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Más de 30 personas mueren en Irak mientras EEUU debate su estrategia

Un atentado suicida perpetrado con un camión-bomba se cobró este martes la vida de al menos 20 personas en la ciudad de Ramadi, a 100 kilómetros al oeste de Bagdad, según fuentes de la policía de la localidad. Las fuentes explicaron que además otras 30 personas resultaron heridas como consecuencia de la explosión que ocurrió en el noreste de la localidad, capital de la provincia de al Anbar.

Los agentes precisaron que el suicida detonó la carga explosiva cuando el vehículo transitaba junto a una patrulla de la policía en un mercado popular. En el atentado, que sucedió en el bario de al Bu Faray, perdieron la vida varios agentes, aunque las fuentes no precisaron su número.

Mientras, cuatro personas murieron y otras 10 resultaron heridas en un ataque con morteros en el sur de Bagdad, el mismo día en que la policía halló 19 cadáveres de personas asesinadas a tiros, informaron fuentes de seguridad. Según su relato, los proyectiles impactaron en viviendas del área de Yesr Diyala, a donde llegaron varias ambulancias pata trasladar los cuerpos y los heridos.

Por otra parte, patrullas policiales encontraron un total de 19 cadáveres de personas acribilladas y con señales de tortura en diversas zonas de la capital. Los cuerpos, que estaban maniatados y con los ojos vendados, no tenían documentos de identificación por lo que fueron trasladados al principal depósito de cadáveres de Bagdad para que sean reconocidos por sus familiares a fin de ser sepultados.

La violencia persiste en la capital, pese al estricto plan de seguridad vigente desde el pasado 14 de febrero pasado, y que es mantenido por alrededor de 90.000 soldados iraquíes y estadounidenses.

Ataque a una patrulla policial

Al menos cinco policías iraquíes murieron por el estallido de un artefacto explosivo al paso de su patrulla en Faluya a 50 kilómetros al oeste de Bagdad, según fuentes policiales. Las fuentes explicaron que el estallido ocurrió en la calle al Muhit, en el noreste de la localidad.

La explosión causó heridas a otros dos agentes y dejó completamente destrozado uno de los vehículos del convoy policial. Faluya, una de las principales ciudades de la conflictiva provincia de Al Anbar, es escenario frecuente de ataques contra las fuerzas estadounidenses e iraquíes, a pesar de las intensas medidas de seguridad.

Por otra parte, la explosión de un coche bomba cerca de un restaurante popular en el centro de esta localidad causó heridas a dos civiles, según las fuentes. El estallido no causó más víctimas debido a que los clientes del local huyeron del lugar momentos antes de la explosión tras sospechar que el vehículo podía ser un coche-bomba.

Anteriormente, nueve soldados de EEUU murieron en un ataque suicida al estallar un coche bomba contra su base en la provincia de Diyala, al noreste de Bagdad, informó el Ejército estadounidense. Según un comunicado, la explosión del coche bomba en el interior de la base causó heridas a otros 20 soldados.

Doce de los militares heridos volvieron a su destacamento, mientras otros ocho fueron trasladados a un hospital de la coalición militar internacional, según las fuentes. Este es el atentado con mayor número de víctimas entre las tropas norteamericanas en un solo ataque en los últimos meses.

Las víctimas de este atentado pertenecían a la base de Lightining Force, de Diyala, a 65 kilómetros al nordeste de Bagdad. En los últimos meses la provincia de Diyala ha sido escenario de enfrentamientos entre las tropas estadounidenses y fuerzas chíes y sunis, que conviven en ella.

Bush, “decepcionado”

Por otro lado, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dejó claro este martes que no aceptará las condiciones que pretenden imponer los demócratas sobre la guerra en Irak, en una lucha de poderes que no tiene visos de solución. En un encuentro con la prensa, Bush se declaró “decepcionado” por el rumbo que tomaron los demócratas, que controlan el Congreso, al imponer una agenda para el repliegue paulatino de las tropas estadounidenses en Irak.

El texto final del proyecto de ley de gastos, acordado el lunes por la noche por los legisladores y que debe ser votado a más tardar el viernes, “ata las manos de los militares, añade millones de dólares en gastos no relacionados con la guerra y establece una fecha para la retirada de las tropas”, explicó Bush. Al reiterar su amenaza de veto, Bush acusó a los demócratas de politizar la guerra, y señaló que aceptar su proyecto de ley “sería aceptar una política que llanamente contradice el juicio de nuestros comandantes militares”.

La evolución de la guerra en Irak, donde persiste la espiral de violencia, ha atizado el debate nacional sobre cuál es la mejor estrategia de salida y cómo hacerla sin empeorar la inestabilidad en la zona. El resultado es una lucha de poderes entre el Congreso, que controla los fondos, y el Ejecutivo, que tiene la autoridad constitucional para la dirección de la guerra, en momentos en que los políticos tienen la vista puesta en los comicios de 2008.

La oposición, otrora acusada por Bush de ser “antipatriota” por criticar la guerra, ha querido destacar ante la opinión pública que el conflicto bélico sólo ha aumentado las bajas estadounidenses e iraquíes y ha desgastado la imagen de EEUU en el mundo. Pero en sus declaraciones, de seis minutos, Bush dijo que una apresurada retirada de las tropas “no es un plan para la paz”, permitiría que los terroristas encuentren refugio en Irak y “desataría el caos” en toda la región.

El acuerdo alcanzado sobre la medida, que contempla unos 124.000 millones de dólares -incluyendo 90.000 dólares para los gastos militares en Irak y Afganistán-, establece que la retirada debería comenzar el 1 de octubre de este año y completarse seis meses después. El líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, ha insistido en que el Gobierno de Bush no quiere escuchar la verdad del “fracaso” de la aventura estadounidense en Irak.

“El presidente aparentemente permanece en un peligroso estado de negación sobre la situación en Irak y su impacto en nuestra seguridad aquí en casa”, expresó Reid en un comunicado, en respuesta a la nueva advertencia de Bush. Agregó que el Congreso quiere entregar a Bush un proyecto de ley que provee los fondos militares que necesita para la guerra y también “un final responsable” a una contienda que se ha cobrado la vida de más de 3.200 soldados estadounidenses.

Reid vende la propuesta demócrata como una fórmula para instrumentar una estrategia que sí funcione porque, asegura, una retirada de las tropas obligaría al Gobierno iraquí a cumplir con una serie de metas para la estabilidad política.

Preguntas sobre las consecuencias

Pero Bush y grupos conservadores afines no comparten esa idea porque creen que la retirada envía un mensaje equivocado al enemigo y, peor aún, sólo augura la expansión del caos.

“Hay muchas preguntas sobre las consecuencias de una retirada, y la reacción del enemigo, que no han recibido suficiente estudio. El enemigo no va a distinguir entre tropas de combate y entrenadores militares”, dijo a Efe Thomas Donnelly, analista de seguridad nacional del conservador “American Enterprise Institute”. “Los demócratas no tienen los votos para superar un veto presidencial, no hay respuestas claras. Mientras tanto, los iraquíes están pagando un precio muy alto por nuestra incapacidad de ganar esta guerra”, agregó.

Donnelly se refería, entre otras cosas, a la pesadilla logística que supone la retirada de los 155.000 soldados en Irak, con todo el armamento bélico acumulado a lo largo de cuatro años de ocupación. Según una encuesta reciente de ABC News y The Washington Post, la mayoría de los estadounidenses cree que EEUU perderá la guerra en Irak pero, a la vez, está muy dividida sobre si una retirada de Irak es o no aconsejable.

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