'Caso Emalsa': Del infinito al cero, pasando por Pepa

Del infinito al cero. El lapso de dieciocho años que separa la primera decisión sobre Emalsa y la que este jueves, 8 de julio, ha empezado a tomar el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria sobre la compañía de aguas ha servido para pasar de una titularidad pública del cien por cien a la pérdida absoluta del control de un servicio esencial.

La última sentencia del presidente de la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJC, Francisco José Gómez Cáceres, ha desbloqueado por completo esta decisión. Al no ser recurrible más que en amparo ante el Tribunal Constitucional, cosa que va a hacer la empresa Aquagest, el Ayuntamiento no tiene por qué esperar un minuto más para vender un 29% del 34 que aún conserva.

En el sector se daba por hecha esta decisión de venta municipal ganara quien ganara el último pulso judicial. La única diferencia radica ahora en quien tendrá preferencia para hacer la primera oferta.

La cantidad a percibir es, de momento, un arcano, porque el Consistorio prefiere empezar a escuchar a Saur-Valoriza para ir diseñando la operación. Se especula con un montante de entre 20 y 30 millones de euros, que permitirá al Ayuntamiento capitalizarse lo suficiente para acometer obra pública (versión oficial) o para tapar los pufos dejados por el PP, que en el presupuesto de 2011 pueden superar los 26 millones de euros sólo en sentencias judiciales adversas (versión oficiosa).

Pepa Luzardo ya intentó en su mandato (2003-2007) vender la participación municipal en Emalsa hasta reservarse sólo un 1% simbólico. De hecho se llegaron a poner ofertas sobre la mesa, alguna de las cuales superaba con creces la de nueve millones de euros que la entonces alcaldesa consideraba ventajosísima para la Corporación. Cuando alguien le habló de 20 millones de euros abandonó de inmediato la idea de vender. La oferta de nueve millones provenía de la empresa de su novio de entonces, Ángel Castanedo, directivo de FCC.

La ex alcaldesa profundizaba con aquel intento de privatización total de Emalsa en la tendencia iniciada por su antecesor en el cargo, José Manuel Soria, quien en 2001 ratificó la operación de compra-venta de 1992 adaptándola como pudo a una sentencia del Supremo del año 2000 que la anulaba. Soria, que había prometido en su campaña electoral de 1995 recuperar la titularidad pública de la compañía hasta garantizar el 51% municipal, hizo exactamente lo contrario al llegar al poder y conocer la poderosa influencia de empresas como Unelco-Endesa, ganadora del concurso en compañía de la gala Saur.

Siempre corriendo la banda ha estado en todo este partido la empresa Aquagest, hoy Canaragua, filial de Aguas de Barcelona, en la actualidad en posesión de la francesa Suez. Aquagest perdió el concurso de compra-venta de Emalsa habiendo ofertado al Ayuntamiento algo que en la actualidad hubiera sido muy ventajoso: dejar en manos municipales el 51% de la titularidad de las acciones de esta sociedad anónima. Porque aún vendiendo el 29%, el Ayuntamiento habría conservado un más que estratégico 22%.

Inasequible al desaliento, quien fuera el hombre fuerte de Aquagest en las Islas Canarias, el abogado y empresario José Juan González Batista, no ha dejado un sólo momento de clamar ante las instituciones y los tribunales por la razón que asegura le asiste. El pleito ha estado en sede judicial casi dieciocho años, y aún le queda el trámite del Tribunal Constitucional.

Ahora aseguran desde el Ayuntamiento que la venta del 29% no supondrá pérdida total del control, ya que con un 5% se pueden ejercer determinados derechos en una sociedad anónima. Y se defienden argumentando que es mucho más del 1% con que quiso conformarse Pepa Luzardo. Pero la realidad será que, compre quien compre, el ciclo integral del agua de Las Palmas de Gran Canaria quedará en manos de multinacionales francesas. De momento sólo de Saur, que tendrá prioridad para comprar al Ayuntamiento. Y de Valoriza, que sustituyó a Unelco-Endesa tras la privatización.

La matriz de Valoriza, Sacyr, ha puesto en venta su división de servicios para concentrarse en la obra pública. Y quien más está pujando es la también francesa Suez, propietaria de Aguas de Barcelona y, por tanto, de Aquagest-Canaragua. Podría darse la paradoja, muy propia de este vergel de belleza sin par, que quienes fueran hasta ahora competidores pasen a ser socios en Emalsa.

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