El mundo lamenta que Augusto Pinochet no fuera juzgado
Un lamento general porque el ex dictador chileno Augusto Pinochet, muerto este domingo en Santiago, haya esquivado en vida a la justicia ha sido la reacción mayoritaria de organizaciones humanitarias, mientras que gobiernos como el de Estados Unidos calificó su dictadura como “un periodo difícil”.
EEUU “está con las víctimas de su régimen”, dijo un portavoz de la Casa Blanca, Tony Fratto, para quien “la dictadura de Augusto Pinochet en Chile representó uno de los más difíciles períodos en la historia de esa nación”.
“Nuestros pensamientos están hoy con las víctimas de su régimen y sus familias”, señaló Fratto, que subrayó que Estados Unidos “elogia al pueblo chileno por construir una sociedad basada en la libertad, la ley y el respeto a los derechos humanos”.
La organización Amnistía Internacional (AI) indicó que la muerte de Pinochet supone una “llamada de atención” a los gobiernos, pues es necesaria una Justicia rápida para impedir que los culpables de las violaciones de los derechos humanos eviten ser procesados.
La organización internacional pro derechos humanos Human Right Watch indicó, en un comunicado difundido en Washington, que Pinochet fue “un pionero en el uso de las desapariciones” de personas como arma de represión en Suramérica.
La entidad humanitaria señaló que, sin embargo, que el arresto de Pinochet en Londres en 1998 también impulsó el uso de tribunales nacionales para juzgar a líderes extranjeros por abusos cometidos en sus propios países.
Las víctimas de la dictadura de Pinochet y los abogados que lo llevaron a los tribunales en más de 300 querellas lamentaron que el ex dictador haya muerto sin ser condenado, aunque no ocultaron su alegría por la desaparición física del militar.
Los partidarios y colaboradores de Pinochet consideraron su muerte como una pérdida “irreparable” para Chile y pidieron “tolerancia” a sus detractores y un funeral con honores para el ex dictador.
“El dolor es muy grande, estamos consternados”, dijo el general retirado Luis Cortés Villa, directivo de la Fundación Augusto Pinochet y una de las personas más cercanas a la familia del ex gobernante.
La ex primera ministra británica Margaret Thatcher también se mostró “profundamente entristecida” por la muerte del militar chileno, según un portavoz de la Dama de Hierro.
La actual ministra británica de Asuntos Exteriores, Margaret Beckett, destacó, por su parte, los progresos conseguidos por Chile en los últimos quince años tras el abandono del poder de Pinochet.
Isabel Allende, hija del presidente chileno Salvador Allende, derrocado por Pinochet en 1973, dijo que le duele que, más allá del desprestigio de haber sido procesado o imputado, finalmente nunca concluyó ningún juicio contra él.
La también diputada socialista, de visita privada en España, insistió en la necesidad de que sigan los juicios.
Organismos de derechos humanos de Argentina lamentaron que el dictador haya muerto sin haber cumplido “la condena que merecía en una cárcel común por el genocidio que cometió”.
La secretaria de la Asociación Madres de Plaza de Mayo argentina, Beba Evel Petrini, afirmó que la muerte “lo salvó de haber pagado el horror que sembró”.
El vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, afirmó que esta noticia “sella la impunidad” del general chileno, mientras que Gustavo Larrea, futuro ministro ecuatoriano del Interior, dijo en nombre del gobierno electo de su país que se pone fin a un periodo que “ensombreció a América”.
El portavoz parlamentario del gobernante Partido Socialista Obrero Español, Diego López Garrido, consideró “lamentable” que Pinochet haya muerto sin ser juzgado, pero recordó que fue España el país que permitió “dar un salto de gigante” para que los autores de crímenes contra la humanidad no quedaran “impunes”.
Diversas acusaciones particulares y populares en el caso contra Pinochet en España lamentaron que la muerte del ex dictador haya dejado impunes sus “crímenes” y no haya permitido a sus “víctimas” obtener la reparación por la que tantos años han estado luchando.
Por su parte el escritor uruguayo Mario Benedetti manifestó que “la muerte le ganó a la justicia”, tras conocer la noticia del fallecimiento del ex dictador.
Para el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, Pinochet “simbolizó un periodo sombrío en la historia de América del Sur”.
“Fue una larga noche en que las luces de la democracia desaparecieron, apagadas por golpes autoritarios”, subraya un breve texto firmado por el portavoz de la Presidencia, André Singer.
El Gobierno brasileño hace votos para “que nunca más la libertad en la región llegue a ser amenazada y que en cada país los pueblos puedan siempre resolver en paz sus diferencias”.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, afirmó que la muerte de Pinochet se produjo cuando las violaciones a los derechos humanos cometidas por su régimen “estaban confirmadas”.
A juicio de Insulza, el hecho de que el ex dictador haya muerto sin haber sido condenado por la Justicia no tiene mayor relevancia.
“Creo que francamente, al margen de todo, lo que todos tenían claro es que el general Pinochet no iba a ir preso”, dijo Insulza, debido a su avanzada edad y estado de salud, aunque hubiera sido condenado en alguno de los juicios que lo afectaban por violaciones a los derechos humanos y delitos económicos.