'Cuatro Puntos', lienzos sin fronteras
La galería de arte Luroa de la capital grancanaria inaugura este viernes en el local 9 del Pasaje Comercial de la calle Perdomo la exposición Raphael, Sejo, Healy y Manta, Cuatro Puntos desde 1996, una muestra que transmite “el deseo de ser, a través de los colores, ciudadanos de una sola nación, sin límites, sin fronteras y sin ninguna de las diferencias culturales de sus países de origen”, según indica una nota de la galería remitida a este diario.
En Raphael (Cuba) sus cuadros desvelan la vida personal del artista y su origen étnico. Su vida y sus circunstancias están afectadas por la religión; cultura y costumbres. “Yo soy un artista ciudadano del mundo pintando la historia de mi vida. Como un poeta escribe sus sentimientos en un poema, Yo estoy creando pinturas en una sociedad con diferentes costumbres que la mía, pero una sociedad que usa las mismas herramientas para construir el ritual de vida. Herramientas que usamos para comunicar y expresar nuestra existencia. Pintar es solo un ejemplo”, explica el artista.
En Sejo (República Dominicana) se percibe “la metamorfosis de objetos cotidianos que se fragmetizan en símbolos de compleja significación personal: Perfiles urbanos, vegetación tropical, águilas o maniquíes que se asoman de manera frontal al mundo del espectador. Son colores que se desvanecen o se intensifican en la medida que su autor se propone señalar visiones en una ruta hermética y misteriosa.”
Healy (USA) dice: “Solía pensar que mis temas podrían ser algo provinciales hasta que viaje el mundo.” Después de frecuentes viaje al Oriente Medio, Asia, África, Norteamérica y Sudamérica como Artista, Líder del taller, y Curador. Healy es cautivado por los elementos de la vida que nos unen, en lugar de aquellos que nos separan. Es más, las escenas de Healy son referencias diarias, no solo personales o experiencias comunitarias en East Los Ángeles, sino también representan escenas y relaciones entre los miembros de la familia, los amantes y amigos que se encuentran universalmente.
Daniel Manta (Perú) ha sabido conferir, con los años, un toque de finura y pulcritud al pincel. Una limpieza, una luminosidad que él distribuye en sutiles tonos de color que atemperados no pierden su acento ancestral, su coloración y su gama propia, indeleble de la tierra en la que se nació y arraigadamente se vivió. Agregaríamos: en la que siempre uno se encuentra y no se puede renunciar.
