Verde engañoso
Imposible no admirar
la belleza del paisaje,
de este exclusivo paraje
con encanto singular.
Sin embargo, este lugar
con indudable armonía,
destila monotonía
por su flora mentirosa,
exuberante y hermosa,
pero es pura fantasía.
Jócamo, 21.IX.2022
Nota: Posiblemente el lugar más emblemático y fotografiado de Flores (Azores): La Laguna de Ribera do Ferreiro con las cascadas (o poços) al fondo, rodeadas de monte excelso que trepa por los riscos hasta confundirse con los mismos.
A los visitantes provenientes de latitudes más áridas, por no decir subdesérticas, el verde nos embelesa y nos cautiva los sentidos, sin reparar en la calidad de la biodiversidad que observamos. Para el profano eso es secundario y en absoluto está predispuesto a que nadie nos rompa el encanto del lugar con matices o tecnicismos biológicos. Es bonito y punto. Además, nos ha costado mucho esfuerzo llegar hasta aquí, para que la Botánica nos desvele el engaño que presenciamos.
Comprensible, pero la verdad suele ser incómoda. La clorofila es verde y universal, pero las especies vegetales no; tienen su territorio natural, que los humanos hemos alterado para satisfacer nuestros intereses o conveniencias, causando daños irreparables a los ecosistemas naturales.
La masa forestal que contemplamos poco o nada tiene que ver con la laurisilva original, que ha sido sustituida por especies foráneas provenientes de distintas partes del Mundo: cedro japonés (Criptomeria japonica), incienso o pitosporo undulado (Pittosporum undulatum), y acacia australiana (Acacia melanoxylon) en el estrato arbóreo; el omnipresente jengibre del Himalaya (Hedychium gardnerianum) o las más localizadas ñame (Colocasia esculenta) y oreja de gato (Tradescantia fluminensis) como arbustivas o tapizantes en claros, orla y sotobosque. Todas especies de reconocida capacidad invasora. Una calamidad florística, pero es la realidad que presenciamos, que los nativos ocultan consciente o inconscientemente.
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