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El fallo del motor pudo dañar el timón y bloquear el avión

El accidente aéreo de Barajas pudo deberse probablemente a daños en el timón o en el motor derecho del avión originados por el fallo inicial del motor izquierdo, que hicieron que el aparato se bloqueara, han explicado fuentes de Aviación Civil.

Según estas fuentes, todo apunta a que el fallo del motor izquierdo provocara su rotura interior y salieran piezas despedidas, que actuaron como “misiles”.

Estas pudieron dañar el timón de dirección de la parte izquierda del avión o el motor derecho, ya que en ese tipo de aeronave los motores se encuentran pegados al timón en la cola.

Las mismas fuentes han descartado el error humano en el accidente de Barajas porque “sólo se atribuye cuando no se ha seguido el procedimiento de emergencia” y “no cabe ninguno” si la explosión del motor es tan severa como para dejar el avión ingobernable, que es lo que parece que ocurrió.

El fallo previo detectado en los sensores de temperatura del avión que obligó a retrasar el despegue, “en principio, no tuvo nada que ver con el accidente”, y el comandante del avión fue muy “escrupuloso” porque no quiso despegar inicialmente por un fallo que “no es una alarma grave y con el que se puede llegar a volar”.

El piloto levantó el vuelo, entonces probablemente falló el motor, los pasajeros debieron escuchar un ruido parecido a “unas latas que se mueven con algo en su interior”, el comandante se dio cuenta y empezó a corregir, pero en ese momento algo pudo dañar la dirección, se quedó sin control y el avión cayó del ala derecha.

Las fotos de la cola del avión presentan partes “roídas”, que podrían deberse a esas piezas que salían del motor.

Un fallo en el motor por sí solo no significa una emergencia y, con un motor inoperativo, el avión “sólo hubiera tenido un pequeño desvío a la izquierda, hubiera podido volar y no se hubiera caído del ala derecha”.

Este fallo ocurrió después de despegar porque “si el piloto se hubiera dado cuenta, hubiera desistido de la maniobra”.

De todas formas, “no es normal” que salten piezas al incendiarse el motor y además se puede abortar el fuego si se corta el combustible que le llega, pero, en el despegue, “apenas hay tiempo de respuesta”.

En enero hubo una revisión completa del avión, pero los motores se revisan constantemente, “tal y como indica el fabricante”.

Aunque el avión tenía quince años, las aeronaves suelen durar el doble y las fuentes explican que “la crisis de Spanair no tiene nada que ver con el desastre”.

Una de las asignaturas pendientes de la aviación es que el combustible no sea inflamable porque “se hubiera salvado más gente” y, aunque se trabaja en ello con aditivos, es “complicado”, porque se inflama sólo por el contacto con el suelo.

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