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El Gobierno de Confianza Popular de Kirguistán se concede un mandato de seis meses

BISHKEK, 8 (OTR/PRESS)

Las fuerzas de la oposición kirguís han derrocado al presidente Kurmanbek Bakiyev, han disuelto el Parlamento y han constituido un denominado “Gobierno de Confianza Popular” cuyo mandato será de seis meses y cuya principal misión será elaborar una nueva Constitución y convocar elecciones. En medio de los enfrentamientos que han causado al menos 75 muertos y más de mil heridos en todo el país, Bakiyev ha abandonado la capital, Bishkek, pero no ha admitido su derrota.

La autoproclamada presidenta del nuevo Gobierno interino, la ex ministra Roza Otunbayeva, anunció este jueves ante la prensa que asumirá plenos poderes presidenciales y gubernamentales y que su Gobierno tiene previsto “emitir un decreto para devolver al Estado numerosos activos que fueron privatizados ilegalmente de forma gratuita”, en referencia expresa a las empresas eléctricas Severelectro y Vostokelectro, desestatalizadas por Bakiyev.

“El pueblo de Kirguistán quiere construir la democracia”, declaró en un encuentro anterior con los periodistas. “Lo que hicimos el miércoles fue nuestra respuesta a la represión y a la tiranía contra el pueblo por parte del régimen de Bakiyev”, añadió. “Pueden llamarlo revolución, pueden llamarlo revuelta popular, da igual, ésta es nuestra forma de decir que queremos justicia y democracia”, manifestó.

Asimismo, Otunbayeva --antigua ministra de Asuntos Exteriores-- ha exigido la dimisión de Bakiyev, a quien ayudó a subir al poder hace justamente cinco años durante la llamada 'Revolución de los Tulipanes', a costa del entonces presidente Askar Akayev. Según la nueva dirigente, el presidente se ha hecho fuerte en su feudo natal, Jalalabad, en el sur, donde intenta aglutinar a sus partidarios para defender sus derechos.

Bakiyev, por su parte, declaró por teléfono a la cadena de radio Eco de Moscú: “Yo fui elegido jefe de Estado y no admito ninguna derrota”. El dirigente, que salió anoche de Bishkek en un avión, dijo que se encuentra en el sur del país.

“No pretendo renunciar a mi autoridad como presidente”, advirtió, al tiempo que acusó a la oposición de llevar a cabo una “toma de poder armada”. “Desafortunadamente, aunque yo soy el presidente en funciones, no tengo una influencia real”, reconoció Bakiyev, que señaló además que “una operación coordinada” como la de la oposición “es prácticamente imposible de llevar a cabo sin fuerzas extranjeras”.

En un comunicado atribuido a Bakiyev por el noticiero digital www.24.kg, el mandatario responsabiliza a la oposición de los actos violentos registrados en el país a lo largo de los dos últimos días y afirma que las fuerzas opositoras tienen en estos momentos el control del Ejército y de los organismos de seguridad.

LOS DISTURBIOS

Bishkek fue escenario el miércoles de fuertes enfrentamientos entre manifestantes antigubernamentales y fuerzas de seguridad, en los que murieron al menos 75 personas. Los disturbios comenzaron el martes en la localidad de Talas, en el noroeste, donde cientos de manifestantes ocuparon la sede del gobierno regional y retuvieron durante unas pocas horas al gobernador local.

El punto de no retorno se alcanzó el miércoles, miércoles, cuando miles de opositores irrumpieron en el Parlamento, cercaron la sede de la Presidencia en Bishkek, asaltaron la oficina del fiscal general y tomaron el control del canal de televisión estatal KTR. Luego la multitud se apoderó de la Casa Blanca, principal sede del Gobierno, e incendió y saqueó numerosas salas de este edificio de siete plantas.

