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Naciones Unidas impone nuevas multas a Irán por su programa nuclear

Los quince miembros del Consejo votaron a favor de la resolución, la 1747, la tercera que aprueba este órgano de máxima decisión con el objetivo de presionar a Irán para que suspenda su programa nuclear. Los seis países que negocian el asunto iraní -los cinco miembros permanentes del Consejo: EEUU, Reino Unido, Francia, China y Rusia, junto con Alemania (el llamado Grupo “5+1”)-, emitieron un comunicado conjunto tras la votación, en el que dejan claro a Irán que todavía están abiertas las puertas del diálogo.

En la declaración, hicieron hincapié en que todavía está sobre la mesa el paquete de incentivos que la comunidad internacional presentó en junio, y que incluye tecnología nuclear de punta para uso civil, un reactor de agua ligera, así como ventajas económicas y garantías de seguridad regional. “Urgimos a Irán aprovechar esta oportunidad para buscar una solución negociada. Nuestras propuestas ofrecerán beneficios a Irán y la región, además de proporcionar medios para abordar las preocupaciones de la comunidad internacional sobre los intereses legítimos iraníes”, dijo el embajador británico, Emyr Jones Parry, quien leyó el comunicado.

“En una región que se conoce por su inestabilidad y violencia, busquemos un acuerdo para crear confianza y promover la paz y el respeto mutuo. En este espíritu, proponemos más negociaciones con la República Islámica para encontrar una manera aceptable para reanudar las negociaciones”, agregó.

“Animar al liderazgo iraní a cambiar de camino”

Por su parte, el embajador de EEUU ante la ONU, Alejandro Wolff, indicó que Irán sigue “desafiando” a la comunidad internacional al no cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad, por lo que este órgano no ha tenido más remedio que actuar. “Es nuestra responsabilidad solemne tomar medidas encaminadas no sólo a detener el desarrollo por parte de Irán de un programa de armas nucleares, sino de animar al liderazgo iraní a cambiar de camino”, declaró.

Wolff expresó su esperanza de que Irán cumpla con la resolución, lo que significaría su voluntad de iniciar negociaciones constructivas sobre su programa nuclear. “Estas negociaciones tendrán beneficios tangibles y profundos para Irán y, lo más importante, para los iraníes”, declaró.

En la sesión, participó el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Manuchehr Mottaki, quien lamentó que, otra vez, se haya “abusado” del Consejo de Seguridad por las acciones orquestadas de unos cuantos miembros. “Se ha abusado del Consejo de Seguridad para que tomara una decisión ilegal, innecesaria e injustificable contra el programa nuclear pacífico de Irán”, indicó el jefe de la diplomacia iraní.

“No existe ninguna duda para nosotros desde un principio, y tampoco debería de haberla para el Consejo, que todas estas confabulaciones de los copatrocinadores de la resolución se deben a consideraciones nacionales y para privar a los iraníes de sus derechos inalienables, más que a preocupaciones por la no proliferación”, resaltó Mottaki. EEUU y sus aliados occidentales consideran que las actividades nucleares de Irán están dirigidas a la fabricación de la bomba atómica, mientras que Teherán insiste en que su propósito es pacífico, para la generación de electricidad.

En la resolución, se exige a Irán que suspenda sus actividades de enriquecimiento de uranio, así como la fabricación de un reactor de agua pesada, y aclare las dudas del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) sobre los fines pacíficos de sus actividades en esta materia. Bajo el capítulo 41 de la Carta de la ONU, que no contempla la intervención militar, se dictaminan una serie de nuevas sanciones si el régimen de Teherán no cumple en 60 días con estas demandas internacionales.

Las nuevas sanciones se refieren a la prohibición de Irán de exportar armas y la congelación de activos financieros a 28 individuos y entidades que están relacionados con el programa nuclear y de misiles balísticos iraní, entre ellos miembros de la Guardia Revolucionaria de la República Islámica. Asimismo, se imponen restricciones voluntarias para viajar a los individuos sometidos a sanciones, a importar armas a Irán, así como a conceder créditos y asistencia financiera al Gobierno iraní.

