Un catedrático considera que los políticos deben permanecer al margen de las decisiones urbanísticas
Las decisiones urbanísticas municipales deberían recaer en profesionales técnicos independientes y no en cargos políticos, como forma de lograr una mayor transparencia administrativa, según el catedrático de Derecho Administrativo Martín Bassols.
A juicio de Bassols, presidente de la Asociación Española de Derecho Urbanístico, “debe haber una clara separación entre los elementos políticos y los profesionales” en cuestiones urbanísticas.
Los políticos deben “proyectar, dirigir y controlar la ejecución, pero no administrar el urbanismo”, según el especialista en Derecho Administrativo, quien señaló que ello requeriría una reforma de la Ley de Régimen Local.
La intervención de los políticos en la administración del urbanismo “puede ser una de las causas” de los escándalos de corrupción urbanística existentes en España, según Bassol, quien este miércoles ofreció la ponencia La evolución del Derecho Urbanístico en España. Historia del urbanismo en el IV Congreso de Derecho Urbanístico, inaugurado este miércoles en Las Palmas de Gran Canaria.
Considera que la invasión de los políticos en cuestiones técnicas provoca en ocasiones que los profesionales se desentiendan de los asuntos, de forma que los ayuntamientos recurren a la contratación exterior de informes, uno de “los aspectos más negativos” de la situación actual, que ha motivado varias condenas judiciales.
Bassols destacó la necesidad de que los ayuntamientos ejerzan responsablemente sus competencias urbanísticas y llamó la atención sobre la falta de conexión administrativa de los municipios entre sí, lo que, en su opinión, es un problema.
El catedrático de Derecho Administrativo señaló asimismo que el desarrollo urbanístico es “tan fuerte, rápido e intenso” en España que la legislación a veces puede quedarse un poco retrasada, aunque trata de adaptarse a las nuevas circunstancias.
Bassols recordó que, durante 2005, se construyeron en España 850.000 viviendas, el mismo número que en Gran Bretaña y Francia a la vez, lo que evidencia que se trata de “un proceso de desarrollo jamás visto”.