Este jueves, los enfrentamientos en Bishkek obligaron a la intervención de las fuerzas especiales, según los medios de comunicación kirguises. Un portavoz del Ministerio del Interior interino afirmó que cientos de agentes se estaban enfrentando a unos 500 saqueadores en un mercado y en otras partes de la ciudad, y posteriormente el autoproclamado responsable del Ministerio del Interior kirguís, Bolot Sherniyazov, emitió este jueves una orden que autoriza a las fuerzas de seguridad a disparar contra los saqueadores en la capital.

Ante el aumento de la tensión, el Gobierno y la oposición se reunieron el miércoles por la noche en la sede de la Presidencia para negociar una solución. El primer ministro, Daniyar Usenov, anunció que renunciaba al poder en nombre de todo el Gabinete e informó de que la oposición había formado un “Gobierno de Confianza Popular” encabezado por Otunbayeva.

En su primera declaración, Otunbayeva anunció que su Gobierno interino tendría un mandato de seis meses y que su misión fundamental será elaborar una nueva Constitución y crear “las condiciones para unas elecciones libres y justas”. Horas más tarde, comunicó la disolución del Parlamento y aseguró que las nuevas autoridades controlaban la casi totalidad del país.

Asimismo, Roza Otunbayeva precisó que Bakiyev había regresado a Jalalabad para movilizar a sus partidarios y defender sus intereses. “Queremos negociar su dimisión”, declaró. “Su tarea ha concluido”, añadió. “Las personas que murieron el miércoles son víctimas de su régimen”, aseveró.

REACCIONES

El Gobierno ruso ha sido el primero en reconocer al nuevo régimen kirguís. El primer ministro ruso, Vladimir Putin, se entrevistó esta mañana telefónicamente con Otunbayeva, ante la cual se comprometió a prestar a Kirguistán la “necesaria ayuda humanitaria” considerando “el carácter especial” de las relaciones bilaterales, según informó este jueves el portavoz del jefe del Ejecutivo ruso, Dimitri Peskov, citado por la agencia pública de noticias rusa, RIA Novosti.

Peskov destacó que Putin había hablado con Otunbayeva “en su calidad de jefa del Gobierno de Confianza Popular”. En la misma entrevista, Otunbayeva aseguró a Putin que el “Gobierno de Confianza Popular” controlaba la situación en el país, así como las Fuerzas Armadas y los cuerpos policiales y de seguridad.

Intentando evitar posibles especulaciones, un asesor de la Casa Blanca sobre Rusia afirmó que la toma del poder en Kirguistán por parte de la oposición no es un golpe de Estado promovido por Moscú contra Washington.

Michael McFaul dijo a los medios de comunicación que “no está claro” quién está al mando ahora en el país centroasiático pero señaló que “las personas que supuestamente están gobernando Kirguistán” son personas con las que él mismo ha “estado en contacto durante muchos años”. “Esto no es una especie de golpe de Estado antiamericano. Eso lo sabemos con seguridad, y tampoco es un golpe de Estado apoyado por los rusos”, declaró.

El Ejército estadounidense tiene una base aérea en Kirguistán que proporciona un apoyo crucial a las operaciones militares en Afganistán desde poco después del comienzo de la guerra en 2001. Omurbek Tekebayev, un antiguo líder opositor kirguís que ahora se encarga de asuntos constitucionales en el nuevo Gobierno, indicó este jueves que hay una “alta probabilidad” de que el contrato de arrendamiento de la base se acorte.

“Rusia ha desempeñado un papel en el derrocamiento de Bakiyev”, aseguró en una entrevista a la agencia Reuters. “Ustedes han observado la alegría de Rusia cuando ha visto que Bakiyev se había ido”, añadió Tekebayev. “Así que ahora hay una alta probabilidad de que se reduzca la duración de la presencia de la base aérea estadounidense en Kirguistán”, concluyó.

Mientras, la Unión Europea y España han pedido a los kirguises que recurran al diálogo para solucionar pacíficamente la crisis que atraviesa su país y recuperen así el orden democrático. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), por su parte, ha anunciado la designación de Zhanybek Karibzhanov como enviado especial de este organismo para Kirguistán.

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