Espacio de opinión de La Palma Ahora
¿Quo vadis, Venezuela?
Rómulo Gallegos, el más grande de los escritores venezolanos, pensaba en las paradojas de un país de excesos en 'Doña Bárbara', veinte años antes de convertirse en el 34º Presidente de Venezuela. Decía que “La llanura venezolana es bella y terrible a la vez y que en ella caben holgadamente, hermosa vida y muerte atroz”.
Y es que Venezuela, casi seguro, es el país de más contrastes del Mundo, no sólo desde el punto de vista paisajístico sino también social y económico: grandes riquezas naturales pero muy poco explotadas y enormes fortunas personales frente a un pueblo pobre que vive en condiciones lamentables en los ranchos que pueblan las ciudades y llanuras, “hermosa vida y muerte atroz”.
De las chabolas que circundan Caracas bajaron aquel fatídico 27 de febrero de 1989 los desheredados de la miseria que asaltaron abastos, panaderías y establecimientos comerciales. El detonante de esta tragedia, que causó, según estimaciones, más de cuatro mil muertos a manos de los fusiles del Ejército, fue la subida de los billetes del transporte público y la gasolina (exigencias impuestas por el FMI al Gobierno de Carlos Andrés Pérez). El inicio de lo que se denominó después como 'El Caracazo' fue un pequeño incidente en una guagua de Guarenas que, retransmitido por las televisiones y radios del país, sirvió para la bajada en tropel, desde los cerros, de la muchedumbre empobrecida por la alta inflación y la escasez de alimentos, una situación generada por la devaluación del bolívar aquel 18 de febrero de 1983, conocido como el 'viernes negro'.
Los actuales acontecimientos parecen tener orígenes análogos. Pero no lo son tanto. Ningún gobierno desde 'El Caracazo' se ha atrevido a subir el precio de la gasolina que ya ni siquiera tiene precio. Venezuela exporta crudo a Estados Unidos, cada vez menos porque ante los ataques dialécticos de la Revolución, el 'Imperio' ha elegido otros proveedores más fiables como México o Canadá. Aún así las obsoletas refinerías venezolanas no son capaces de procesar todo el combustible que se derrocha en el país y debe importar más de tres millones y medio de litros diarios de Estados Unidos que compra a precios internacionales de 120 dólares por barril para regalar en las gasolineras, logrando así que Venezuela, con 540 litros por habitante y año, sea uno de los países más consumidores de gasolina del Mundo.
En 1989 no había suministros en los supermercados. Los comerciantes, ante el anuncio de los ajustes anunciados por el Gobierno que suponían, entre otros, una fuerte devaluación del bolívar, acaparan y esconden los productos de venta para duplicar sus ganancias. Ahora también están desabastecidos los supermercados pero, aunque desde el Gobierno de Maduro se dice que es una estrategia del capitalismo para debilitar la Revolución, lo cierto es que la economía venezolana se enfrenta a un desastre anunciado, con la inflación más alta del Mundo, un 56% en 2013 y hasta un 90% previsto para este año y con un bolívar que se paga oficialmente a 6,3 dólares y a 87 en el mercado paralelo.
El altercado de la guagua de Guarenas provocó en 1989 'El Caracazo' porque los medios de comunicación retransmitieron la 'guarimba', como se dice en venezolano. Esta lucha de ahora, de febrero de 2014, comenzó en Los Andes, en la bulliciosa ciudad de San Cristóbal del Táchira, el martes 4, con los estudiantes de las cuatro universidades que pedían más seguridad ciudadana en una manifestación, en principio, sin consecuencias. La policía la reprime con dureza y, aunque las televisiones y radios del país silencian los hechos por imposición gubernamental, las redes sociales actúan como emisarias de las proclamas de rebeldía. En todas las ciudades de Venezuela se suceden a diario desde entonces manifestaciones a favor y en contra del Gobierno que ya han causado 13 muertos. Y esa es la diferencia más notable con los hechos de 1989 que tanto teme el gobierno que se repitan. Venezuela luchó en aquel momento contra las medidas económicas de un presidente ya impopular y sin liderazgo como Carlos Andrés Pérez. En la actualidad, los casi quince años del chavismo de los dogmas socialistas del 'patria o muerte, venceremos' han configurado una sociedad dividida en la lucha de clases. Pero la escasez de alimentos, la inseguridad de los 70 muertos diarios `por armas de fuego y la desaparición de la ilusión revolucionaria hace prever que esa mitad de venezolanos y venezolanas que todavía apoyan a Chávez a través de Maduro, puedan cambiar de actitud y sumarse al descontento. Quien conoce Caracas sabe que, mientras las manifestaciones se celebren en el este de la ciudad, en la plaza de los ricos y las entidades financieras de Chacao, la Revolución del Siglo XXI seguirá su curso hacia más revolución. Y, de momento, parece que los barrios populares de Petare, Caricuao, Antímano, 23 de Enero? siguen fieles al legado del Comandante Eterno. Pero ante la magnitud que están tomando los acontecimientos se oyen ya discrepancias en el propio chavismo, impensables hace solo unos días. El más sonado es el del militar Vielma Mora, que participó con Chávez en el golpe de 1992, y que es el actual gobernador del Estado Táchira que públicamente le pidió a Maduro que suelte a los presos políticos y reconduzca hacia la paz el actual panorama con entendimientos con la oposición.
El Presidente Maduro habla en cadenas nacionales de paz, amor, patria libre y linda unidad del pueblo fiel, alabanzas a la valerosa mujer trabajadora? En la Roma de Nerón, Petronio, que fue organizador de sus fiestas, cuando ya sabía que estaba sentenciado le escribía al tirano: “¡Salud, augusto, y no cantes; asesina, pero no hagas versos; envenena, pero no bailes; incendia, pero no toques la cítara!.No parece, sin embargo, que la manera de actuar ahora del actual mandatario de Venezuela sea nada parecida a como describe Petronio a su jefe: en los últimos días, Maduro llama incesantemente a la calma, promete cárcel a los chavistas que actúen motorizados disparando a los estudiantes. Pero es posible que ya no controle a tupamaros y otros grupos de ultraizquierda que, con metralletas en la mano, quieran defender hasta el final el legado revolucionario de Chávez hasta el infinito. Y sabe, también, que un paso en falso en la gestión de esta crisis, será aprovechada por el jefe militar de la tolda roja, el opaco Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, que espera su oportunidad.
Pero el verdadero enigma está en la MUD, la agrupación unida opositora que ve peligrar el liderazgo de Capriles ante la apuesta de Leopoldo López, peligroso candidato para el chavismo que tuvo que ser apartado con argucias por el propio Chávez para que no le disputara la presidencia. El exalcalde de Chacao, privado de libertad en estos momentos, se aparta de las tesis moderadas del Gobernador de Miranda al apoyar sin fisuras los actuales métodos de presión al Gobierno. Capriles era partidario de dejar caer solo a Maduro, presionado por la escasez de alimentos y la inseguridad. Sabe, además, que no habrá cambio de rumbo en Venezuela si esa mitad de venezolanos que sigue apoyando al chavismo, no sucumbe ante el deterioro de la calidad de vida y la descomposición social del país. Leopoldo López no esperó, seguro que de manera calculada, a consolidar el liderazgo de Capriles al que, seguro, aspira a reemplazar. Venezuela es bella y terrible a la vez, lo decía Rómulo Gallegos.
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