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El Congreso confirma el declive del PP en Las Palmas y el ascenso de Tenerife

El líder del PP canario, José Manuel Soria, ha recibido un encargo del nuevo equipo de dirección que gobierna Génova 13 tras el XVI Congreso de Valencia: “reequilibrar” el poder interno para dar “más cancha” al PP de Tenerife en detrimento del de Las Palmas y tratar de “integrar” a todos los críticos que han sido expulsados, marginados o perseguidos durante su gestión, incluyendo al sector de Domingo González Arroyo y su hija Pilar en Fuerteventura. Esta es la tesis que defiende el “aparato” nacional que dirigen ahora el tandem Cospedal-Soraya, que sustituye al de Acebes-Zaplana y que, siempre según Génova 13, debería “visualizarse” en el próximo congreso regional del PP canario.

Abrazado con la fe del converso al “marianismo” triunfante, que ha llevado más lejos que nadie, y pasando por encima de un icono y referente moral del PP como María San Gil, el canario José Manuel Soria trató de erigirse en el XVI Congreso del PP en Valencia como uno de los protagonistas del nuevo “giro al centro” gracias a la aprobación de la ponencia política que le tocó redactar por sugerencia de Zaplana y Acebes a Rajoy antes de que dimitieran. Sin embargo, a tenor de los resultados personales obtenidos en la ciudad del Turia, fue un regalo “envenenado”: según fuentes del PP nacional y de la delegación canaria consultadas por CANARIAS AHORA, Soria no ha superado en Valencia la desconfianza de Rajoy ni tampoco ha logrado “colar” a ninguna mujer más en la terna que ofrecía a Génova 13. Aún más, la solapada animadversión que suscita en algunos sectores nacionales del partido se ha incrementado con la de otros notables del “sector crítico”, que le achacan “mal estilo” y “oportunismo” al defender las tesis marianistas frente a San Gil. “Podía haberlo hecho de otra forma, no ha sido elegante”, señalaron estos medios.

Esta es la razón por la que a juicio de estos sectores, Rajoy no ha querido tocar el poder interno del PP canario a nivel nacional y sigue conservando en su Comité Ejecutivo a Cristina Tavío por Tenerife y Pepa Luzardo por Las Palmas y en la Junta Directiva Nacional al herreño Manuel Fernández. Según estas fuentes, Soria llevaba a Valencia en la cartera la promoción de otras tres mujeres de confianza con las que pretendía reforzar su poder interno en Gran Canaria: Mercedes Roldós, Carmen Guerra y Rita Martín, terna a la que añadió a última hora a la majorera Agueda Montelongo. Sin embargo, el nuevo “aparato” de Génova 13 que dirigen ahora Rajoy, Dolores Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, sustituyendo al tandem Zaplana-Acebes, no “tragó” con ninguna propuesta de “adición o sustitución” y prefirió seguir apostando por Tavío, Luzardo y Fernández.

En este sentido, de poco le ha servido a Soria haberse “quemado” en Valencia como un “ninot” en defensa de su ponencia política al subrayar en exceso la derrota de María San Gil. “Por si alguien no lo advertía, lo expuso José Manuel Soria, uno de los redactores de la ponencia, al explicar el resultado del debate del viernes sobre el texto en comisión”, ha escrito el analista político José Cavero sobre los vericuetos de estos debates internos que hicieron leña del árbol caído de San Gil. No ha sido el único que se ha apercibido de ello: ese exceso de celo de Soria al querer rascar la herida de San Gil en el XVI congreso para hacer ver la victoria de las tesis de Rajoy, soliviantó a otros dirigentes, como el propio José María Aznar, Jaime Mayor Oreja, Esperanza Aguirre e Ignacio Astarloa, que así lo hicieron notar en sus discursos y declaraciones públicas. “La supresión de las aportaciones de San Gil divide a los populares”, titulaba el oficialista diario La Razón, afín a Rajoy.

Pero si a Soria ese papel de “verdugo” de San Gil le ha granjeado la enemiga del sector duro del PP, tampoco le ha generado una mayor confianza entre el nuevo poder “centrista” que ocupa Génova 13. Miembros del nuevo aparato contestan con una sonrisa a su descarado, descocado y quizás impostado abrazo a las tesis de las que hasta hace pocos meses se sentía más que alejado ?sus anteriores desencuentros con Rajoy se cuentan por la Villa y Corte con varias anécdotas?. Porque la “mano de hierro” de Soria para con sus subordinados se transforma en “adulación y servilismo” hacia sus superiores, según dicen los críticos, la mayor parte de los cuales se encuentran en el PP madrileño de Esperanza Aguirre, perdedora del Congreso, el PP vasco de Mayor Oreja y el PP catalán de Vidal-Quadras. La sorpresa es que a última hora, se ha sumado también a este estado de opinión y percepción de las cosas el ex líder José María Aznar y eso eleva cualitativamente el desarraigo.

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