En el documento también se reafirma el papel de la OIEA en sus esfuerzos para solucionar el caso iraní, y le pide que en 60 días, el director de este organismo, Mohamed El Baradei, presente un informe de situación sobre la actitud mostrada al respecto por Teherán.

Relaciones deterioradas

Las autoridades iraníes mantenían este sábado retenidos en Teherán a los 15 militares británicos, mientras los habitantes de la capital esperaban con resignación las nuevas sanciones contra su país que el Consejo de Seguridad de la ONU. Aunque nadie oficialmente establece un vínculo directo, muchos diplomáticos y analistas políticos relacionaban hoy en Teherán la detención de los marines con las “prisas” del Consejo por aprobar el texto de la resolución, pese a las reticencias de varios países como China o Rusia y otros miembros no permanentes.

Irán ya capturó a otro grupo de militares británicos en junio de 2004, que fueron liberados tras verse obligados a pedir disculpas públicamente y ser exhibidos en la televisión iraní. Pero en esta ocasión las relaciones entre ambos países se encuentran mucho más deterioradas que hace dos años, cuando gobernaba en Teherán el reformista Mohammed Jatami y la polémica en torno al programa nuclear iraní todavía no había alcanzado las proporciones actuales.

Desde la llegada a la presidencia del ultraconservador Mahmud Ahmadineyad en junio de 2005, las relaciones entre Teherán y Londres no han dejado de emponzoñarse a causa de la cuestión nuclear, pero también a causa del conflicto en Irak. El comandante de las fuerzas británicas en la ciudad iraquí de Basora aseguró este sábado tener pruebas de que elementos iraníes están armando y pagando a los insurgentes locales para atacar a sus tropas desplegadas en la zona.

Irán ha negado siempre esos vínculos y ha protestado repetidamente por la detención en Irak, el pasado enero, de cinco miembros de la Guardia Revolucionaria, acusados de alentar a la resistencia chií, y que aún continúan en poder de las fuerzas estadounidenses. Ya el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei había advertido esta semana a los países occidentales de que si “continúan con las amenazas y la intensificación de la coerción y la violencia, deben saber que las autoridades iraníes usarán todas sus recursos para golpear a quienes atacan”.

Entretanto, las calles de Teherán se mostraban este sábado casi vacías por las festividades del Nowruz, el nuevo año iraní, que los habitantes de la capital celebran en la intimidad familiar o haciendo excursiones a las afueras. Quienes quedaban en la ciudad daban muestras de resignación ante los últimos acontecimientos y la posibilidad de nuevas sanciones por parte de la ONU.

Haled Dirshi, un médico iraní que trabaja en Francia y llegó a pasar las fiestas del año nuevo con su familia, expresó su desánimo ante la incomprensión internacional por lo que sucede en su país. “La sociedad iraní es muy diferente de lo que se describe en Occidente, nosotros no queremos para nada el conflicto, ni la guerra, aunque sí nuestro derecho a disfrutar de la tecnología nuclear de un modo pacífico, como todo el mundo”, recalcó.

Al igual que otros ciudadanos, Haled no cree que las sanciones vayan a tener mucho efecto sobre la economía iraní y especialmente sobre la actitud de la clase dirigente del país. “Ya estamos acostumbrados a las sanciones, aunque con el tiempo acaben notándose en la economía, pero Irán es un país con muchos recursos”, señala, aunque teme que las nuevas medidas sancionadoras radicalicen aún más la postura del Gobierno iraní.

La reacción de Teherán a la posible nueva resolución del Consejo de Seguridad podría hacerse notar más que las propias sanciones, tal como han advertido sus dirigentes y destacan algunos observadores. “Si te arrinconan, es legítimo defenderte por todos los medios”, declaró recientemente el presidente Ahmadineyad.

Entre esas medidas estaría la conclusión de la cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) y posteriormente el abandono del Tratado de No Proliferación nuclear (TNP). Pero Irán también puede, en último término, bloquear el estrecho de Ormuz y con ello el principal paso de las exportaciones mundiales de petróleo desde el Golfo Pérsico.

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