Canarias, ''tercermundista'' en el trato a los animales
La asociación protectora de animales Sirius afirma que no hay conciencia ni sensibilidad en las administraciones públicas hacia la situación de los animales y no se dan cuenta de cómo esto influye en la economía canaria, pues el turismo considera a las islas tercermundistas en este aspecto.
Así lo señala María Luisa Risueño, presidenta de esta asociación radicada en Tenerife que acoge actualmente a 56 perros y unos 30 gatos y que pregunta, en una entrevista a Efe, cómo es posible que los ayuntamientos incumplan la ley autonómica y el reglamento de protección a los animales “y no pase nada”.
María Luisa Risueño denuncia que, en general, no hay sensibilidad alguna hacia los animales por parte de los ayuntamientos, que incumplen su obligación legal en cuanto a que la normativa establece “claramente” en estas corporaciones la competencia en materia de recogida, cuidado y protección a los animales abandonados.
También compete a los ayuntamientos instruir el procedimiento sancionador hacia quienes abandonan o maltratan un animal pero, continúa Risueño, estas corporaciones “ni tienen personal ni medios ni les importa un bledo” este asunto.
“¿Cómo es posible que las instituciones no hagan campañas y se involucren a pesar de que el turismo ve absolutamente despreciable el maltrato y el desinterés hacia los animales?”,
cuestiona Risueño.
Subraya que muchos visitantes “se espantan” de cosas que un canario ve normal, como que un perro pase toda su vida atado, con un trozo de pan cada tres días y un cacharro sucio con agua, lo que para ellos es “una salvajada”.
Aunque ha habido avances por parte de algunos ayuntamientos y el Cabildo de Tenerife contribuye a la esterilización de perros y gatos callejeros, esta labor se realiza con el esfuerzo “de muy pocos” y dentro de las organizaciones no gubernamentales la protección de los animales “es lo más desagradecido” porque hay más solidaridad con las personas.
“Muchas veces preguntan por qué te dedicas a los perros y no a los niños, a los que digo: ¿y por qué no te dedicas tú a algo?, porque generalmente quien dice eso no tiene el menor grado de solidaridad respecto a animales, niños, viejos o mujeres maltratadas”, precisa.
“Sirius” inició su labor hace seis años aunque algunos de sus fundadores llevan más de veinte en la protección de los animales, y en su caso utilizan un recinto abierto con jaulas amplias, donde nunca hay más de cuatro o cinco perros, e incluso una colaboradora mantiene en una finca particular otros 30 gatos, aparte de los felinos ya recogidos, que no se dan en adopción porque están asilvestrados.
La asociación funciona de forma similar a las protectoras alemanas, por lo que para evitar una saturación excesiva de animales utiliza sus medios para poner en contacto a los posibles adoptantes con personas que quieren desprenderse de su mascota.
Pero antes hace “un tanteo” para ver si esa persona es idónea para cuidar un animal porque “todos expresan buena disposición y dicen que quieren a los animales, aunque hayan tenido luego un perro atado durante diez años”.
De hecho, a María Luisa Risueño le suena el teléfono continuamente y recibe constantes correos electrónicos.
También se encuentra con animales abandonados a la puerta de las consultas de los veterinarios que colaboran con la asociación y a uno le dejaron abandonado dentro de la sala un gato con el transportín.
Entre los animales abandonados hay perros de raza, como podencos, huskies, yorkshire o cocker porque “la gente se encapricha de la raza que está de moda. Ahora lo están de los bulldog francés así que dentro de unos meses habrá perros de esa raza (abandonados) por un tubo”.
También ha acogido “Sirius” a un conejo que apareció en una caja tirado en el cubo de la basura y una mujer alertó de que en un contenedor había un saco cerrado con dos gallinas dentro.
Entre los animales abandonados también hay serpientes e iguanas “de un metro” y una vez los voluntarios se vieron “desesperados” para rescatar a catorce gallinas que una persona quería mantener encerradas en un sótano.
Desgraciadamente, apunta María Luisa Risueño, las personas con extracto social más bajo son las que muestran mayor interés por los animales exóticos“ porque parece que compiten entre ellas para ver quién tiene la iguana más grande, el halcón más fiero o la araña más peluda”.
La mayor parte de las personas que llaman a “Sirius” porque quieren abandonar un animal son inmigrantes que quieren regresar a su país o gente que alega razones como el cambio de vivienda, la alergia de los niños -la mayor parte de las veces no comprobada- o un embarazo de la mujer.
Risueño no ha visto que la crisis influya en un mayor abandono de mascotas, porque a quien quiere a su animal no se le pasa por la cabeza abandonarlo aunque esté en paro o tenga recursos limitados. Es una cuestión de cultura, educación y sensibilidad, puntualiza.
Por ello “Sirius” realiza una campaña de sensibilización a los niños en colegios y para las charlas los voluntarios acuden con “Brake”, un perrito blanco de un año que fue encontrado con múltiples fracturas por atropello.
“Brake” no recibió asistencia veterinaria hasta una semana después del atropello y se pensó en eutanasiarlo, pero mostró tal dulzura que continuó en las instalaciones y con los cuidados las fracturas soldaron.
Se quedó cojo “pero corre como una liebre”, apunta Risueño, quien señala que a veces la gente tiene una idea idílica de lo que es una protectora de animales, como una mujer que quería entregar un schnauzer de 14 años y ciego porque imaginaba que el recinto “era un prado”.
“Sirius” también se ha hecho cargo del yorkshire “Adán”, que fue encontrado junto a “Eva”, una perrita mestiza, en medio de una carretera.
“Eva” se metió en una caseta y “Adán” no se separó de ella y la cuidó hasta fue encontrada muerta un lunes por la mañana, posiblemente de un infarto debido al temor que pasó tras ser abandonada, aunque su compañero perruno ha sido felizmente adoptado.
También hallaron los voluntarios de “Sirius” a dos perros de presa canarios atados en una zona rústica, rodeados de tantas heces “que no se podía entrar” y tan esqueléticos que se les salió el collar por la cabeza al recogerlos.
Afortunadamente han engordado veinte kilos y uno de ellos “no para de comer macarrones”.
La presidenta de la asociación ha acogido en su hogar a la “Duquesa de Alba”, una gata siamesa “viejita” que casi no tiene dientes “y no ve mucho” y que vagaba desorientada por la calle, además de a los canes “Sylvester Stallone” y “Brigitte Nielsen” y que, al igual que a la felina, son casi imposibles de adoptar por su edad, ya que la gente prefiere cachorros.