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Jesús Caldera sostiene que en España ahora ''hay muy pocos'' inmigrantes

El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, dijo este miércoles que, frente al “millón” de inmigrantes irregulares que había en España cuando el PSOE llegó al Gobierno, ahora “hay muy pocos” porque “no llegan a 300.000”, y añadió que la tendencia “está bajando”.

En un desayuno informativo organizado por Cinco Días, Caldera precisó que “no se necesita” un nuevo proceso de regularización y se ha mostrado en contra del “contrato de integración” que el PP propone en su programa electoral.

El titular de Trabajo aseguró que es una “evidencia absoluta” que el número de inmigrantes irregulares ha descendido en España y explicó que la diferencia entre tarjetas de residencia e inmigrantes empadronados “no llega a 500.000”, de los que hay que restar a los ciudadanos comunitarios, los que están en trámite de renovación y los que estudian en España.

Por todo ello, Caldera subrayó que los inmigrantes irregulares que en estos momentos se encuentran en España “no llegarán a las 300.000 personas” frente a los 1,1 millones en los que los cifra el Partido Popular.

“Normalización selectiva” frente al “contrato de integración”

Defendió el proceso de regularización llevado a cabo esta legislatura como “una normalización selectiva” del mercado de trabajo, ya que “sólo se concedió el permiso de residencia al trabajador cuyo empresario presentó la documentación”, y señaló que fue “ejemplar” y que todos los que fueron regularizados “siguen trabajando”.

Subrayó además que se presentaron 700.000 solicitudes de regularización para el millón de inmigrantes “que entraron con el señor Rajoy” -en referencia a la etapa en la que el presidente del PP estaba en el Gobierno- ya que los que se pudieron acoger tenían que acreditar que habían estado en España antes de agosto de 2003.

El ministro de Trabajo insistió en que los inmigrantes, que han ocupado “los puestos que han quedado vacantes” y suponen el 14% de la población ocupada, han permitido elevar el nivel de empleo y de recaudación fiscal, y que son responsables de medio punto del superávit de las cuentas públicas que, en 2007 y según ha dicho, ha estado por encima del 2% del PIB.

El ministro criticó el “contrato de integración” que propone el PP y se ha preguntado “qué son” las costumbres españolas que el inmigrante se comprometerá a respetar y “quién las define”.

“Suena a obligación adicional sólo para un porcentaje de personas”, manifestó Caldera quien recalcó que “intentar dar valor jurídico a un contrato en el que se aceptan usos y costumbres que no tienen valor legal y, por tanto, no son obligatorios” es un “error”.

A su juicio, se trata de un elemento que puede generar “severas distorsiones” en la convivencia entre españoles e inmigrantes, por lo que señaló: “No sé si es lo que quiere la derecha, puede ser, pero es de una irresponsabilidad absoluta”.

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