Al menos 89 fallecidos en la masacre durante un partido de voleibol en Pakistán
ISLAMABAD, 2 (Reuters/EP)
La masacre cometida este viernes durante un partido de voleibol en la localidad paquistaní de Shah Hassankhel, que hasta el momento se ha cobrado la vida de 89 personas según los últimos datos, ha incrementado aún más la presión sobre el Gobierno de Islamabad en la lucha contra el terrorismo centrada en la lucha contra las milicias talibán paquistaníes, un enfrentamiento al que Estados Unidos ha contribuido con fuertes donaciones económicas a las autoridades a cambio de resultados palpables.
El ataque del viernes en un partido de voleibol es la matanza más sangrienta registrada en los dos últimos años en Pakistán. Los expertos consultados sugieren que los insurgentes relacionados con Al Qaeda se están concentrando en grandes multitudes de civiles para provocar el máximo de víctimas y difundir el terror, en lugar de atacar blancos complejos como las fuerzas de seguridad.
En cualquier caso, la explosión pondrá a los esfuerzos de Pakistán para contener a los cada vez más osados milicianos bajo un mayor escrutinio y provocará la alarma en Washington, que ve a Pakistán como un estado clave en el frente de batalla contra los talibán afganos.
CONSECUENCIAS
Un día después de que los milicianos hicieran estallar un vehículo deportivo en el campo de voleibol en la aldea de Shah Hassajhel, en el noroeste del país, equipos de rescate y campesinos aún buscan los cuerpos sin vida de las víctimas, cuyo número podría ser mayor en las próximas horas.
“Creemos que hay más cuerpos sepultados entre los escombros y la cifra de muertos podría aumentar”, dijo Zahid Mohammad, un campesino, quien estaba entre las decenas de personas que ayudaban a los socorristas, y que denunció la absoluta falta de medios en las tareas de recuperación. “La gente está excavando entre los escombros con sus manos y palas y no hay maquinaria pesada para ayudarnos. Es simplemente patético”, agregó.
Esto implica más presión para el presidente paquistaní Asif Ali Zardari, tanto en el interior del país como el extranjero. En el ámbito doméstico, Alí Zardari lleva largo tiempo enfrentado al poderoso Ejército de Pakistán, que tiene la potestad de decidir sobre las políticas de seguridad. Mientras, muchos de sus colaboradores podrían enfrentarse a nuevas acusaciones de corrupción.
“(La violencia de los milicianos) está aumentando la presión sobre Zardari y brinda más oportunidades a sus rivales para atacar a su Gobierno”, dijo el analista político Hasan Askari Rizvi. “El Gobierno necesitará una cierta perspectiva a largo plazo en el sentido de que tendrán que fortalecer la seguridad interna, que fue descuidada en el pasado porque nunca pensaron que las cosas podrían ir tan mal”, agregó.
El Gobierno debe además mejorar enormemente la calidad de vida de los habitantes de Pakistán e imponer su política centralizada en las zonas federalmente administradas de la frontera con Afganistán, donde el nivel de analfabetismo es descomunal y es aprovechado por los talibán para reclutar a futuros terroristas suicidas.
HUELGAS
Para subrayar el descontento público con la creciente ola de violencia, la ciudad de Karachi, la más grande del país y su capital comercial, fue escenario ayer de huelgas convocadas por líderes políticos y religiosos luego de que un suicida con bomba dejara el lunes 43 personas muertas en una procesión religiosa. Los talibanes se atribuyeron al responsabilidad y amenazaron con más violencia.
El número de atentados en Pakistán ha aumentado significativamente desde que las tropas del Ejército lanzaran una gran ofensiva contra los milicianos relacionados con Al Qaeda en su bastión en Waziristán del Sur, sugiriendo que las operaciones de seguridad no serán suficientes para estabilizar al país, que cuenta con un arsenal nuclear. Los milicianos han matado a cientos de personas desde mediados de octubre.
El ataque de Año Nuevo fue uno de los más sangrientos en Pakistán desde octubre del 2007, cuando la ex primera ministra Benazir Bhutto regresaba de un exilio autoimpuesto y un ataque dejó al menos 139 personas muertas.
APORTACIÓN INTERNACIONAL
Al margen de la ayuda económica y logística que proporciona Estados Unidos, Pakistán recibe un importante respaldo de otros países y organismos. Pakistán se aseguró el pasado mes de abril de 2009 más de 5.000 millones de dólares (unos 3.780 millones de euros) en nuevas ayudas durante dos años. También se reafirmaron compromisos a programas de ayuda ya existentes por un total de 15.000 millones de dólares.
Los inversores extranjeros están deseando que Islamabad acometa duras reformas económicas consideradas vitales para restablecer el crecimiento. Pakistán ya está siendo respaldado por un préstamo de 7.600 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional durante dos años.