El atentado contra el hotel Marriot deja ya 60 muertos en Islamabad
La violencia integrista volvió este sábado a teñir de sangre el corazón de Islamabad, con un brutal atentado que destruyó el lujoso hotel Marriott y causó la muerte de al menos 47 personas y heridas a unas 250, entre ellos siete alemanes, según la Policía.
Fuentes hospitalarias citadas por las cadenas Geo TV y Aaj elevaron a 60 el número de muertos en el atentado suicida contra el establecimiento, frecuentado por hombres de negocios, visitantes y por los extranjeros que residen en Islamabad.
Un camión cargado con 1.000 kilos de explosivos, según el titular de Interior, Rehman Malik, explotó a la entrada del hotel, que fue devorado por las llamas.
La explosión afectó a una tubería de gas del establecimiento, lo que contribuyó a propagar un incendio que los bomberos todavía se afanan por extinguir.
Según testimonios recogidos por el canal privado “Geo TV”, en los momentos previos al atentado un hombre bajó de un vehículo ante el cordón de seguridad de la entrada del hotel y advirtió a los presentes de que tenían tres minutos para huir y salvar sus vidas.
La detonación posterior, que se pudo oír a varios kilómetros, dejó un cráter de nueve metros de diámetro y seis de profundidad.
Las fuerzas de seguridad necesitaron varias horas para evacuar el edificio y pidieron la intervención del Ejército para intentar rescatar a unas 15 personas que quedaron atrapadas por las llamas.
Los heridos fueron trasladados a distintos hospitales capitalinos, en los que se decretó el estado de “emergencia”.
De momento, las autoridades han informado de dos extranjeros muertos y 21 heridos en el atentado.
Entre los heridos extranjeros hay al menos cuatro alemanes, tres estadounidenses, dos británicos, un libio, un saudí, un libanés y un diplomático danés, informó el canal televisivo “Dawn”.
Además, una fuente diplomática aseguró a Efe que uno de los heridos es salvadoreño, aunque distintos representantes de la embajada española y otras latinoamericanas dijeron no tener constancia de víctimas de ese espacio cultural.
Según pudo comprobar Efe, el lugar ofrecía un aspecto desolador, con escombros, árboles caídos, tierra y ramas por todos lados, las aceras reventadas y decenas de vehículos destrozados.
La fachada del hotel quedó totalmente ennegrecida, mientras que en el interior se podían ver paredes resquebrajadas, tabiques y vigas desplomados, marañas de cables y cristales y mobiliario roto.
“Dos horas antes del atentado habíamos estado comiendo en un restaurante del hotel y ahora está destrozado. Es horrible”, dijo a Efe una española residente en la capital.
Situado en el corazón de Islamabad y escenario de frecuentes encuentros diplomáticos y eventos, el Marriott ya había sido objeto de ataques en el pasado, por lo que las medidas de seguridad eran muy estrictas y el acceso resultaba complicado.
El secretario de Interior, Kamal Shah, que se desplazó a la zona, declaró a la prensa que la ciudad no dispone de puestos de control con detectores de escáner, por lo que “no se puede evitar siempre que vehículos cargados de explosivos circulen libremente”.
El Gobierno de Pakistán decretó el estado de alerta máxima en todo el país, en el que hoy se registraron otros dos atentados, contra convoyes militares, que dejaron ocho víctimas en el conflictivo noroeste.
El propietario del Marriott, Sadruddin Hashwani, expresó a los medios su “profunda consternación” por lo sucedido.
“Lamento la muerte de tantos guardias de seguridad. Por suerte, el vehículo no pudo penetrar en el hotel”, subrayó.
Horas antes, el nuevo presidente del país, Asif Alí Zardari, había comparecido por primera vez ante la sesión conjunta del Parlamento.
“El terrorismo es una epidemia, un cáncer que eliminaremos a toda costa”, dijo Zardari en un mensaje posterior a la nación, en el que pidió a todas las fuerzas democráticas que unan sus fuerzas en la lucha contra esta lacra, según la agencia estatal APP.
Ningún grupo ha asumido la autoría del ataque, el mayor contra intereses occidentales perpetrado en la capital paquistaní.
El Gobierno proscribió recientemente el movimiento Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), que aglutina a los grupos talibanes locales y ha reivindicado varios de los últimos atentados y amenazado con más si el Ejército no detiene su ofensiva contra la insurgencia en las regiones tribales.