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''¿Me dejas ver a la princesa?''

Sala de Estimulación del Centro Sociosanitario del Pino. Los medios, arremolinados, aguardan la llegada de Letizia Ortíz, la Princesa de Asturias. Una de las pacientes, Rosa, ameniza la espera con un amplio repertorio de canciones, con una querencia muy especial por José Vélez. Entona Yo soy canario, con el corazón latinoamericano y Me llaman el canarito porque canto con el alma antes de que Letizia Ortíz haga acto de presencia. Entonces, cambia de registro. Me vas a querer tanto como yo te quiero a ti, canta.

Una declaración en toda regla y un mensaje que parecía lanzar Rosa al edificio que este jueves, tras once años de reivindicación de los ciudadanos de Gran Canaria, se inauguraba de forma oficial. Como suele ocurrir en este tipo de acontecimientos, todos los focos estaban centrados en la presencia de la Princesa de Asturias, que generó una gran expectación, a pesar del despiste de alguno de los viandantes. “¿Quién viene, Letizia? ¡Ay, mi niño! ¿Me dejas verla?'', inquiría una señora a uno de los numerosos agentes policiales que custodiaban la entrada del recinto.

El vehículo que transportaba a Letizia Ortíz se asomó a la plaza con puntualidad británica, a las 11.30 horas, entre vítores de más de un centenar de ciudadanos que esperaban tras el cordón policial, cámara en mano y sonrisa nerviosa. Dentro del edificio, tras la ristra de consejeros, trabajadores del centro abandonaban por unos instantes sus mesas de trabajo para curiosear. “Esto no se ve todos los días”, justificaban.

Tras descubrir la placa conmemorativa, Letizia Ortíz recorrió varias de las plantas del edificio. En una de ellas, un grupo de personas de avanzada edad vio alterada su calma con la irrupción de las cámaras. Algunos estaban pintando, otros hacían manualidades, todos alrededor de las mesas.

La Princesa de Asturias saludó uno a uno a los usuarios de esa sala del centro , que la agasajaban con piropos. “Siempre estás guapa, pero hoy más”, decía una señora. “En persona eres más guapa, ¿me das un beso?”, solicitaba otra. También había espacio para la incredulidad. “Hola mi niña, ¿de verdad eres tú?”, preguntaba una mujer sin soltarle las manos.

En los recovecos del recinto, varios usuarios permanecían ajenos al revuelo que estaba levantando la visita de la Princesa de Asturias, enfrascados en lecturas, paseos y conversaciones. Algunos advierten la presencia de los periodistas. “Son maravillosos”, grita una señora. En la sala de Estimulación, Rosa insiste. Llora una concha en el mar, entona ahora.

A la salida del recinto, foto de familia con todas las autoridades y un nuevo baño de multitudes con los ciudadanos. “Es una princesa del pueblo”, proclamaba con solemnidad una de las allí presentes. “Muy guapa, pero demasiado delgada”, repetían varios.

Una de las empleadas del Pino apelaba a la sensatez y la cordura en un acto que pareció más propio de revistas de papel couché. “”Esto de la inauguración y de que venga la princesa está muy bien, pero que suelten el dinero ya, que hay 16.000 expedientes y sólo vamos por el 6.000 y pico“, reclamaba. ”Se acabó lo que se daba, tanto rollo para esto“, zanjó otra de las funcionarias.

250 puestos de trabajo

El Centro Sociosanitario del Pino ofrece 395 plazas sanitarias y ha permitido la creación de 250 puestos de trabajo, según explicó el presidente del Cabildo de Gran Canaria José Miguel Pérez, para quien este jueves “fue un día importante para las administraciones públicas y los ciudadanos”.

La inversión para la recuperación del edificio ha ascendido a los 19 millones de euros, de los que 15 han sido financiados por la institución insular.

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