Una semana de ''asedio y limpieza étnica'' en El Aaiún
El Frente Polisario hace recuento. Una semana después de que Marruecos atacara Gdem Izik,el campamento de protesta instalado a las afueras de El Aaiún en el que vivían unos 20.000 saharauis, y de que mantenga un férreo control policial y militar sobre la capital administrativa del Sáhara Occidental, las cifras arrojan un resultado de 20 muertos “reconocidos”, según Bucharaya Abeyun, el presidente del Frente Polisario en España.
“Pueden ser muchos más”, señala Bucharaya, porque a día de hoy hay “más de 150 desaparecidos, que no sabemos si están vivos o muertos”. En el Hospital Militar de El Aaiun, continúan apilados y sin identificar “35 cadáveres”, y en esta última semana, “más de 2.000 personas han sido detenidas por policías marroquíes”, de las que “varios centenares continúan retenidos”, sin contacto con el exterior y sin que se sepa su paradero exacto. La información que maneja el Frente Polisario apunta a que están siendo trasladados a “prisiones del norte”, mientras que otros “están en la conocida como Cárcel Negra”.
Bucharaya insiste una y otra vez en que “no tenemos datos concretos, nos falta información”. Y es que Marruecos ha intentado también eliminar todas las posibilidades de que trascienda al exterior lo que allí está ocurriendo. Para ello, eliminó la cobertura para móviles “en los territorios” y prohibió la entrada a periodistas, la mayoría españoles. Prácticamente todos los días, pequeños grupos de informadores han intentado entrar legalmente a El Aaiun a través del aeropuerto, sin que pudieran tan siquiera tocar tierra.
Los que sí lo lograron, fueron localizados, conducidos a dependencias policiales y expulsados de la zona.
Al llegar a Canarias, escala obligada en su camino hacia Madrid u otras ciudades europeas, todos han coincidido en destacar el “boicot informativo” al que Marruecos tiene sometido a toda la zona y la “represión” sobre la población civil. En el mismo caso se encuentran numerosos activistas, miembros de reconocidas organizaciones no gubernamentales, que no han podido entrar.
Cuatro españoles, miembros de Resistencia Saharaui y Sahara Thawra, se encontraban en el campamento antes de su desalojo. Desde el lunes pasado han estado escondidos en casas de saharauis en El Aaiún. Dos llegaron este domingo a España pero los otros dos, Isabel Terraza y Antonio Velazquez, continúan escondidos. Este lunes han hecho público un video en el que denuncian la situación de los saharauis, e insisten en que temen por su vida. La respuesta de la ministra de Asuntos Exteriores del Gobierno español, Trinidad Jiménez, no se ha hecho esperar. En declaraciones a los medios, aseguró que su permanencia en la ciudad saharaui es por propia voluntad, porque el Ejecutivo español les ha garantizado una salida segura.
Escalada
La escalada de violencia desde el lunes 8 de noviembre ha ido en aumento. El Frente Polisario ha denunciado diariamente que “se está llevando a cabo una auténtica limpieza étnica”, con “la connivencia de la comunidad internacional, que no condena estos actos”. A las cifras de muertos, desaparecidos y detenidos se suman “otra que no podemos concretar”, señala Bucharaya, la “de los miles de saharauis que permanecen en sus casas, no se mueven y no hablan, porque tienen miedo”. La situación este lunes “sigue igual” y sin esperanzas de que el reino alauí varíe su estrategia. De hecho, el Frente Polisario “ya ha solicitado a todos los organizamos internacionales que intervengan”, aunque hasta ahora no han obtenido respuesta.
De continuar la actual situación “nos veremos obligados a utilizar todos los recursos legales, sin descartar las armas, para luchar por nuestra tierra”, insiste Bucharaya, quien se resiste a concretar plazos temporales para que el Frente Polisario comience a actuar. “En política no se plantean plazos”, explica, pero “en el caso de que la comunidad internacional no haga nada”, no descartan “hacer caso” a los jóvenes que en los últimos días se manifiestan en “los territorios ocupados” a favor del inicio de una guerra.
Los saharauis se muestran especialmente críticos con España, que como explica Bucharaya, “no puede desentenderse” y “tiene que condenar los hechos que están ocurriendo”, porque es “una cuestión de derechos humanos”.
También han exigido que el rey de Marruecos sea puesto a disposición de los tribunales internacionales por crímenes contra la humanidad, han denunciado una búsqueda sistematica de saharauis y advierten de que muchos de los fallecidos podrían haber sido ocultados en fosas comunes. Otra de sus denuncias es la utilización de los “colonos” marroquíes por parte del régimen alauí para “cazar” saharauis.