Nuevo portazo del Consulado marroquí a la defensa de los derechos del Sáhara
El Consulado de Marruecos en Canarias ha vuelto a dar un portazo a los representantes de la Asociación Canaria de Solidaridad con el Pueblo Saharaui cuando se han dirigido por décimo cuarta vez a entregar una carta por la defensa de sus derechos.
En esta ocasión, la puerta de la sede en la capital grancanaria se encontraba abierta, pero una vez entraron la misiva, ésta ha vuelto como un boomerang. Este gesto demuestra para la vocal de la asociación, María del Carmen Cabrera, “la poca preocupación y carácter negociante” del gobierno marroquí.
En esta carta dirigida al cónsul, se pide que se cumpla la legalidad internacional y que el gobierno marroquí “acceda a la celebración del referéndum de autodeterminación que se retrasa desde 1992 y que dejen de retractarse de los acuerdos a los que llegan”. Además, solicita que se abran las delegaciones a las delegaciones de observadores, pues hay más de 500 desaparecidos, así como la liberación de los presos políticos.
En ella denuncia “las violaciones de los Derechos Humanos” sobre el pueblo saharaui: “Asesinatos premeditados, quemar y enterrar a personas con vida en fosas individuales o colectivas, las emigraciones forzoasas, el pillaje sistemático de sus recursos naturales, quebrantar los compromisos contraídos con la Comunidad Internacional e incumplir los acuerdos suscritos con la parte saharaui bajo los auspicios de las Naciones Unidas”.
En este sentido, la pasada semana el Frente Polisario apostó por “la continuidad en la línea política mantenida hasta el momento”, al elegir de nuevo a Mohamed Abdelaziz como máximo responsable. Sin embargo, a pesar de la continuidad política, la estrategia cambia y anunció que el Polisario puede “volver a las armas si fracasan las negociaciones”.
Abdelaziz fue el único candidato al cargo de secretario general del Frente Polisario. Obtuvo 1403 votos, es decir un 85% del apoyo total de los delegados que participaron en los trabajos del Congreso. El líder encabeza el movimiento desde 1976, lo que le convierte uno de los más veteranos jefes africanos. La continuidad que, asegura Abdelaziz, es una “apuesta por la paciencia, pero no descarta la vía armada en el futuro”.
