La ruina inminente del muro dañado en Obispo Romo obliga a varios desalojos
El muro de la calle Obispo Romo de Las Palmas de Gran Canaria, deteriorado por la fuerte lluvia de este jueves hasta el punto de obligar a cerrar al tráfico dos importantes calles, se encuentra en situación de “ruina inminente” y varias viviendas de su entorno han sido desalojadas por seguridad.
En total, veintitrés personas vecinas de cinco viviendas del lugar tuvieron que abandonar su casas en la noche de este viernes, después de que la inspección del muro por parte de los técnicos designados para ello por el Ayuntamiento confirmaran el peligroso estado del muro, donde las precipitaciones abrieron una grieta de 150 metros de largo, confirmaron este sábado fuentes de la Policía Local y la corporación.
Destacaron que, ante el temor de que una ladera sobre la que se asienta el muro se mueva a causa de una bolsa de agua, determinando su derrumbe, o la posibilidad de que la estructura se desplome por el deterioro acumulado, el desalojo de esas personas, acogidas por parientes en todos los casos salvo el de una familia que aceptó la oferta de ir a un hotel, se mantendrá aún indefinidamente.
Sólo la adopción de las medidas que recomienden los técnicos para reparar la estructura o, al menos, para asegurar entretanto la zona de forma que se garantice que no existen riesgos personales, permitirá la vuelta a casa de esas familias, confirmaron.
En cuanto a qué se hará con el muro, explicaron que todavía deberá ser inspeccionado en mayor detalle, algo que harán a partir de las 11.30 horas de este sábado concejales del Ayuntamiento en la calle Obispo Romo, según avanzaron las fuentes, y seguirán haciendo en días posteriores los técnicos.
Cuatro calles de Las Palmas de Gran Canaria siguen este sábado cerradas al tráfico, total o parcialmente, después de que el jueves quedaran inundadas por la tromba de agua que se produjo en horas de la madrugada.
Las precipitaciones de dicha jornada, de hasta 50 litros por metro cuadrado en algunas zonas de la ciudad, no provocaron daños personales pero sí importantes desperfectos materiales, como desplomes de muros e inundaciones de comercios y viviendas.