Primer atentado de ETA tras la ruptura del alto el fuego
La explosión se produjo pasadas las 3.15 horas después de que los terroristas accedieran marcha atrás con el coche-bomba hasta las instalaciones del instituto armado.
La maniobra fue advertida por los guardias a través de los monitores en los que se reciben las imágenes que graban las cámaras de seguridad del cuartel, que también recogieron cómo un individuo encapuchado abandonaba corriendo el vehículo instantes antes de que éste hiciera explosión.
La onda expansiva causó heridas leves, fundamentalmente cortes producidos por cristales, a dos agentes, que fueron dados de alta por la mañana después de ser atendidos en el hospital de Galdakao.
La explosión también causó grandes daños materiales, destrozando una veintena de vehículos -la mitad de ellos de la Guardia Civil- y afectando a una quincena de viviendas.
Los terroristas abandonaron el lugar en un turismo de matrícula portuguesa que unos cincuenta minutos después del atentado hicieron explotar -previsiblemente para borrar sus huellas y dificultar la investigación- en un aparcamiento de la localidad vizcaína de Amorebieta, a unos doce kilómetros de Durango.
La furgoneta, una Citroën C-15 a la que no se habían colocado placas de matrícula falsas, había sido robada en Mungia (Vizcaya), pero la sustracción no había sido denunciada, ya que hacía dos días que el dueño no veía el vehículo porque no había tenido necesidad de utilizarlo en este tiempo, según manifestó él mismo a la Guardia Civil durante la mañana.
Mientras tanto, el coche utilizado por los etarras para huir hasta Amorebieta, un Seat Ibiza con sus matrículas auténticas, había sido alquilado en Lisboa hace varios meses, antes de que el pasado 21 de junio la Guardia Civil localizara en Ayamonte otro vehículo con explosivos que ETA había contratado en una empresa de alquiler de la capital portuguesa.
Así lo reveló en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que dijo que esa circunstancia “no lleva de momento a ningún tipo de conclusión” en relación con la posibilidad de que ETA tenga algún tipo de infraestructura en Portugal.
Infraestructura terrorista en Portugal
Sin embargo, el director general de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, que se desplazó a Durango, sí manifestó que el hecho de que la furgoneta pudiera haber sido robada hace dos días y ocultada durante este tiempo y que el coche de Amorebieta fuera portugués “parece confirmar que ETA podría tener algún tipo de infraestructura” tanto en el país vecino como en Vizcaya.
Las Fuerzas de Seguridad también barajan la hipótesis de que la furgoneta hubiera sido robada la misma noche del jueves por los terroristas que perpetraron el atentado, informaron fuentes de la investigación, que añadieron que esa idea se ve reforzada por el hecho de que el vehículo llevara sus placas originales y no unas “dobladas”.
Así, una de las líneas de investigación apunta a que los autores del atentado podrían formar parte de un comando itinerante que se hubiera trasladado hasta el País Vasco con los explosivos supuestamente en el coche explosionado luego en Amorebieta.
La Guardia Civil y la Ertzaintza siguen tratando de determinar el tipo de explosivo utilizado en el atentado -que según las primera investigaciones es amonal-, su cantidad exacta y el mecanismo empleado por los terroristas para accionar la carga.
El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que se encuentra de guardia esta semana, acordó de inmediato la apertura de un sumario -que declaró secreto- por estragos terroristas, atentado con resultado de lesiones y dos tentativas de asesinato, sin perjuicio de que este último delito se amplíe para incluir a todos los ocupantes de la casa cuartel cuyas vidas corrieron peligro.