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Opinión - El problema de los tres gorros. Por Elisa Beni

El PSOE canario pasa otro puente

Ángel Víctor Torres flanqueado por Juan Fernando López Aguilar y Patricia Hernández tras su victoria en las primarias. (EFE)

Salvador Lachica

Santa Cruz de Tenerife —

Los socialistas canarios están a un paso de salir de la espiral de caos y división interna que iniciaron hace once años, cuando culminó la era Alemán y eclosionó el juanfernandismo, cuya puntilla la tuvo en las pasadas Primarias del mes de julio tras un tímido intento de resurrección que fue acallado por la militancia. Con todo, el Congreso regional que se celebrará del 15 al 17 de septiembre llega con heridas no cerradas que pueden supurar de nuevo si Ángel Víctor Torres no consigue embridar a las fuerzas centrípetas y centrífugas que continúan instaladas en el PSOE canario y, por fin, se consigue cruzar el puente con pocas posibilidades de precipitarse en el vacío.

La elección de Patricia Hernández en 2014 como candidata a la Presidencia del Gobierno en un proceso de primarias no exento de escándalo generó considerables expectativas, más fuera que dentro del Partido Socialista Canario-PSOE, por lo que implicaba de cambio generacional.

Sin embargo, y pese a que cosechó unos nada desdeñables resultados electorales contra viento y marea, sobre todo del aparato interno que dirigía al partido en aquellos tiempos, está claro que los nuevos tiempos sanchistas que soplan desde la madrileña calle Ferraz no confían en ella para sacudir unas anquilosadas estructuras de un partido que se ha movido orgánicamente más por venganzas internas que por afán de renovación y regeneración.

Hernández tiene predicamento entre la simpatizancia ciudadana, sobre todo en el arco de edad más joven, pero no lo tiene dentro de un partido que en las pasas primarias ha evidenciado que sigue tan dividido bajo su liderazgo de facto, o más, que cuando José Miguel Pérez llegó a la Secretaría General. Ni siquiera el aparato tinerfeño que la sostuvo, concretamente los alcaldes del Sur, ha sido ahora tan marmóreo como cuando la aupó a ser la primera candidata del PSOE a la Presidencia del Gobierno de Canarias.

El nuevo secretario general quiere acabar con la dinámica de enfrentamiento y desgarro interno que se inició dentro del PSC en el año 2006, cuando el fallecido Juan Carlos Alemán no se quería marchar y Juan Fernando López Aguilar no quería llegar y ambos asumieron la decisión por imposición de la cúpula de Ferraz y a regañadientes.

‘Integracionistas' vs. 'exterminadores'

Sin embargo, los nuevos tiempos requieren nuevas caras y en el círculo de Torres hay quien piensa que no se puede vender la imagen de un nuevo PSOE canario manteniendo en el Parlamento en sus cargos a Hernández como presidenta del Grupo Socialista (no en vano, es quien se enfrenta dialécticamente al presidente Clavijo tanto en las preguntas de control al Ejecutivo como en los debates sobre el estado de Canarias y ese sería demasiado protagonismo para una derrotada) y a Ignacio Álvaro Lavandera como portavoz, pues es hombre de confianza de la ex vicepresidenta del Gobierno.

Esta posibilidad ya ha sido apuntada por el vicesecretario del PSOE majorero, Juan Jiménez, al asegurar que “sería un error sustituir a Lavandera como portavoz” parlamentario porque “los cambios orgánicos no han de comportar necesariamente cambios en las responsabilidades institucionales” y “no se debe cambiar lo que funciona”.

Sin embargo, los torristas quieren que, como Pedro Sánchez, el nuevo líder del PSOE canario haga machuca y limpia y ponga al frente del Grupo Parlamentario a personas como Dolores Corujo, Nayra Alemán o Gabriel Corujo, afines al nuevo secretario general canario, pero no son pocos los que consideran que solo integrando y acabando con la aplicación de la pena de muerte a los vencidos se pueden restañar las heridas.

Y este mismo dilema entre integracionistas y exterminadores se aplica en las negociaciones para conformar la nueva Ejecutiva del PSOE que tiene que salir del XIII Congreso Regional que se reunirá en el grancanario Teatro Víctor Jara de Vecindario. Un cónclave que no se vislumbra tan pacífico como lo fueron los que encumbraron a López Aguilar y, más bien, se parecerá (en cuanto a negociación interna hasta el último segundo se refiere) a los que eligieron a José Miguel Pérez como máximo dirigente de los socialistas canarios.

El advenimiento de López Aguilar

En septiembre de 2006 Alemán anunció, aunque dijo que había tomado la decisión desde “hace mucho tiempo”, que no se presentaba como candidato a la Presidencia del Gobierno al año siguiente. Lo cierto es que el entonces presidente del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, había optado por López Aguilar como candidato pese a las resistencias de este último, que se encontraba cómodo como Ministro de Justicia y muy bien valorado en las encuestas de simpatía y aceptación por parte de los ciudadanos.

