Los talibanes dicen que matarán a los 22 surcoreanos si no hay acuerdo
Pocas horas después de descartar el diálogo, los talibanes han fijado el mediodía del lunes (07.30 GMT) como el plazo final para comenzar a ejecutar a los 22 rehenes surcoreanos si las autoridades no se avienen a canjearlos por presos insurgentes, informó este domingo un portavoz de la milicia.
“El Gobierno de Kabul no se ha tomado este asunto muy en serio, así que hemos decidido fijar un plazo final: el mediodía de mañana -este lunes para el lector”, dijo por teléfono Mohammed Yousef Ahmadi, portavoz de la milicia.
“Es posible que comience el asesinato de los rehenes si la solución no ha llegado mañana -este lunes- al mediodía”, añadió.
Horas antes, el propio portavoz talibán había asegurado que ya no habrá más diálogo sobre los secuestrados, a la espera de que las autoridades afganas accedan al canje.
“Ya no hace falta dialogar más. Hemos entregado nuestra lista de presos y esperamos una respuesta positiva”, aseguró.
Los talibanes habían exigido para la puesta en libertad de los rehenes la excarcelación de ocho presos insurgentes, para lo cual han entregado a las autoridades de Ghazni, la provincia en la que se produjo el secuestro, una “lista completa” con sus nombres.
Uno de los miembros del equipo mediador, Khowaja Sedeqi, confirmó las palabras de Ahmadi, y aseguró que este domingo no se produjeron negociaciones cara a cara por voluntad de los talibanes, aunque algunos líderes tribales sí hablaron con ellos.
Los insurgentes, dijo Sedeqi, tienen los teléfonos apagados y están esperando una respuesta del Gobierno en el sentido de liberar a los presos.
Los secuestrados, 18 mujeres y cuatro hombres, están separados bajo custodia de distintas facciones de la milicia, que estos días no habían logrado ponerse de acuerdo en sus exigencias a las autoridades: mientras dos de los grupos preferían el pago de un rescate, la tercera facción exigió la liberación de sus presos.
Reunión entre los gobiernos del Corea del Sur y Afganistán
El anuncio hecho este domingo por los rebeldes ha coincidido con la reunión mantenida por un enviado especial surcoreano, Baek Jong-Chu, con el presidente afgano, Hamid Karzai, quien habló este domingo por primera vez del caso.
Baek se reunió con Karzai a puerta cerrada, con el propósito obvio de discutir la liberación de los rehenes y pedirle, según la agencia coreana de noticias Yonhap, “flexibilidad”.
“El Gobierno afgano hará todos los esfuerzos posibles para una liberación segura de todos los rehenes, y espera encontrar una solución conveniente para la crisis”, dijo Karzai, según un comunicado publicado al término de la reunión.
Está por ver ahora si Karzai opta por el canje de presos para liberar a los rehenes, o bien cumple la palabra dada el pasado 6 de abril, con motivo de la liberación de cinco prisioneros talibanes para lograr la libertad del periodista italiano secuestrado un mes antes, Daniele Mastrogiacomo.
“En el futuro esta acción no se repetirá nunca”, dijo Karzai en referencia a aquel canje. “No lo haremos en ningún caso ni con nadie, ni se repetirá por ningún país”, añadió entonces.
Uso de la fuerza
Después de descartar más conversaciones por parte de los insurgentes, cobran vigencia las palabras del viceministro afgano del Interior, Munir Mangal, quien fijó este sábado como último recurso el uso de la fuerza, de no encontrar una solución pacífica para conseguir la liberación de los rehenes.
“Las conversaciones prosiguen e intentaremos resolver la situación mediante negociación, pero si no hay otra opción, usaremos medios militares como último recurso para lograr la libertad de los rehenes”, había dicho Mangal.
Mangal recibió una rápida respuesta por parte de Ahmadi, quien advirtió a las autoridades de que usar la fuerza para rescatar a los rehenes sólo serviría para causar la muerte inmediata de estos.
“Tenemos suficientes fuerzas para defender nuestra posición, pero incluso si intentan atacarnos no podrán llevárselos vivos”, había dicho Ahmadi.
La preocupación por la suerte de los rehenes aumentó el miércoles pasado, cuando los talibanes ejecutaron a uno de ellos, el pastor protestante Bae Hyung-kyu, de 42 años y líder del grupo.
Los 23 misioneros fueron capturados el 19 de este mes cuando se dirigían desde la sureña ciudad de Kandahar hacia Kabul y pasaban por la región oriental de Ghazni.
Se trata del mayor secuestro hasta la fecha de un grupo de extranjeros en Afganistán.