Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.
The Marvel Cinematic Universe television series. ¿Y ahora qué?
Sí que es cierto que todos ellos han logrado dejar su impronta, tanto desde el momento de su creación -sobre todo aquellos que surgieron en los convulsos años setenta del pasado siglo XX- como por sus apariciones dentro de las distintas colecciones que conforman el extenso catálogo de la editorial. Sin embargo, y fuera de los círculos más relacionados con el mundo del cómic en particular y del fandom, en general, personajes tales como Claire Temple, Mercedes “Misty” Knight, Karen Page, Franklin Percy “Foggy” Nelson, William “Billy” Russo o Jessica Campbell Jones no dejan de ser unos perfectos desconocidos para el gran público, por lo menos, hasta el estreno de sus respetivas adaptaciones televisivas.
Daniel “Danny” Rand/ Iron Fist logró hacerse un hueco un tanto mayor, en parte por formar parte de una serie de personajes que llegaron junto con la proliferación del cine de artes marciales popularizado por Bruce Lee y, en parte, por ser uno de los personajes recurrentes en las series de artes marciales protagonizadas, en su mayoría, por el personaje de Shang-Chi, principal soporte de la serie gráfica Master of Kung Fu. Y hay quien dirá que “Misty” Knight también apareció en aquella serie, pero el problema es que, aun hoy, los personajes gráficos femeninos tienden a ser más ignorados que los masculinos, salvo, claro está, en el caso del manga.
En el caso de Luke Cage, buena parte de su “popularidad” viene más por el hecho de ser la inspiración para el actor Nicolas Cage -quien eligió ese apellido en vez del suyo, Coppola, por aquello de los “parecidos” más que evidentes con su tío Francis Ford Coppola. Y en el caso de “Frank” Castle han sido sus anteriores tres adaptaciones cinematográficas, sobre todos las dos últimas, sin olvidar que la enorme calavera blanca que lo identifica la utilizara los miembros de la unidad del letal francotirador Chris Kyle durante su estancia en el frente bélico iraquí, lo que lo convierte en un personaje relativamente conocido.
Lo mismo se podía decir de Daredevil y Elektra, dos personajes que también han disfrutado de una adaptación cinematográfica previa, cada uno, con desiguales resultados, pero que, en mayor o menor medida, siguen viviendo de la impronta y la leyenda de su creador, Frank Miller.
Sea como fuere, cuando Marvel Television y ABC Studios se plantearon llevar a la pequeña pantalla un puñado de personajes gráficos, no apostaron de una forma tan clara como lo pudo hacer DC Entertainment y Warner Bros, quienes no dudó en sacar a uno de sus personajes fundacionales, Superman, formando parte del reparto de la serie Supergirl, una de las series que conforman el actual universo televisivo de dicha cadena.
Tampoco es que la forma de plantear la series de Netflix/ Marvel Television/ ABC Studios sea la misma que la desarrollada por su competidor más directo, dado que todas y cada una de las cabeceras de Marvel adaptadas a la pequeña pantalla tienen un tempo de desarrollo bien definido, muy cercano a los cómics-books que, mes a mes, se presentan en el catálogo Previews, Además, no dudan en reinventar imágenes icónicas del universo gráfico clásico, para así poder llegar a las nuevas generaciones, neófitas, en su mayoría, a todo lo que se ha publicado en los últimos cincuenta años.
Esto no quiere decir que los respectivos responsables de todas y cada una de las series hayan decidido olvidarse de ese mismo pasado que ha hecho que la todopoderosa, y arbitraria, The Walt Disney Company decidiera adquirir la Casa de las Ideas para, así, librarse de un competidor en potencia como sí lo es Warner Media, LLC o NBC/Universal Media, LLC.
Sin embargo, el universo creado durante todos estos años hasta la práctica cancelación de todas, una circunstancia anunciada hace pocos días, no dejaba de ser un complejo y calculado estudio de mercado para comprobar si el éxito cosechado durante la última década en las pantallas de los cines de todo el mundo podía ser extrapolable a un mercado, el de las plataformas digitales que, día tras día, gana en importancia y difusión.
Si atendemos a las fechas, el experimento empezó dos años antes, justo cuando Agents of S.H.I.E.L.D. debutó en las parrillas de las principales cadenas de televisiones mundiales y, luego, dos años después, le tocó el turno a Agent Carter. Estas dos series estaban directamente relacionadas con los estrenos cinematográficos y, además de compartir personajes, compartían tramas y sucesos desarrollados en las películas que, periódicamente, se estrenaban en los cines.