La decisión estaba tomada al más alto nivel, pero los socialistas canarios quisieron dejar claro que, formalmente, eran ellos quienes elegían a su candidato para evitar el clásico discurso de sus adversarios de que eran una “sucursal de Madrid”.

Alemán, que permaneció diez años en el cargo de secretario general, convocó un año después un Congreso extraordinario para que lo relevara López Aguilar como nuevo líder de los socialistas canarios tras su contundente victoria electoral de mayo de 2007.

“Se dan dos condiciones esenciales para la convocatoria de un congreso extraordinario, la primera es que el secretario general que está quiere adelantar una salida que ya había anunciado en el último Congreso y la segunda circunstancia, feliz, es que existe candidato”, dijo Alemán.

Y añadió: “El que está, que no iba a seguir, puede convocar el congreso porque tiene relevo”.

No eran tiempos de Primarias, como los actuales, cuando el 20 de octubre de 2007, López Aguilar fue elegido secretario general de los socialistas canarios con el 92,97% de los votos a favor; siendo respaldado por 238 de los 256 delegados que ejercieron el voto, mientras que 17 votaron en blanco y se registró un voto nulo.

Un liderazgo incontestable que refrendó, no tan abrumadoramente, en noviembre de 2008 al obtener el apoyo del 74,1% de los delegados socialistas canarios asistentes al congreso regional ordinario. De los 251 delegados que emitieron su voto en ese cónclave, 186 lo hicieron a favor, mientras que otros 65 prefirieron emitir su voto en blanco, lo que suponía un 25,9% de los asistentes al congreso.

Números que no le valieron años después, pues tuvo que forzar un Congreso extraordinario tras encabezar la lista al Parlamento Europeo. En aquel cónclave, Pérez admitió en su primer discurso como secretario general que debía apaciguar el partido y cerrar las heridas, lo que a la vista de lo sucedido en las primarias, no se ha conseguido.

De debilidad en debilidad

Pasaba la una de la madrugada del 23 de marzo de 2010 cuando se conoció que Pérez había recibido 133 papeletas (54,28%), frente a los 112 votos (45,71%) que recabó Manuel Marcos Pérez, por entonces presidente del Grupo Socialista en el Parlamento.

Así, se confirmaba el cierre de la era juanfernandista y el triunfo del sector de Jerónimo Saavedra, entonces alcalde de Las Palmas de Gran Canaria y feroz detractor de la línea política de López Aguilar.

La distancia de 21 votos no sorprendió a la dirección federal del PSOE. Ni le asustó, pues recordaban que Zapatero ganó en el año 2000 por nueve votos a José Bono. La primera Ejecutiva de Pérez salió elegida por 145 votos a favor (63,6%), 82 abstenciones (35,96%) y un nulo (0,44%).

Esa debilidad hizo que también en 2010, en octubre, Pérez tuviera que batirse en primarias con Santiago Pérez para elegir al candidato del PSOE para las elecciones autonómicas de 2011. Lo ganó con cerca de 3.000 papeletas frente al millar de su adversario porque el aparato de Ferraz y todos los damnificados del juanfernandismo hicieron frente común para ello.

El fracaso de Pérez

El fracaso de Pérez por pacificar el partido se constató, sobre todo, cuando resultó reelegido como secretario general del PSC-PSOE en junio de 2012 con apenas un 53,95% de los votos de los delegados que asistieron al XII Congreso Regional celebrado en Tenerife, dejando al descubierto la debilidad de su liderazgo, y cuando Hernández en 2014 ganó la candidatura a la Presidencia del Gobierno frente a la oficialista Carolina Darias, vigente presidenta del Parlamento.

Las fricciones internas no dieron respiro a Pérez desde el primer día, a lo que se añadió su olímpico desprecio por hacer vida orgánica y fortaleció a sus adversarios internos hasta el punto de conseguir que fuese Hernández la ganadora de aquel pulso con la ayuda de La Palma, El Hierro, La Gomera y parte de Tenerife, que acusaron de ser más leal al Pacto con CC y a Paulino Rivero que a las siglas del partido que, supuestamente, dirigía hasta que decidió dimitir el 16 de noviembre de 2016, en plena crisis federal del PSOE.

El pasado mes de julio Torres obtuvo 1.983 apoyos (43,5%), derrotando a Hernández, que obtuvo 1.462 (32%) y a un López Aguilar que, como El Cid, quiso ganar una batalla orgánica después de muerto y al que solo refrendó un 24% de los votos emitidos. En su primer discurso dijo que “sería una enorme torpeza” no contar con sus rivales y todo parece indicar que tenderá la mano a los juanfernandistas porque gracias a ellos los patricios no ganaron la disputa al restarles apoyos.

El telón de la pacificación nunca conseguida en la última década se abre en la madrugada del 15 al 16 de septiembre en Vecindario, donde unos y otros deberán negociar para evitar que el PSOE continúe bajando por una espiral que le conduzca hacia la nada.

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