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Pepe Dámaso presenta una exposición que recorre los 58 años de su actividad

El pintor Pepe Dámaso admitió este viernes ser “creyente” pero de un “dios abstracto, cuya representación no es clara, o al menos no la que se ha hecho durante siglos”, por lo que está a la búsqueda “de un Dios universal y sumamente abstracto, sin representación fija”. Así lo consideró el artista grancanario durante la presentación de su exposición Tránsito por la estética religiosa en Dámaso, que se inaugura este viernes en el convento de San Francisco de Garachico, al norte de Tenerife, y en la que se plantea un recorrido por los 58 años de actividad plástica del creador.

La exposición se podrá ver posteriormente en Santa María de Guía, en Gran Canaria, y en La Palma, y según Pepe Dámaso la muestra “no sólo girará en torno a la religión católica, sino a la búsqueda de un Dios universal”. José Dámaso indicó que la exhibición en estas tres islas suponía un “reto y una aventura”, y subrayó que siempre ha apostado por los pueblos y las gentes del archipiélago.

En la muestra se puede apreciar la unión entre naturaleza y religión con La crucifixión del Drago, tríptico que el pintor destacó varias veces durante su discurso, o Vida, pasión y muerte de una palmera, obra que establece un paralelismo con la vida de Jesucristo.

El artista también hizo referencia al cuadro Mujer y niño bailando la Rama, pues le recuerda a la fiesta popular de Agaete, su pueblo natal.

Dámaso se confesó un hombre “entregado a la cultura”, repitió el carácter “religioso y espiritual de la obra” y aseguró que en muchas ocasiones había reflexionado sobre hacerse sacerdote, dada “su constancia en el trabajo” que ya cumple casi 60 años.

“Una de mis primeras experiencias religiosas fue cuando contemplé el Dedo de Dios”, relató José Dámaso, pues según sus palabras, “hay que compenetrar lo natural con lo religioso para entender el mundo”.

Dámaso inició su carrera artística con dieciséis años en Agaete, con la pintura Cristo, y su obra se extiende ahora hasta las 5.000 piezas, que han sido expuestas en el Museo Canario en 1958 o el Museo Español de Arte Contemporáneo en el año 1971.

Al final el artista hizo un recordatorio a César Manrique, y contó que “un día me llamó desde Nueva York y me dijo que me quedase en Canarias. Yo lo hice, porque el archipiélago es como un trampolín para el arte y todos los canarios debemos estar orgullosos de este jardín de las Hespérides”.

Al acto asistieron representantes del Ayuntamiento del municipio tinerfeño de Garachico, de Santa María de Guía y del Cabildo de La Palma, lugares donde también se expondrá la obra artística y religiosa, así como la consejera de Universidades, Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Milagros Luis Brito.

La comisaria de la exposición, Carmensa de la Hoz, elogió la labor de José Dámaso y afirmó que la presentación de la obra fue “la historia de un cartel”, pues la idea de la exhibición “surgió cuando el alcalde de Garachico, Ramón Miranda, pidió a José Dámaso la realización de uno para las fiestas del pueblo”.

Asimismo, la muestra cuenta con 150 obras, de las que cien son inéditas, y según De la Hoz dentro del conjunto “se puede apreciar un contenido artístico y místico de religiones africanas como la yoruba o de influencias traídas de Egipto”.

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