Por fin en casa
Los dos médicos canarios que abandonaron el miércoles Chad por el conflicto que vive el país, donde llevaban a cabo un programa quirúrgico en el hospital San Joseph, gestionado por cinco monjas combonianas que atienden a un millón de personas del medio rural, regresarán a operar cuando haya más estabilidad.
Así lo aseguraron este sábado el ginecólogo José Ángel García y el cirujano Luis López a su llegada a Gran Canaria, en cuyo aeropuerto fueron recibidos con lágrimas y aplausos por sus familiares, el consejero de Cooperación Institucional y Solidaridad del Cabildo de la isla, Carmelo Ramírez, y el director gerente del complejo hospitalario universitario Insular Materno Infantil, Juan Rafael García.
López, que es jefe de Cirugía Torácica del Hospital Insular de Gran Canaria, y García, responsable de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Materno Infantil explicaron que llevaban cinco días en este centro hospitalario del sur de Chad, en el que realizan una media de seis operaciones diarias en un único quirófano, cuando comenzaron a llegar noticias de las revueltas que ocurrían al norte, en la capital del país, Yamena.
Los dos médicos viajaron a Chad para establecer una colaboración continuada con el hospital en el que desarrollaban un programa humanitario auspiciado por una congregación de misioneros combonianos fundada en el siglo XIX por el obispo italiano Daniel Comboni que Luis López había conocido previamente durante otros viajes similares a Angola y Mozambique.
A raíz del estallido de lo que los chadianos calificaron como golpe de Estado, a los médicos canarios se les impidió salir, por su seguridad, del hospital de cien camas donde continuaron realizando intervenciones ginecológicas y de cirugía general como “laparotomías por tumoraciones ováricas o hepáticas, peritonitis, hernias o histerectomías”, relató García.
Así transcurrieron unos días hasta que el Obispado de Doba, del que depende la gestión del hospital público con el que colaboraban, “organizó una salida a través de Camerún por una carretera secundaria” de la que formaron parte, además de los dos especialistas canarios, cinco italianos y dos monjas, afirmó López.
“A partir de ahí, hicimos unos 600 kilómetros evitando la carretera principal porque tenía más riesgo y llegamos a la frontera” con Camerún “y fue el momento menos agradable, ya que fue un recorrido cansado porque tuvimos que recorrer de norte a sur doce horas en un tren muy curioso hasta llegar a la capital, donde nos atendieron fantásticamente bien en la Embajada”, destacó.
Aunque han podido comunicarse con sus familiares en los últimos días, no sin dificultades, Luis López aseguró que el “nivel de problema” que ha vivido en Chad “no lo había visto nunca”, ya que, según dijo, en ese país “no hay una organización que te de un mínimo de tranquilidad, no hay nadie que vele por ti”.
Sin embargo, los dos médicos no dudan de que regresarán a operar al hospital de San Joseph, tal y como se han comprometido con las monjas que lo gestionan, un centro donde las intervenciones las hacen enfermeros titulados por la ausencia de cirujanos.
“Que en un sitio tan necesitado -el quinto país más pobre del mundo- un hospital de cien camas funcione a ese nivel de efectividad lo convierte en el sitio idóneo para poder hacer una cooperación efectiva”, refirió Luis López.
Los dos especialistas destacaron que la necesidad en Chad es tal que sólo hay un médico por cada 90.000 habitantes, una ratio según la cual habría cuatro para atender a toda la población de Las Palmas de Gran Canaria.
Por su parte, el ginecólogo José Ángel García afirmó que “de cada cinco partos, un niño está muerto, y, de cada cien partos, una madre de muere”, unas cifras que consideró “completamente desmesuradas” y para las que hay que “buscar una solución” apoyando a este hospital, que definió como “una especie de campus con muchos pabellones”.