El conservador Nicolas Sarkozy se lanza a la conquista del Elíseo
Nicolas Sarkozy se lanzó este domingo a la conquista del Elíseo con la voluntad de “unir a todos los franceses” y de impulsar una República “real” e “irreprochable”, tras ser proclamado candidato por su partido conservador, la gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP).
“Mi Francia es la de todos los franceses, sin excepción”, declaró Sarkozy, de casi 52 años, en un discurso de unos 90 minutos, lleno de referentes históricos y de proyección en el futuro, en el que desgranó los puntos principales de su visión y proyecto.
La intervención, muy personal pero también programática, de Sarkozy fue el pistoletazo de salida de su campaña para las elecciones presidenciales de abril-mayo próximos y su previsible duelo, en la segunda vuelta, con la socialista Ségolène Royal.
Largamente ovacionado por las decenas de miles de militantes y simpatizantes de la UMP que preside desde noviembre de 2004, el aún ministro de Interior unió su voz a la de niños de todos los colores para cantar La Marsellesa, broche final de un momento triunfal de su larga carrera política.
En este Congreso por todo lo grande, al que acudieron 100.000 personas, según la UMP, fueron desvelados el lema de campaña de Sarkozy -“juntos todo es posible”-, y los resultados de la votación electrónica de los más de 338.000 militantes del partido.
Sarkozy, que era el único postulante a la designación al haber dejado a sus adversarios rivales en la cuneta, obtuvo el 98,1% de los votos. La participación fue del 69,01%.
Arropado por casi todos los dirigentes de la UMP, que con el paso de los meses fueron brindando su apoyo al infatigable y ambicioso postulante, el flamante candidato expresó su “respeto” por Jacques Chirac, al que aspira a suceder el próximo mayo, y le rindió tributo por haberse opuesto a la guerra de Estados Unidos en Irak.
Chirac, de 74 años y casi doce en el Elíseo, había hecho saber que no enviaría ningún mensaje ni se haría representar.
El presidente, que fuera el mentor de Sarkozy antes de que éste le “traicionara” al optar por otro en las Presidenciales de 1995, sigue sin desvelar si aspirará a un tercer mandato, aunque casi nadie cree que lo haga, incluido el que fuera su director de campaña por la reelección en 2002, Antoine Rufenacht.
El primer ministro y chiraquiano Dominique de Villepin, que se mantiene al acecho, hizo una visita relámpago a la fiesta de entronización de su rival.
En su discurso, Sarkozy dijo a sus seguidores que ya no será “sólo el candidato de la UMP” sino que debe dirigirse a “todos los franceses”, de todos los colores políticos y estamentos.
Su Francia, afirmó, es “la de todos los franceses que no saben muy bien si son de derechas, izquierda o centro”, y es la de “los trabajadores” que “no se reconocen en la izquierda inmóvil”.
Sarkozy dijo que ha “cambiado” por las adversidades que ha conocido, en un aparente intento de tranquilizar a quienes le creen demasiado autoritario y liberal, y apenas habló de “ruptura”.
Y, si bien arremetió contra la política de la izquierda, no mencionó a Royal, con la que está empatado en los sondeos.
Pero los dirigentes de la UMP que se sucedieron en el podio se encargaron de atacar a Royal, a la que la ministra de Defensa, Michele Alliot-Marie, llamó “Blancanieves contra sus siete recaudadores de impuestos”, en alusión a los desacuerdos sobre la fiscalidad entre los socialistas.
Sarkozy, que entró en la política en 1974, contrapuso la República “real” de sus deseos, que “hace efectivos los derechos que proclama”, a la República “virtual”, y prometió una “República irreprochable”, pues “es el bien de todos”.
Además de retomar los principales puntos de su programa ya conocidos, se pronunció por “un escudo fiscal del 50%”, es decir, que los impuestos no puedan superar el 50% de los ingresos, mientras que la reforma recién adoptada fija ese escudo en un 60%.
“El trabajo no está lo bastante recompensado, valorado, respetado”, dijo, al querer que las horas extraordinarias sean exoneradas de cotizaciones sociales y del impuesto sobre la renta.
Sarkozy, que quiere ser “el presidente del aumento del poder adquisitivo” y de “una Francia que pone al trabajador en el corazón de la sociedad”, considera que la pérdida de valor del trabajo está en el centro de la crisis “moral” del modelo republicano francés.
En política exterior, dijo que “nunca” aceptará la destrucción de la “unión política europea” que traería una ampliación “sin límite” de la Unión Europea, en la que no quiere que entre Turquía, y, criticado por su atlantismo, calificó de “falta” la guerra de EEUU en Irak.