Benedicto XVI anima a los sacerdotes a continuar con su “trabajo laborioso” cuando los “problemas no faltan”

TURÍN, 2 (EUROPA PRESS)

El Papa Benedicto XVI anima desde Turín a sacerdotes y religiosos a continuar con su “trabajo laborioso”, a pesar de que los “problemas no faltan”, en un momento en el que el la Iglesia se enfrenta a “dificultades y desafíos”.

Las palabras del Pontífice se producen un día después de que el Vaticano hiciera público que el fundador de los Legionarios de Cristo, el padre Marcial Maciel, incurrió en “gravísimos y objetivamente inmorales comportamientos” que la Santa Sede calificó de “verdaderos delitos” que manifiestan “una vida sin escrúpulos y sin auténtico sentimiento religioso”.

Ante estos hechos, el Santo Padre instó a los religiosos a “alimentar su relación cotidiana de amor con Dios”, aunque reconoció que ser cristiano no es fácil. “La vida porta muchas dificultades por afrontar, muchos problemas, pero es la certeza que nos viene de la fe, la certeza de que no estamos solos, que Dios ama a cada uno sin distinción y está cerca de cada uno con su amor, la que hace posible afrontar, vivir y superar las fatigas de los problemas cotidianos”, explicó.

En este sentido, aseguró que el Señor profesa “un amor sin límites, universal, capaz de transformar todas las circunstancias negativas y todos los obstáculos”. Por ello, defendió que estando unidos a Cristo se puede “amar verdaderamente” de forma “generosa y total”.

El Papa presidió este mediodía una misa celebrada en la Plaza de San Carlo de Turín, donde se desplazó para rezar ante la Sábana Santa, la tela que cubrió el cuerpo muerto de Jesucristo después de la crucifixión, según cuenta la tradición.

Así, resaltó cómo la Sábana Santa muestra a quien “ha sido crucificado” y “ha compartido nuestro sufrimiento”, pero que “ha resucitado y quiere reunir a todos en su amor”. Por ello, destacó el significado de “esperanza” que ésta transmite.

La visita del Pontífice se enmarca en el año de la Ostensión de la Sábana Santa, evento que no se repetía desde hacía diez años y que ya ha atraído a Turín a cientos de miles de peregrinos de todo el mundo. De hecho, dada la gran afluencia de personas, los visitantes sólo pueden permanecer ante el tejido un máximo de tres minutos.

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