El bosque grancanario tardará al menos cinco años en recuperar el verde
A un ritmo de 200 hectáreas por año, Foresta estima que el incendio, activo durante seis días, ha acabado con 20 años de trabajos de reforestación, mantenimiento y cuidados del bosque grancanario.
A pesar de que aún es pronto para realizar una valoración detallada, Foresta considera que según las características del fuego, su velocidad y las zonas que encontró a su paso, el bosque grancanario tardará al menos cinco años en empezar a mostrar nuevamente el verde que le caracteriza. Las llamas, que en algunas zonas alcanzaron varios metros de altura, se cebaron, en su mayoría en la zona más próxima al suelo, consistente en masa de matorral (sotobosque).
El sotobosque, fundamental para la vida en los ecosistemas, es una fuente de alimentación para los árboles y agente dinamizador fundamental para la pequeña fauna autóctona. Esta ha sido, según Foresta, una de las mayores pérdidas naturales de la isla y lo que más tiempo tardará en regenerarse. Es en este sentido donde más necesarios se hacen los trabajos de limpieza y restauración, sin descuidar ni olvidar, el grueso de la masa arbórea afectada.
La zona que más preocupa a la Fundación es el triángulo natural formado por los pinares de Inagua, Pajonales y Ojeda, gravemente afectados y uno de los valores claves en el Patrimonio Natural Canario. Foresta continuará, ahora más que nunca, su labor reivindicando un trabajo más activo en el respeto y conservación del Patrimonio Natural canario, así como una mayor implicación social y gubernamental en actitudes y acciones medioambientalmente saludables.
Foresta anima a todos cuantos quieran colaborar a hacerlo a través de las cuentas solidarias abiertas, tanto en Gran Canaria como en Tenerife, cuyos fondos se destinarán a trabajos de restauración y limpieza de las zonas, en cuanto el fuego sea definitivamente extinguido y se permita el acceso. También ha puesto en marcha un listado de voluntarios para, al comienzo de la temporada de invierno, reanudar las tareas de reforestación y mantenimiento.
La reforestación comenzará en dos meses
Por su parte, Sergio Armas, gerente de la Fundación Canaria para la Reforestación (Foresta), ha confirmado que las tareas de reforestación “no son un proceso sencillo”. Tras el recuento de todas las pérdidas vegetales y la elaboración de un informe definitivo “se comenzará a definir la campaña de reforestación que no empezará hasta que lleguen las primeras lluvias, entre septiembre u octubre de este año”. En este sentido, Armas destacó la importancia de la elaboración de una planificación previa a las labores de reforestación “para desarrollarla de forma coordinada” y lograr así recuperar toda la masa forestal devastada por la acción del incendio que afectó a Gran Canaria desde el viernes al miércoles pasados.
La valoración de los daños “se tendría que hacer de manera inmediata”, explicó, aunque ya se sabe que “mucha de la superficie quemada es pinar y en contra de lo que la gente cree, los pinos están ahí y existen árboles”, por lo que la parte de la tarea ya está culminada. “Sí es cierto que éstos están quemados en superficie, ya que dentro de la desgracia hemos tenido la fortuna que el fuego ha sido pegado al suelo y muy rápido”, añadió. En el caso de los pinos “no se han quemado las copas por lo que van a rebrotar solos y es en esas zonas no se tendrá que reforestar”.
Para el gerente de Foresta el mayor problema “se encuentra en aquellos otros lugares donde se ha quemado toda la vegetación”. Ahí sí que hay que desarrollar “labores de limpieza para quitar los restos de madera quemada y todo lo que pueda estorbar la reforestación para posteriormente preparar el terreno”. Sobre todo ello ya existen los planes y hay experiencia, explicó Armas, “por lo que el trabajo está medio hecho y sólo hay que aplicarlo a cada una de las zonas afectadas”.
Desde Foresta se desaconseja completamente que diferentes colectivos de las Islas organicen reforestaciones propias. “Lo ideal sería que las personas con estas inquietudes se integraran en las listas de voluntariado abiertas por Foresta y otros organismos oficiales como Cabildo, Ayuntamientos o Gobierno canario”, agregó. En ningún caso se recomienda la acción individual para realizar reforestaciones, ya que éstas se deben hacer “con sentido”, encaminadas a recuperar el patrimonio natural perdido y no a provocar la existencia en los montes de “plantas que no son autóctonas”.
Planificación futura
Una vez obtenida la valoración final la Administración “tendrá que sentarse y planificarlo todo de forma coherente”, manifestó Armas. Ahora y mismo y dada la magnitud de la tragedia, “no estamos preparados para hacerle frente” por lo que consideró que “una de las funciones principales de las Administraciones a partir de ahora es la búsqueda de recursos económicos para recuperar todo lo perdido”.
Sergio Armas afirmó rotundo que “la magnitud ha superado con creces a las Administraciones”. Con los pocos medios de que se disponen “siempre” se ha logrado controlar los incendios que se han dado porque “han sido normales, fuegos de cien hectáreas que es bastante superficie, pero se sitúa dentro de lo normal”. Sin embargo, en los últimos días “nos hemos enfrentado al incendio más grande y grave de la historia de Canarias y ha quedado demostrado que no estamos preparados”, agregó.
“No lo hemos sabido afrontar y aunque el Cabildo hace prácticas todos los años, va a congresos, tiene contactos con comunidades autónomas que sí están más preparados para afrontar estas desgracias, la falta de experiencia nos ha jugado una mala pasada”, según el gerente de Foresta, quien insistió en que “esto es un hecho indiscutible por mucho que las instituciones quieran decir lo contrario”.
Recogida de la pinocha, la polémica
Uno de los debates más importantes y polémicos surgidos en estos días es la necesidad de recoger la pinocha que se acumula en el suelo de los montes y que en el caso de que se declare un incendio actúan como verdaderas granadas de mano expandiendo el fuego por toda la ladera. Sergio Armas aboga, en este sentido, por “una protección más inteligente” de los montes ya que “la prohibición de que el humano intervenga en la limpieza ha quedado demostrado que no es correcta”.
Armas explicó que la actividad tradicional “siempre ha extraído del medio todas las necesidades, bien sean las pinochas para las camas de los animales, las piñas o la leña para la lumbre”. Esta actividad “tradicional” ha ido “involuntariamente” limpiando el monte, agregó. Este técnico sí considera fundamentada la versión oficial de que la pinocha es necesaria por su alto valor para el medio “porque aporta una serie de condiciones y nutrientes muy positivos para el suelo que son el hogar de multitud de insectos y organismos que necesitan de este tipo de hojarasca para subsistir”. Sin embargo, calificó esta prohibición de “demasiado proteccionista en algunos casos” por lo que habría que revisarla “contando con la gente del medio rural para que la gestión del bosque sea sostenible”.
Armas sí reconoció que en estos momentos “ se está viendo que el bosque por sí solo no puede gestionarse y la prueba la hemos tenido en estos días”. Por ello se debe ser “ proteccionistas pero de manera inteligente intentando que el bosque esté limpio, no como el suelo de nuestra casa, pero sí de tal forma que en el caso de que haya un incendio pueda ser controlado con facilidad”.
Para ello la Administración debería organizar la “existencia de cortafuegos, potenciando la gestión del monte y destinando más fondos, que es lo que no se está haciendo”, agregó.