Con la cancelación de las dos últimas series que permanecían aún en desarrollo -Jessica Jones, la cual tiene pendiente de estrenar una tercera temporada, y The Punisher, cancelada tras dos temporadas- son varias las teorías que circulan sobre la razón que ha llevado a The Walt Disney Company a tomar esta decisión. A nadie se le debería escapar que la empresa ha anunciado que este año presentará su propia plataforma de entretenimiento, pudiendo gestionar, como le plazca, los contenidos que ha ido atesorando y/o adquiriendo desde hace décadas.
Visto los resultados cosechadas por todas y cada una de las series es tiempo de valorar cuáles deberían ser reintegradas en su nueva plataforma y cuáles no. En este punto es donde los aficionados deberían dejar a un lado la visión romántica que puedan llegar a tener y darse cuenta de una verdad, incuestionable y tautológica; es decir, esto es un negocio, por mucho que uno pueda llegar a tener un mayor o menor anclaje emocional con tal o cual personaje. Y dudo mucho que los ejecutivos de ninguna compañía, y menos los de The Walt Disney Company, se dejen llevar por otro argumento que no sea la rentabilidad, por mucho que se sigan organizando Star Wars Celebration cada año, una vez que la compañía adquirió Lucasfilms LTD.
Piensen, si no, que aún está pendiente de concretar la adquisición de 21st Century Fox, lo que le supondría controlar, entre otras cosas, Twentieth Century Fox Film Corporation -el estudio responsable de que George Lucas pudiera llevar a buen puerto su epopeya galáctica y convertirse en uno de los gigantes del entrenamiento mundial. Y esto tiene que ver con controlar, entre otras cosas, los canales de televisión, noticias y los próximos estrenos cinematográficos de los distintos sellos del estudio, incluyendo las dos siguientes secuelas de Avatar, la multimillonaria franquicia creada por James Cameron, además de la futura explotación de Battle Angel Alita, también responsabilidad del realizador norteamericano.
Por último, y no por ello, menos importante está un HECHO incuestionable, conocido y aceptado por todos los que llevamos décadas trabajando en este negocio: The Walt Disney Company es una compañía que se caracteriza por tomar decisiones arbitrarias, cuestionables o, directamente, insensatas. A lo largo de su historia, han sido varias las veces que ha estado a punto de desparecer, aunque, gracias al legado que le dejó su creador, siempre ha logrado salir a flote y, desde hace unas décadas, soluciona sus problemas adquiriendo aquellas empresas que le puedan hacer una competencia directa o que le sirvan para ingresar dinero sin tener que darle muchas vueltas al asunto. En teoría, tanto Marvel Studios LLC, como Marvel Television, ABC Studios y ABC Signature o la misma Lucasfilms LTD tienen independencia para hacer lo que ellos consideren mejor para sus intereses, pero, en realidad, es The Walt Disney Company quien toma las decisiones y la cancelación, en unos pocos meses, de todas las series estrenadas en la plataforma Netflix son una buena muestra de todo ello.
¿Y el futuro? En realidad, The Walt Disney Company ya ha anunciado varias series protagonizadas por personajes que sí han tenido su desarrollo en el universo cinematográfico y otras tantas que, de alguna u otra forma, pueden encontrar su hueco. Hulu LLC sigue trabajando en las series Cloak & Dagger y Runaways, pero, cuando se cierre el trato con 21st Century Fox, The Walt Disney Company poseerá el sesenta por ciento de las acciones de la compañía, lo que, de facto, la convertirá en la propietaria de dicha plataforma.
Solamente el tiempo dirá si The Walt Disney Company continuará extrapolando los personajes gráficos de la Casa de las Ideas al formato televisivo y cinematográfico y hasta qué punto, pero mejor que se abrochen en cinturón, porque vienen curvas. Una visión naif y romántica de la realidad, como ya dije, unos párrafos antes, es del todo incompatible con las decisiones que suele tomar la compañía fundada por los hermanos Walt y Roy Oliver Disney, en un ya lejano año 1923…
Matt Murdock (Charlie Cox); Luke Cage (Mike Colter); Jessica Jones (Krysten Ritter) y Danny Rand (Finn Jones)
© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2019
The Defenders © ABC Studios, Goddard Textiles, Marvel Television, Netflix, Nine and a Half Fingers & Walt Disney Television
Notas:
1- Stan Lee, Bill Everett & Wally Wood (1964)
2- Frank Miller (1981)
3- Brian Michael Bendis & Michael Gaydos (2001)
4- Archie Goodwin, George Tuska, Roy Thomas & John Romita Sr. (1972)
5- Archie Goodwin & George Tuska (1972)
6- Roy Thomas & Gil Kane (1974)
7- Stan Lee & Bill Everett (1964)
8- Stan Lee & Bill Everett (1964)
9- Frank Miller (1981)
10- Tony Isabella & Arvell Jones (1975)
11- Gerry Conway, John Romita Sr. & Ross Andru (1974)
12- Len Wein & Ross Andru (1976)
Sobre este blog
Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.
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