El Tenerife sigue sin conocer la victoria

El CD Tenerife no pudo brindar un triunfo a su afición. Los de Juan Carlos Mandía empataron ante el CD Numancia. Mal partido de los locales. Mikel Alonso, en la recta final del choque, evitó una nueva derrota de los insulares.

El inicio del encuentro fue muy igualado, según la página oficial del club blanquiazul. El CD Tenerife quería acercarse pronto a la meta de Edu Navarro, triangulando el juego hacia las dos bandas. Pero el Numancia, conocedor de planteamiento blanquiazul, cerraba bien y controlaba el centro del campo, sin dejar margen de maniobra a los insulares, acercándose, además, con mucho peligro a la meta de Aragoneses. Iñigo Vélez fue el primero que pudo inaugurar el marcador.

Pudo el CD Tenerife abrir la cuenta en una jugada que empieza Luna de chilena, sacando una mano inverosímil el meta, cabeceando luego Hidalgo al larguero y rematando Nino al final, casi a bocajarro, al brazo de un defensor, en un penalti que no vio el colegiado.

Posteriormente, en un contragolpe, desde la banda derecha, Natalio se plantó solo ante Edu y su intento de vaselina, que había superado al meta, la despeja un defensor.

Sin embargo, la transición ataque-defensa local dejaba muchos espacios para los visitantes, y en una de esas situaciones, Javi Flaño, que corrió toda la banda, desde su posición, se plantó solo ante Aragoneses, al que batió de duro disparo cruzado. A partir de ahí, el equipo local se vino abajo, y solo Sergio Aragoneses, en dos excelentes intervenciones, evitó que se pudieran recibir más goles.

El técnico local apostó por la velocidad en la punta de ataque, con la entrada de Iriome junto a Nino, lo que provocó dudas en la defensa visitante. También saltó al verde Julio Álvarez, para tener más control de balón.

Pero tampoco era la tarde del equipo, que lo intentaba, de una manera precipitada e individualista. En los minutos finales, solo el arreón local pudo empatar el partido. Primero Omar, luego Nino y finalmente Mikel, no se sabe muy bien cómo, introdujo el cuero en la red. Llegaba así un gol que venía a premiar el esfuerzo y la constancia.

La inercia del gol dejó alguna posibilidad de remontada, pero ya prácticamente no quedó tiempo para más.

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