Canarias se despide de Fitur dejando paso a la reflexión

La vigésimo octava edición de Fitur toca a su fin. Esta prestigiosa feria internacional de turismo comenzó su andadura allá por el año 1981. Instalada en el Palacio de Cristal de la Casa de Campo en Madrid, las cifras que se manejaron por aquel entonces distan mucho de las actuales: 1.500 expositores, 37 países y 3.000 visitantes profesionales. Los datos no han parado de crecer hasta llegar en 2008 a las 13.300 empresas, 170 países y unos 250.000 visitantes, de los que 150.000 son profesionales.

Las cifras asustan, pero también invitan a una reflexión: ¿ha perdido Fitur la esencia por la que nació? Hay que pensar que en los comienzos de la década de los 80 no existía Internet, ni los móviles y las comunicaciones eran mucho más dificultosas. En ese contexto, venir a Fitur era altamente provechoso, porque se encontraba en un mismo sitio a proveedores, intermediarios, responsables institucionales e incluso al cliente final, pudiendo ponerles cara a todos.

Pasear estos días por el pabellón de Canarias ha sido ver dos realidades. Por un lado, a los verdaderos trabajadores del sector, detrás de los mostradores. Por otro, en el centro del ruedo, aglomeraciones, un ir y venir de políticos de toda clase e ideología, corrillos, medios de comunicación, fotógrafos, colas y el bar lleno a cualquier hora. La apariencia de ser cualquier cosa menos lo que debería ser: un punto de encuentro para los profesionales del turismo.

“No me la imaginaba así. Yo sé que hay que estar presentes, pero esto es figurar, ver gente que se pasea y poco más”, declaraba desilusionada una técnico de promoción del Ayuntamiento de La Laguna, que debutaba este año en Fitur.Y no le falta razón. Hablar con gente del turismo de toda la vida es ver cómo se ponen nostálgicos: “Me acuerdo el primer año que vine, en el 85. Nos llenábamos los bolsillos de monedas de veinte duros y nos íbamos a llamar a las cabinas a las agencias y a los tour operadores para confirmar las reuniones”, comentaba entre risas un clásico del turismo del Puerto de la Cruz.

Nunca llueve a gusto de todos

Sea como fuere, esta edición de Fitur por lo menos ha venido marcada por la firma de un acuerdo que muchos venían pidiendo a gritos desde hace años: el de la mejora de la Competitividad y la Calidad del Turismo en Canarias. Y lo venían haciendo porque en otros destinos españoles, competidores directos nuestros, hay aprobadas actuaciones similares, en marcha desde hace más de un año ya. Me refiero por ejemplo al Plan Qualifica de la Costa del Sol, dirigida a la regeneración de zonas obsoletas, a la mejora de infraestructuras y al fomento de un turismo más sostenible.

El problema es que, igual que allí, aquí parece apuntarse la tendencia de que nunca llueve a gusto de todos. Por una parte, el presidente del ejecutivo canario, Paulino Rivero, gastó el 90% de su efímero paso por Fitur en solicitar al Gobierno central un esfuerzo económico en la reconversión del sector. Por otra, algunas voces discordantes, procedentes de las islas menores sobre todo, han manifestado sus dudas ante lo que se ha planteado como la solución a los quebraderos de cabeza del turismo en el Archipiélago.

Por ejemplo, la consejera de Turismo del Cabildo del Hierro manifestó que “el acuerdo beneficia a unas islas más que a otras” y que “no soluciona los problemas de mi isla” en materia turística. Estos son lejanía o mala conectividad aérea y marítima, ya que hablar de regeneración de zonas obsoletas o de masificación en El Hierro, la verdad es que suena a chiste. En la misma línea, su homóloga en el Cabildo de La Gomera recordó que desde “hace tiempo vienen demandando realidades y no palabras”.

Lo que está claro es que se aproximan tiempos decisivos para el principal motor de nuestra economía. De todos es sabido que el turismo es un sector muy cambiante, en donde hay que reinventarse continuamente si no quieres morir aplastado por la competencia. Para un destino que es líder mundial como Canarias, esta adaptación se hace más necesaria si cabe. Lo único que cabe esperar es que se piense en todos por igual. Somos un destino completo, con una marca única, en donde todas las islas juegan un papel similar en importancia.

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