Reabre el emblemático hotel Faro, en el corazón de Maspalomas
El Hotel Faro, de Lopesan Collection Hotel, regresó a la actividad el pasado 1 de octubre, con lo que ya todos los establecimientos del Grupo Lopesan están operativos en la isla. La reforma integral del edificio favoreció que el Hotel Faro cambiara de concepto y posibilitó aumentar de categoría y abrir en marzo de 2020 con 5 estrellas. La pandemia de la COVID-19 lo precipitó todo y obligó el cierre del inmueble de forma inesperada, permaneciendo fuera de servicio durante los últimos 18 meses, como afirma la cadena hotelera en un comunicado. Ahora, el nuevo Hotel Faro reabre “y está preparado para atraer a un tipo de turistas de perfil moderno, con inquietudes e interesado en disfrutar experiencias exclusivas durante sus vacaciones”, asegura el grupo.
Esta remodelación del Hotel Faro, a Lopesan Collection Hotel, es la respuesta de la cadena ante la necesidad de crear nuevos productos que ayuden a consolidar a Gran Canaria, en el concierto internacional, como un destino competitivo de máxima calidad.
Theodor Anton Staehli proviene de la ciudad suiza de Basilea y se ha convertido en el primer huésped de esta nueva etapa del Hotel Faro. Se trata de un cliente habitual, que elige siempre este hotel por su ubicación, en primera línea de playa, y sus vistas del Faro de Maspalomas. El año pasado, había reservado para conocer los entresijos de la renovación llevada a cabo, sin embargo, al permanecer aún cerrado, fue realojado en el Lopesan Villa del Conde Resort & Thalasso, explica la compañía.
“La espera ha merecido la pena, estoy ansioso por poder descubrir y disfrutar de los nuevos servicios que ofrece el hotel”, destacó Staehli al ser recibido por el director del hotel, Yolando Sánchez y la subdirectora, Romina Mateos. “De momento, el lobby me ha dejado impresionado. ¡Es precioso! No veo el momento de subir y descubrir la nueva decoración de mi habitación, sentarme en la terraza y deleitarme con el sonido del océano”, asegura el grupo que exclamó el primer cliente.
Ubicación
Lopesan ha planteado la reconceptualización del establecimiento para fortalecer la exclusiva ubicación del inmueble, a través de la apertura del complejo hacia el exterior y vincularlo con la playa, el Faro de Maspalomas, el paseo marítimo del Faro, la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas y el océano Atlántico.
El proyecto expone una nueva forma de definir los diferentes espacios del hotel, respetando la arquitectura original del edificio. La modificación del aspecto actual de la fachada busca que la estructura sea permeable con su privilegiado entorno y se mimetice con el marco que le rodea, creando una postal en la que destaca la imponente figura del Faro de Maspalomas.
En el proyecto, subraya la cadena hotelera, se han respetado los estándares de sostenibilidad asociados a todos los productos de la compañía y se han tenido en cuenta los aspectos necesarios para cuidar el escenario natural en el que se encuentra el hotel, tanto en la fase de elaboración como durante su ejecución.
La madera y el hierro entran en las habitaciones
La reestructuración del layout del hotel ha permitido aumentar el número de suites, ofreciendo la posibilidad de elegir entre 179 habitaciones dobles, de las cuales 20 son junior suites y seis han sido adaptadas para personas con movilidad reducida.
El diseño de las habitaciones constituye uno de los aspectos más elaborados del proyecto del Hotel Faro, mezclando los colores de manera audaz y combinando los diferentes elementos de las estancias con materiales naturales, como la madera, con detalles metálicos, que se fusionan con ricos estampados y los vibrantes textiles utilizados en las tapicerías de los muebles y alfombras.
Cada habitación cuenta con piezas únicas que se han creado de forma exclusiva para este hotel, como el lavamanos, integrado en la habitación, que se convierte en uno de los elementos icónicos de esta reconceptualización, al interactuar sutilmente con el resto de componentes de la cuidada decoración.
Por su parte, las zonas comunes ofrecen también una estética ecléctica, en la que se une la arquitectura propia de los años 70 con una decoración orgánica, que integra el hormigón con detalles naturales y vegetación. Esta amalgama de texturas aporta valor a la estructura y los diferentes espacios que conformaban el proyecto original.
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