1967, cuando Fischer abrió una pequeña galería en un pasaje del centro de Düsseldorf (Alemania).
“Los visitantes que venían al principio no se daban cuenta de lo que era realmente”, explicó Dorothee Fischer en la presentación de la exposición, que para remarcar la importancia de ese modesto espacio, coloca una reproducción exacta de la galería justo en la entrada del museo.
Paradójicamente, el galerista nunca llamó a ese espacio por su nombre, prefería hacerlo de una forma más natural; que los artistas se sintieran 'En casa de Konrad Fischer'. Ahora el museo barcelonés expone piezas de Carl Andre --el primero en mostrar sus obras allí-- Bruce Nauman, Eva Hesse, Piero Manzoni, Joseph Beuys, Juan Muñoz, Thomas Schütte y Gregor Schneider, entre muchos otros.
Pero la exposición no se centra sólo en los artistas que la pareja alemana descubrió, ya que no se puede pasar por el alto el carácter “híbrido” de Fischer, que también ejerció de artista. Desde 1963, cuando realizó una espectacular 'performance-happening' en una tienda de muebles de Düsseldorf, Fischer se dio a conocer como artista con el apellido de su madre, --Lueg--, y se interesó, primero por el mundo del deporte (futbolistas y boxeadores) y luego por los motivos y patrones seriales cercanos al pop art.
Para contextualizar adecuadamente la presencia de obras de Gilbert&George, Bernd&Hilla Becher, On Kawara y Donald Judd, el Macba ha emplazado en el Centro de estudios y Documentación (Cedoc) gran parte de los archivos que manejó Fischer en su vida, así como un hilo cronológico que permite apreciar el carácter pionero de su pequeña galería: En 1971 fue la primera en acoger una exposición de vídeo en toda Europa.
Con esta exposición, el Macba retoma el hilo de una serie de muestras dedicadas a las colecciones privadas europeas. Después de presentar la Colección Onnasch en 2001 y la Colección Herbert en 2006, dirige su mirada al legado de Fischer, un referente que para el comisario de la muestra, Friedrich Meschede, tendió puentes entre el arte de Estados Unidos y Europa, y que para Marí confirma que “la historia del arte contemporáneo no la hacen sólo los museos”.