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El órgano musical más antiguo de Canarias vuelve a sonar

El órgano musical más antiguo de Canarias, y de los pocos de España que conserva los tubos originales de principios del siglo XVII, podrá volver a sonar en la ermita de la Encarnación de Santa Cruz de La Palma, adonde ha regresado tras dos años de restauración a cargo del organero de Norden (Alemania) Bartelt Immer.

El instrumento es único en su tipología y se trata de un órgano de pequeñas dimensiones, de los llamados de mesa o procesional, pues se sacaba sobre unas andas que portaban generalmente cuatro hombres de color, que iban parando en las estaciones de la procesión del Corpus Christi.

La catedrática de Historia de la Música de la Universidad de La Laguna Rosario Álvarez, explica que cuando realizaba sus estudios sobre los órganos de Canarias y se desplazó a La Palma le sorprendió encontrar en la citada ermita, este instrumento, que era “singular” y estaba entonces “totalmente desarmado”.

Parece que en la isla hubo otros instrumentos similares que desaparecieron y éste procedía del convento de Santa Catalina de Siena, en Santa Cruz de La Palma, y tras la desamortización pasó a la ermita de la Encarnación.

Cuando la musicóloga halló el instrumento estaba desarmado, la caja se utilizaba para guardar libros en la sacristía y el teclado, que estaba incompleto, se encontró en el coro de la ermita junto con los tubos, el secreto y los fuelles.

El teclado es de 42 notas, lo que indica que el órgano es muy primitivo, y se ha podido recuperar el 80% de los tubos originales del siglo XVII, aunque estaban doblados y aplastados.

Además faltaba un registro completo, el de regalía, probablemente suprimido en el siglo XIX con la nueva estética romántica, cuando se desechaban los sonidos de clarines y trompetas porque no gustaban, precisa Rosario Álvarez.

La catedrática, que publicó en 1998 un artículo sobre este instrumento en la revista del Museo Canario, cree que el órgano pudo haber sido elaborado en Sevilla por un organero flamenco, ya que se encontraron papeles con caligrafía antigua que citaban el nombre de la mencionada ciudad andaluza en los fuelles y su caja es de madera de borne, con un tipo de mueble similar al de los Países Bajos, no al español de la época.

Álvarez, que también es presidenta de la Sociedad Española de Musicología, precisa que el convento de monjas que fue el primer destino del órgano se fundó en 1624, por lo que el instrumento pudo viajar a Canarias hacia 1630, en todo caso, o en la primera mitad del siglo XVII.

Señala la musicóloga que en España son muy escasos los órganos de tipo procesional que se conservan, y que tengan los tubos originales menos aún.

Los más parecidos se conservan en Andalucía, en la Colegiata de Osuna y en la de Santa María la Mayor de Estepa, aunque carecen de tubería, y el primero se ha reconstruido el primero con tubos modernos.

Aunque los musicólogos sospechan que puede haber órganos parecidos en España, ni siquiera cuando se efectuó “un rastreo” en iglesias de Castilla y León para la exposición de “Las edades del hombre” aparecieron instrumentos similares al palmero.

Además, cuando se decidió afrontar la reconstrucción del registro de regalía se produjo la sorpresa de que sólo se encontraron tubos de lengüeta de la misma época en Alemania del norte.

Finalmente se encargó la restauración al organero alemán Bartelt Immer, quien ha “salvado” muchos instrumentos de iglesias tinerfeñas y que llevó el órgano a su taller del norte de Alemania en abril de 2004.

Precisamente en Alemania se grabó un disco para registrar el sonido del órgano tras su restauración que es, en palabras de Rosario Álvarez, “brillante, un tanto agudo y maravilloso”, pues la antigüedad de los tubos produce “una sonoridad muy bella y un timbre y color especial”.

Igual que sucede con el violín, la antigüedad en la tubería del órgano le otorga “mayor sonoridad y calidad tímbrica” y si los tubos son buenos “con el tiempo el sonido se acrisola y por esa razón nunca suenan igual que los tubos modernos”.

La musicóloga advierte además de que el órgano palmero no tiene una afinación temperada sino mesotónica, por lo que sólo se podrán tocar repertorios muy antiguos, de hasta principios del siglo XVIII, pues las obras adaptadas al nuevo sistema de afinación “sonarían como si estuvieran desafinadas”.

La restauración del órgano ha sido financiada por CajaCanarias y también a cargo del convenio firmado entre el Cabildo de La Palma y el Obispado de la Diócesis Nivariense para acondicionar el patrimonio eclesiástico.

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